Venta Eritaña-Secretaría Sociedad Sevilla Balompié 1911-1914.
Miércoles 05-Octubre-1910, «En la célebre Venta Eritaña dióse cita todo el elemento de la Administración Militar que presta sus servicios en Sevilla, con objeto de agasajar á los oficiales del Cuerpo que van al frente de la compañía de transportes afecta á la Brigada Ampudia, destinada á las operaciones que efectúa nuestro Ejército en el Rif.
Hecho el cumplido honor á la cocina del popular Manolito, y saboreado el champagne, alzó su copa el Oficial primero que manda dicha Compañía, don Antonio Alonso Sarasa, para brindar por cuantos estaban presentes, dando las gracias en nombre de los Oficiales á sus órdenes, señores Iriarte y Pauluz y el veterinario señor Huguet, y en el suyo propio, por las atenciones de que eran objetos.
El señor Strauch, intendente del Ejército de esta Región, con fácil palabra y concisamente, hizo resaltar la importante misión que en la campaña lleva la Administración Militar, demostrando que la oportuna llegada á un campamento de un convoy puede decidir el resultado de una operación, puesto que alienta á los combatientes la seguridad de contar con municiones para proseguir la lucha. Recomendó a los Oficiales agasajados que pusieran toda su fe y sus entusiasmos en el cumplimiento de los servicios, para honra del Cuerpo y del Ejército.
En tonos elevados, expresó el subintendente de la Segunda Comandancia, señor Martín González, su confianza con los señores Alonso, Iriarte y Pauluz, asegurando que los deberes de sus cargos serían fielmente cumplidos; y si por los azares de la guerra, la desgracia venía á poner obstáculo á sus propósitos, también sabría positivamente que los citados señores estaban dispuestos al sacrificio de sus vidas en holocausto al deber contraído.
El Comisario de Guerra, señor Marcos, improvisó una composición poética alusiva, que fue muy celebrada.
Otro Comisario, don Juan Wesolowsky Revuelta, dedicó en su brindis un sentido recuerdo al Ejército de operaciones, ensalzando la labor de los que con brava tenacidad pasean la Bandera triunfante de un extremo a otro del Rif, y glorificando la memoria de los héroes que sucumbieron por la Patria en el transcurso de la campaña.
Varios Jefes y Oficiales hicieron también uso de la palabra, animando á los compañeros próximos á partir, que vivamente emocionados, no sabían cómo agradecer tantas pruebas de afecto».
*19091012, martes.-«La Correspondencia Militar».-Cuatro ediciones diarias.-Madrid*
La «Venta Eritaña» estaba situada en lo que hoy en día es el nº 1 de la calle Colombia con el chaflán de una tienda que hace esquina con el nº 83 de la Avenida de la Borbolla-casa particular-propiedad de una aficionada sevillista; y finalmente en frente al kiosco de prensa «Eritaña», y detrás de éste hacia el «Hotel Eritaña Palace» de los Marqueses de Angulo; después Casa Cuartel y actualmente la IV Comandancia de la Guardia Civil en Andalucía.
No confundir con la que estaba en tiempos de la Exposición Iberoamericana de Sevilla-1929, ésta abarcada el área comprendida entre el Prado de San Sebastián hasta la «Venta Eritaña» , ajardinada, adquirida por don Simeón Escabia, en donde se estableció la Sociedad Club Hispania, con un salón amplísimo con vistas a un Casino.
Mi padre, Enrique Añino Ilzarbe de Andueza fue Secretario en 1910 siendo presidente de Sociedad Sevilla Balompié, don José Gutiérrez Fernández, y Secretaría en calle Federico de Castro nº 23; por lo tanto una fuente muy fidedigna, que bien pudiera datarse entre 1911 hasta la absorción del Real Betis Foot-ball Club en el último trimestre de 1914.
La Secretaría del Sevilla Balompié estaba pues muy próxima al terreno de juego en dónde se disputó el desafío de la Copa del Marqués de Miguelturra, domingo 08 de Octubre de 1.911, cuyo resultado final fue Sociedad Sevilla Balompié-2 goles (1-0, Cástor Montoto Vidal; 2-0, Francisco Perea Burgos) vs. Español Foot-ball Club de Cádiz-1 tanto de Herbert Richard Jones Vengouzel (2-1).
«La Venta Eritaña» (Histórico):
«Solo secos rastrojos cubren las llanuras que cercan á Sevilla; el verde tapiz que tendió sobre ellas la primavera, agóstolo el verano con su hálito de fuego. Un sol ardiente luce en el cenit, y sus hirientes rayos caen como derretido oro sobre los campos.
Por el camino que conduce á Dos Hermanas avanza hacia Sevilla un anciano, sofocado por el calor y secas las fauces por la abrasadora sed.
En vano acelera el paso para llegar á un ventorrillo en que poder saciarla; el único que existe hállase a gran distancia. Divísalo a lo lejos, ya cerca de la ciudad, y es el conocido por la Venta de Eritaña.
