Adolfito, de José Antonio Blázquez
Adolfo Sancho Carrillo de Albornoz fue un destacado futbolista verdiblanco durante los años 20 y 30, pero que continuo ligado posteriormente al club como utillero, masajista, cuidador de campo y auxiliar de los entrenadores del Betis hasta su retirada en los años 70.
En marzo de 1974 el club y la afición le rindieron un más que merecido homenaje por todos esos años de dedicación a la causa verdiblanca. Un homenaje que ya vimos aquí del que comenzó a hablarse seis meses antes, pero que se retrasó hasta la primavera del año siguiente.
En ese mes de octubre de 1973, que era cuando en principio se iba a haber celebrado el homenaje, el periodista sevillano José Antonio Blázquez glosaba en ABC la trayectoria de Adolfito, uno de los grandes de la historia bética.
Ya fijo. El día 20 se hará el programa homenaje a Adolfito. Se pretende, y se logrará, que el cartel tenga suficiente contenido para que el público rinda su tributo de consideración y afecto al viejo servidor del club, al que ya cansan de igual modo los años y la fidelidad.
A Adolfo le mantiene el pie del cañón el tremendo sentido de la disciplina. Cincuenta años de vinculación, de militante verdiblanco. Vacas gordas y vacas flacas; tiempos de esplendor y etapas de cinturón apretadísimo. Pudo ser futbolista caro, pero en su tiempo se fichaba por un café y una gabardina. Luego conoció lo bueno, lo malo y lo regular, cuando desde el Patronato el Betis se fue al final del Paseo de la Palmera y vino todo aquello del peregrinaje por los campos de Tercera, y hubo veces que hasta el masajista tuvo que estar tres meses sin cobrar el sueldo. Adolfo lo ha conocido todo en el Betis y aprendió, cuando colgó las botas, a servir con eficacia. Y a entenderlos a todos.
Porque su historial más lucido, sus servicios mejores, se hallan entroncados en el siempre difícil papel de servidor. Dejó de jugar al fútbol y se hizo consejero. Y a través del pestañeo nervioso de sus ojillos, siempre alerta, corrigió desde el castellano incipiente de O´Connell hasta el genio tronante de Barrios; desde el hacer desganado de Olivares a las maneras singulares de Daucick; desde la camaradería bonachona y sapiente de Balmanyá hasta el requerimiento de riñones de aquel Gómez que le soltaba dos galletas a cualquier impertinente. Conoció a todos y a todos supo entender para estar en su puesto modesto de servicio.
Adolfito es pura historia verdiblanca. Bru nos habló ayer del homenaje. Y De la Concha amplió detalles. Camacho, árbitro internacional, se acercó a la copa de vino en Chapina para decirle a Adolfito que hubiera querido estar en el homenaje «de lo que fuera», juez de línea, masajista, taquillero, «para estar contigo Adolfo, que bien te lo mereces»…
Y Adolfo, claro, sueña con las perras. Y todos los periodistas nos hemos fijado un objetivo. El de llevar público, mucho público, al campo porque a la vejez de Adolfito hay que darle el consuelo de una cuenta corriente bien lucida.
El programa se basa en un enfrentamiento del actual Betis con una selección de jugadores que defendieron la elástica verdiblanca. Vendrásn Quino, Antón, Luis, Vilanova, Ansola, González, Isauro, Díaz, Del Sol, Machicha, Campos, Frigols, Pachón, Roselló; en fin, muchos jugadores que se sienten requeridos y reclamados por un deber de gratitud para el viejo Adolfo. Se ha programado, esto a un nivel muy inferior, un partido de prensa y radio. Uno se atrevió a sugerir que también hubiera jornada de alevines. Para que el público comience a conocer a los que vienen, para que el público sepa que Diego el de la Margara, que es un gitanillo de Jerez que trae locos a los flamencólogos, ha fichado por los juveniles del Betis. Si yo estuviera en Zagreb en esa fecha, como espero, habría un Blázquez siendo parte activa en el homenaje al buen amigo.
Luego dijo que la Federación prepararía algo importante para Adolfo. Ciertamente, lo merece.