Ser del Betis
Llevo unos cinco años escribiendo sobre el Betis en diferentes webs. Estos años son de los peores que recuerdo de mis 48 años de vida bética, pero aun así, siempre me he sentido orgulloso de ser bético, antes y después, ayer, hoy y mañana. No estoy más orgulloso por ganar un derbi, porque mi orgullo es de unos colores, de una forma de vida, de una manera de sentir el fútbol que se resume en el nombre de esta bendita web, manquepierda. Esa expresión, que muchos equivocadamente transforman en conformismo, lo que quiere decir es que nuestra grandeza se manifiesta, independientemente que ganemos o no, y eso no lo pueden decir todos. Nadie nos puede decir como celebrar victorias o títulos, porque ya lo hemos hecho en el pasado y lo haremos en el futuro.
Sobre el derbi de ayer, unas horas después y con más frialdad, daré mi opinión lo más objetiva posible, si es que puedo. No ha sido, ni mucho menos, el mejor partido del Betis esta temporada. El equipo estuvo horroroso defendiendo el balón parado, la única manera que tuvo el rival de crear peligro, un equipo que recuerdo que tiene 250 millones de euros de presupuesto, contra los 85 nuestros. Ni siquiera fue el mejor partido a nivel combinativo, pero lo que es verdad es que el Betis de Setién ha sabido dejar su sello, todo el mundo sabe a que jugamos, para lo bueno y para lo malo, y gracias a esa manera de jugar, podemos marcar un maravilloso gol como fue el tercero, que si en vez de pasarlo Boudebouz y marcarlo Durmisi, lo pasa Messi y lo marca Jordi Alba, lo tenemos hasta en la sopa.
A nivel individual, lo bueno fue evidente, imperial Feddal, marcando diferencias Fabián y desequilibrante Tello. Detalles de crack mezcladas con torpezas de aficionado de Buodebouz y una garra enorme de Francis para no perder la cara en un sitio que no era el suyo. En lo negativo, una defensa posicional nefasta y un portero que, salvo algunos partidos puntuales, no aporta seguridad al equipo.
Para el final unas líneas para Setién. Creí en su manera de jugar desde el principio, y con los vergonzosos partidos contra Eibar, Las Palmas o Cádiz, no le perdí la fe al sistema, pero sí al entrenador, porque pensé que los jugadores le habían perdido la confianza. No sé muy bien que pasó, para los béticos sería bueno saberlo, pero lo cierto es que el equipo cambió tras el partido contra el Málaga y ahora vuelven a ser un equipo competitivo y temible con el balón en los píes. Confiemos en el míster, se lo ha ganado.
Tenemos que tener paciencia y confianza, y esperar que en el mercado de invierno puedan llegar refuerzos que eleven el nivel del equipo. Mientras los jugadores lo dejen todo en el campo, todo irá bien, cuando arrastren la camiseta, llegarán los problemas. Ayer se ganó un partido, pero quizás además se consiguió poner la primera piedra para conseguir un proyecto de equipo competitivo, no lo echemos a perder. Todos a una podemos ganar en el Bernabéu o el Pizjuán, con el equipo dividido, podemos perder goleados en Ipurúa o en nuestro campo contra el Cádiz.