Estampas Verdiblancas: Hoy, Luis Fernández
Por la historia del Real Betis han pasado una larga lista de jugadores luchadores, aguerridos, peleones. Sin embargo, algunos de ellos han destacado por su importancia en el terreno de juego al tiempo que fuera, se convertían en invisibles. Uno de ellos fue Luis Fernández.

Para La Ardilla Cántabra, la campaña 1997-98 le sirvió para apoderarse del lateral izquierdo de ahí en adelante
El fútbol de Luis Fernández (Santa María de Cayón, Cantabria, 1972) siempre tuvo tres adjetivos intrínsecos: compromiso, pundonor y humildad. Tres elementos que todo bético necesita apreciar desde su butaca del Benito Villamarín para entregar su corazón. Si a eso se le une una velocidad y cambio de ritmo endiablados, su perfil era muy cotizado.
Partiendo desde su lateral izquierdo, el menudo y ligero Luis Fernández siempre salía al campo a ganarse el pan. Podía tener más, o menos suerte. De hecho, las rachas de lo segundo fueron más largas que de lo primero en su segunda etapa futbolística.
Pero ‘La Ardilla Cántabra’ lograba el cariño de los béticos en multitud de ocasiones. A Sevilla llegó en 1996 procedente del Racing de Santander. Una de las mejores inversiones, habida cuenta de que se quedó toda una década en Heliópolis.

A pesar de su apariencia asustadiza, Luis Fernández no tenía reparos en apurar la banda cuando era necesario
Su cromo era también carismático. Luis Fernández formó parte de las mismas páginas de estampas béticas que Alfonso, Finidi, Jarni, Cuéllar, Prats, Joaquín, Oliveira, Edú… Un sinfín de iconos del Betis de los buenos tiempos.
Aunque también estuvo en los malos. ‘El Expreso de Cayón’, otro de sus sobrenombres, puso su granito de arena en la campaña 2000-01 para devolver al Betis a Primera División.
De entonces, recuerdo especialmente un encuentro contra el Córdoba en el Arcángel. Luis Fernández marcó en propia puerta y el Betis acabó perdiendo (1-0). Su cara era todo un poema, segundos después del autogol. Luis Fernández vivía el Betis.
En los tiempos de bonanza, disputó tres eliminatorias de la Copa de la UEFA (en las temporadas 1996-1997, 1997-1998 y 2002-2003) y cuando ya parecía que dejaría Heliópolis sin marcar ni un solo gol, llegaron dos tantos que dejaron huella.

Las posibilidades que ofrecía Luis Fernández por la banda le hacían más valioso como carrilero que como lateral
El primero, ante el Athletic de Bilbao. La pena máxima que dio al Betis su pase a la final de la Copa del Rey en 2005. Un trofeo que, dicho sea de paso, no se hubiera llevado a Sevilla de no ser por ese tanto. El segundo, ante el Osasuna, en un balón rechazado que enganchó desde lejos y con la pierna mala (quién lo diría, siendo un zurdo cerrado) para colocarlo en la escuadra.
En 2006, se volvió a Cantabria, para disputar tres años más (hasta los 37 añazos) con la elástica del Racing. A su retirada, cambió las botas por las pizzas, al montar el restaurante La Ardilla, en su ciudad natal. Negocio que compagina con su labor de ojeador en el Racing de Santander.
Lo mejor de todo es que su pundonor y esfuerzo han germinado en el fútbol. Entre los equipos más modestos de la Segunda División actual, el Guadalajara, se encuentra Víctor Fernández Maza, sobrino de la ardilla cántabra y también lateral izquierdo, y el futuro del fútbol también aguarda para ver a su hijo Gabriel, viviendo del balompié .
Conociendo el pasado de Luis Fernández será mejor no perder de vista ni a Víctor ni a Gabriel. Por si acaso…

Rara vez se ve hoy a un futbolista pasar diez largos y felices años en un mismo equipo como pasó con Luis Fernández y el Betis
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Noticia por Miguel Rolle
Periodista Manque la crisis. En busca de la piedra filosofal que me muestre cómo vivir de mi sueño. Hasta entonces, trabajo y esfuerzo son mis lemas, que ya habrá tiempo para dormir cuando el tiempo se acabe.