Estampas Verdiblancas: Hoy, Ikpeba
Como ya hemos dicho otras veces, para que haya grandes estrellas del fútbol siempre tiene que haber algún ‘estrellado’. Hoy, en Estampas Verdiblancas, rescatamos de ese saco a Ikpeba, el hombre que quiso reconducir su carrera en Heliópolis y acabó derrubándola.
Lo más sorprendente de todo es que Víctor Ikpeba (1973 Benin, Nigeria) no siempre fue un delantero horroroso. Tuvo su época dorada. Ésta, concretamente, se produjo entre 1994 y 1999, jugando en el Mónaco que le llevó a los Mundiales de 1994 y 1998 y a los Juegos de 1996. Aunque también tenía goles como este…
Arsène Wenger fue el técnico que consiguió que Ikpeba despuntara de forma espectacular. Aunque le costara sangre, sudor y lágrimas. Sus registros: 169 partidos y 55 goles a sus espaldas. De aquel al que pasó por Heliópolis sólo estuvo por medio el Borussia Dortmund y no quedaron satisfechos los teutones.
En 2001 llegó a Sevilla en calidad de cedido. Lopera, hinchado como un globo de helio, le catalogó (como le gustaba hacer con todos, por otra parte) como ‘el Nuevo Finidi’. Vaya ojo clínico. El delantero iba a disputar 52 minutos en toda la temporada.
Recuerdo que su cromo generó cierta expectación. En pleno arranque del siglo XXI, no era tan fácil descubrir las estadísticas de un jugador que llegaba de jugar 30 partidos en el, entonces, Westfalenstadion. Ikpeba era un fichaje complicado, a raíz de lo que se publicaba en prensa, día tras día. Finalmente, llegó a los álbumes de Colecciones Este como el Último Fichaje nº 25.
Fue un fracaso. El delantero nigeriano no marcó ni un solo gol y sus métodos le condenaron a tener siempre el ojo del míster, Juande Ramos, encima. Acabó siendo criticado por exceso de peso y apartado de las convocatorias.
Ikpeba se había ganado a pulso la animadversión del público. Tenía una gran velocidad, sí, pero corría como pollo sin cabeza, su ubicación en el campo dejaba demasiado claras sus intenciones y en la definición, no existía.
No obstante, el cromo seguía siendo valorado como un elemento especial por ocupar la última página del álbum. Esa que rara vez se llegaba a completar en un barrio obrero. Hasta que comenzó a ser demasiado habitual a comienzos de 2002, con lo que también perdió caché en las plazas y recreos…
Tres partidos y un gol anulado (ante el Zaragoza) es el paupérrimo bagaje del delantero nigeriano. La idea de Ikpeba era pasar por el Betis para relanzar su carrera y vivir de las rentas tras un gran fichaje. Pese a todo, la jugada le salió bien.
Los petrodólares del Al Ittihad le llevaron un año a Arabia Saudí, donde anotó una buena cifra de goles después de un año de sequía: siete dianas. A los 32 años, dijo adiós al fútbol para aparecer, rara vez, en pachangas deportivas. Ikpeba nunca volvió a ser ese genio que compartió vítores con Babangida, Okocha, Kanu, Amunike y su colegia Oliseh, en la selección nigeriana. Filosofía del fútbol: unas veces da y las demás, quita.
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.