» ¡¡ Y en verdad que la tal venta es famosa en todos aquellos contornos ¡¡ El séptimo Fernando, con ser rey, y rey absoluto, no ha podido evitar que sea el puesto avanzado, con respecto á la ciudad, de caballistas, salteadores, contrabandistas y demás gente poco aficionada á cumplir con la ley. Cierto que S. M. (q. D. g.) no se preocupaba mucho de esto, que sobrado tiene con pensar en los picaros constitucionales que quisiera ver por lo menos, en los profundos y candentes infiernos».
Así iba pensando el sediento viajero, cuando llegó al mencionado ventorro, que no era otra cosa que una miserable casuca, á cuya espalda se extendía un huertecillo cercado por higueras chumbas, y dentro del cual crecían porción de naranjos, granados y limoneros.
Penetró en ella, y, como presentía, halló la tabernilla ocupada por sus asiduos parroquianos, que no eran otros que esos pacíficos ciudadanos que usan un trabuco naranjero á guisa de bastón.
Dirigióse al tabernero, que despachaba cañas tras el mostrador, y pidióle un vaso de agua. No hizo caso éste, y siguió atendiendo á los de la patillas de bocajacha. Insistió de nuevo el viejo, y un «¡¡ Váyase en horamala ¡¡» fue la única respuesta.
Pidió por el amor de Dios, y no había concluido de hacerlo, cuando dos fuertes empujones pusiéronlo á la parte de afuera.
Quedó otra vez en el campo el sediento caminante, lanzó amenazadora mirada al ventero, que le sonreía estúpidamente, y con toda la rapidez que le permitían sus débiles fuerzas, se dirigió á la ciudad.
Conforme iba andando, forjaba en su mente un plan de venganza, que sirviese de escarmiento á los malos y de ejemplo digno de imitar á los buenos.
¡¡ El, que en medio del camino había dado hasta su último ochavo á un pobre, para que satisfaciera su hambre ¡¡ ¡¡ El que poseía fincas en Triana, cualquiera de ellas de más valor que aquella miserable ventilla, verse arrojado como un perro cuando iba muerto de sed, ¡¡ por parecer pobre ¡¡……por el mismo que atendía solícito á unos ladrones ¡¡……¡¡ Ya vería el mozo con quién había dado ¡¡……Y apenas aplacó la sed en una Taberna de la Puerta del Arenal, atravesó el puente de barcas é internóse por las calles de la alfarera Triana.
No tardó mucho en repasar otra vez el puente y penetrar en la ciudad, llevando bajo el brazo varios rollos de papeles. Entró y salió con ellos en oficinas curialescas, fue y vino en compañía de corredores de fincas, y aún no se había puesto el sol, cuando era dueño de la Venta Eritaña, si bien á cambio de una de sus mejores propiedades, que los antojos siempre cuestan.
En unión de dos alguaciles y tres soldados, emprendió camino de Tablada; llegó al ventorro, y apenas asomaron por sus puertas los representantes de la ley, era de ver cómo saltaban contrabandistas y secuestradores por los bardales del huertecillo y huían por la llanura como conejos á la vista de galgos.
–¡¡ Ése es encubridor de ladrones ¡¡–gritó a los guardias, señalando al tabernero, que, con espantados ojos contemplaba al vejete, á quien pocas horas antes negara un vaso de agua. Ataron los soldados al ventero las manos á la espalda y lo llevaron á Sevilla.
Entretanto el nuevo dueño de la Venta Eritaña colocaba con sus propias manos á la puerta de la casa una tinaja, sobre cuya tapa descansaba un jarro, y por encima de ella escribía en la pared: «De aquí pueden beber todos los pobres caminante».
Los tiempos todo lo cambian; hoy no existe la antedicha tinaja, y apenas queda una habitación del antiguo edificio: en cambio, el abandonado huerto vése convertido en un precioso jardín, sembrado, no sólo de nardos y rosales, granados, naranjos y limoneros, que con sus flores aroman el ambiente, sino de artísticos kioscos y merenderos, dentro de los cuales ocultan los sevillanos sus alegrías y noches de bulliciosas fiestas, en la que se derraman á porfía el vino, la gracia y el dinero.
Lector, si alguna vez te hallases esparciendo el ánimo en esta clásica venta de la ciudad del Betis, é implorase tu caridad algún desheredado de la fortuna, alárgale un vaso lleno del líquido que bebieres, siquiera sea en recuerdo de aquel caritativo anciano que dió una de sus mejores fincas por aquélla, tan sólo por practicar una de las obras de misericordia: «Dar de beber al sediento».
Juan Alcaide y Zafra.-«Flores y Abejas Nº Extraordinario 277».-Guadalajara, 1899-12-17, domingo.-10 céntimos.
Fotos: Blog «El Porvenir de Sevilla»; Oldpostal-tarjeta postal coloreada.
Fuentes: diarios digitalizados.
A los efectos efectos oportunos e informativos quiero dejar constancia que en la Venta Eritaña también fue Casino Militar de Eritaña.
Creo que nunca se puede dudar de que yo pueda transmitir y alegar que fue también Secretaría de la Sociedad SEVILLA BALOMPIÉ siendo la fuente muy fidedigna mi padre Enrique Añino ilzarbe de Andueza-Secretario y durante muchísimos años domiciliado en la calle Exposición número 7 «Villa Lola» en el barrio de El Porvenir.
¡¡¡qué casualidad señor Vidal¡¡¡