El arrendamiento del Estadio de la Exposición 1936 (y II)
Desde abril de 1936 tenemos constancia de la intención del Betis de ubicarse para la siguiente temporada en el Estadio de la Exposición. Para ello mantuvo contactos con la Comisión Liquidadora de la Exposición Iberoamericana, un organismo dependiente del Ayuntamiento de Sevilla encargado de la gestión y liquidación de los bienes heredados del certamen.
Como muestra esta citación fechada el 23 de junio y en la que se cita al vicepresidente bético Manuel Alonso Cueli para tratar con el alcalde, que era el presidente de la citada Comisión Liquidadora, el arrendamiento del estadio.
En sesión celebrada el 10 de julio de 1936 la Comisión Liquidadora aprobó la cesión al Betis del Estadio de la Exposición.
Cuando se producen estas negociaciones el Betis no tenía presidente como tal, pues el elegido en la Asamblea de Socios del 13 de agosto de 1935 había dimitido, asumiendo sus funciones el primer vicepresidente Manuel Alonso Cueli, que se hallaba perfectamente habilitado legalmente para realizar estas gestiones. En las negociaciones también intervino Antonio Moreno Sevillano, el anterior presidente verdiblanco, quien en la campaña anterior había culminado su brillante gestión con la consecución del Campeonato de Liga.
Frente a las pretensiones iniciales de la Comisión Liquidadora de ofrecer un contrato por un periodo reducido, un año, el Betis consiguió un contrato por un periodo más extenso, dada la fuerte inversión que el club tenía que realizar para acondicionar el terreno de juego y las obras de saneamiento y reconstrucción de las instalaciones.
El Ayuntamiento de Sevilla con el que el Betis negoció era el derivado de las elecciones realizadas el 16 de febrero de 1936, y en las que en Sevilla se impuso el Frente Popular. Su composición estaba formada por una mayoría de 30 concejales (5 de Izquierda Republicana, 15 de Unión Republicana, 5 del Partido Comunista y 5 del Partido Socialista). En la oposición 20 concejales de Acción Popular y de la Comunión Tradicionalista.
El 16 de julio a las 13 horas tiene lugar en el Ayuntamiento de Sevilla la firma del contrato de arrendamiento por un periodo de 10 años. Al acto de firma acuden el alcalde Horacio Hermoso, el primer teniente de alcalde Fernando García y García de Leániz, el concejal José Antonio Magadán de Juan, el secretario del ayuntamiento Alberto Gallego Burín, el secretario de la Comisión Liquidadora Diego González Alorda, el vicepresidente bético, en funciones de presidente, Manuel Alonso Cueli, los directivos béticos Pedro Barroso de Pando y Carlos Fernández de Pando, un representante de la Federación Atlética de Atletismo llamado Ibáñez, Antonio Moreno Sevillano, como miembro de la FRS, y Diego López y Federico Cazorla, como miembros de la Tertulia Bética. También en la prensa se informa de la presencia de uno de los hermanos Wesolouski, ligados al club desde la fundación del Sevilla Balompié.
Y éste es el contrato de arrendamiento que se firma:
Como podemos comprobar en la primera cláusula se detalla el objeto del arrendamiento: el Estadio de la Exposición con los jardines que lo circundan, así como todas las instalaciones y mobiliario que se detallan en un anexo adjunto que recoge un inventario detallado, pero que desgraciadamente no conocemos.
La segunda cláusula estipula el plazo de arrendamiento en 10 años a contar desde el 1 de agosto de 1936. Teniendo en cuenta que la temporada debía de iniciarse a comienzos de septiembre, con la disputa del Campeonato de Andalucía, no era mucho el tiempo para acondicionar las instalaciones tras años de abandono.
La tercera cláusula obliga al Betis a realizar en el Estadio (edificio y terreno de juego) obras de saneamiento y reconstrucción por valor de 72.000 pesetas a lo largo de los 10 años del contrato, teniendo que invertir una tercera parte (24.000 pesetas) antes del inicio de la temporada futbolística, es decir, en el próximo agosto, otra tercera parte (24.000 pesetas) antes del primer año y la otra tercera parte (24.000 pesetas) a lo largo de los 9 años restantes.
Para cualquier obra o modificación en el Estadio era preceptiva la autorización de la Comisión Liquidadora, con un informe previo del arquitecto Jefe de Conservación de la misma, quien además era el encargado de valorar las obligaciones económicas estipuladas en la cláusula tercera.
El arrendamiento del Estadio se fijaba en 9.000 pesetas anuales.
El Betis estaba obligado a ceder al Ayuntamiento el Estadio 4 días al año para la realización de actos benéficos. siempre y cuando no coincidieran con las fechas propias de la competición futbolística oficial. Y tenía que poner a disposición del Ayuntamiento un palco de preferencia y otro para la Comisión Liquidadora en todos los espectáculos que se celebrasen en el Estadio. Se comprometía además a mantener en su puesto de trabajo al conserje de las instalaciones, así como a abonarle un sueldo de 7 pesetas diarias.
No se podía subarrendar ni transmitir los derechos del contrato sin una autorización por escrito de la Comisión Liquidadora y el Betis asumía todos los impuestos y gastos por la celebración de espectáculos en el Estadio.
A los 2 días de la firma de este contrato se inició la guerra civil en España. Sevilla cayó muy pronto en poder de los sublevados, el alcalde Horacio Hermoso y el primer teniente de alcalde Fernado García de Leániz, que aparecen en esta imagen, serían fusilados, y el Betis no tomaría posesión del Estadio de la Exposición en agosto de 1936. El Estadio durante los años de contienda bélica fue usado como acuartelamiento militar, primero de las tropas marroquíes, luego italianas y después de caballería mecanizada.
No sería hasta enero de 1939 cuando, ante la inminencia de la reanudación de las competiciones oficiales, el Betis retomó la reconstrucción del Estadio de la Exposición, que había agravado su estado de abandono y ruina durante los casi 3 años de guerra civil. Finalmente el 12 de marzo de 1939, como ya vimos aquí, el Betis estrenó su condición de titular del Estadio.