La «Castrodependencia», solución y problema del Betis de Velázquez
Hay dos preguntas que acechan al Real Betis Balompié en estas primeras fechas en Liga Adelante. Al Betis y al bético, que con una preocupación levemente aliviada por las dos últimas victorias, asiste a los próximos compromisos ante dos de los cocos de la categoría con la incertidumbre de no saber que esperar de su equipo. Son dos preguntas las que atormentan a cierto sector de la afición, el menos resultadista -aunque probablemente todos lo seamos un poco-.
La primera es ¿A qué juega el Betis?, una pregunta que muchos se han hecho y se hacen cada día, puesto que aunque ayer en rueda de prensa Velázquez aseguró saberlo, es de los pocos que ha conseguido vislumbrarlo y además lo ha debido hacer de forma reciente, pues hace bien poco aseguraba que el equipo no tenía un patrón de juego definido. La segunda pregunta, de respuesta obvia para muchos y muy pronunciada entre aficionados y prensa especializada es ¿Depende el Real Betis de Rubén Castro para conseguir resultados positivos?
Pues bien, lo cierto es que tras seis jornadas de liga y un partido de copa -podemos sumar incluso la pretemporada aunque de forma más superficial al ser período de pruebas-, ha habido tiempo suficiente para observar, razonar y evaluar el trabajo de Julio Velázquez al frente del equipo y sacar conclusiones con respecto a ambas preguntas. Conclusiones que por más que queramos, acaban relacionando las respuestas a ambas preguntas porque el Real Betis juega, simple y llanamente, a buscar a Rubén Castro.
En Sabadell, el Betis llevo más la iniciativa e incluso se dejó ver algo en la posesión durante la primera mitad. No fue la cara mostrada ante Numancia o Llagostera en la que se ganó sin mostrar un fútbol demasiado atractivo y evidenciando la diferencia entre plantillas únicamente basada en la pegada. El descalabro en Ponferrada y la poca presencia ofensiva ante el Albacete, acabó con Rubén Castro por el centro, abandonando el costado del ataque, refrendado por la victoria en Girona.
Aquel partido pareció mostrar un Betis que, aun con un juego que gustaba a pocos, tenía bastante clara la presión adelantada (muy trabajada desde la llegada del técnico), el robo y las transiciones rápidas que terminaron con distintas ocasiones protagonizadas por el delantero canario. Sin embargo ayer ante el CD Mirandés, en un partido como local ante un rival bastante débil que podría haber sido el momento de consolidar esta idea, nada de esto se dejó ver por el Benito Villamarín. El Real Betis olvidó esa presión en zona de vanguardia y las transiciones de rápidas pasaron a ser precipitadas hasta el punto de que el juego del equipo se podría resumir en buscar un balón largo, a veces incluso un despeje, que encontrase a Rubén o a un compañero que después buscase al goleador bético. Y a eso juega el Betis, guste más o guste menos.
El Betis juega a buscar a Rubén Castro, porque es el goleador de este equipo y el futbolista con más facilidad para encontrar el camino al premio máximo sobre el césped de este deporte. La frase o preocupación de moda entre el beticismo al ver esto es preguntarse que ocurrirá cuando falte Rubén Castro. Pues pasará que el Real Betis sufrirá el triple para ganar los partidos, que ya es decir, si es que los gana. Pero ojo, no es nada nuevo como algunos pretenden vender.
Y es que el club de las trece barras lleva ya años haciendo poco fútbol por momentos, viviendo del estado de forma de Rubén Castro y dependiendo del artillero canario. Es más, el año que no estuvo disponible el equipo cayó en un pozo del que ahora se pretende salir y ese, le duela a quien le duela, es el actual Betis.
Tampoco con la planificación en verano se pensaba cambiar esto que lleva años pasando, porque encontrar un jugador de la calidad de Rubén dispuesto a jugar en segunda no es fácil y mucho menos con los límites impuestos a la secretaría técnica y la ya de por sí profunda remodelación que necesitaba esta plantilla, que en opinión de un servidor se ha quedado hasta corta. Con todo y con esto, esa «Castrodependencia» es lógica, como dependen todos los equipos de sus mejores jugadores. Es algo previsto, por eso el club hizo el esfuerzo en la renovación del mejor delantero de la categoría y para eso el canario es de los futbolistas mejor pagados de segunda división.
En definitiva, una dependencia de Rubén Castro prevista, justificada, que viene siendo la solución a este inicio de liga del equipo verdiblanco pero que a su vez es el problema de este Betis de Velázquez. Y es un problema porque los caminos para llegar al canario son tan simples como pegar un pelotazo y no siempre va a funcionar. Es cierto que este equipo tiene serias carencias, especialmente en la retaguardia y en un centro del campo que no parece funcionar ni responder al peso necesario para manejar los tiempos de un partido. No obstante, cuenta con ciertos recursos de calidad arriba, especialmente Kadir, que técnicamente está muy dotado para la categoría y debería ir a más conforme gane en físico, Cejudo que es un extremo con calidad para jugar en la máxima categoría, Pacheco mostró ayer y un poco en Girona el talento que posee, llegará Vadillo aunque ahora no sea alternativa, y tanto Rennella como Jorge Molina son futbolistas que han mostrado saber y poder hacerlo bien en Liga Adelante. Julio Velázquez debería ir trabajando otras alternativas ahora que el equipo va adquiriendo la confianza de saberse mejores, porque su discreto juego puede no valer ante los rivales más preparados y Rubén Castro no es un As bajo la manga, sino la única mano sobre la mesa. ¿Será suficiente?

Noticia por Jorge M. González
Apasionado del fútbol internacional y Social Media Manager. Me gusta seguir ligas extranjeras y a las jóvenes promesas de todo el mundo. Sígueme en twitter para compartir afición: @jorgegonex