¡ Aupa, Betis¡, de Emilio Vara
En la semana que va a comenzar hará 60 años del ascenso del Betis más importante a lo largo de su historia, el de la temporada 1957-58. Con ocasión de ello recuperamos este artículo publicado en Sevilla el 31 de mayo de 1958 por el periodista Emilio Vara, el día anterior a disputarse en Heliópolis el último partido de esa temporada contra el Jerez, cuando ya el Betis era equipo se Primera División y todo estaba previsto para la celebración del ascenso.
Con este partido se ponía fin a los 15 años en los que el Betis habí estado fuera de la Primera División, con 8 campañas en Segunda División y 7 en Tercera. La época más dura para el Beticismo, pero también la época en la que se forjó el carácter de su afición.
Todo ello lo recordaba Emilio Vara en este artículo, en el que, bajo el mismo titular, rememoraba otro escrito 5 años antes, cuando el Betis aún militaba en la Tercera División.
Hace cinco años, el 12 de septiembre de 1953, un sábado víspera del comienzo de la temporada oficial de fútbol 1953-54, escribí en estas columnas de SEVILLA un comentario que titulaba “¡Aupa Betis¡”. Lo tengo en estos momentos delante de mí y lo estoy leyendo. Me estoy leyendo. Y voy a reproducir algunos párrafos de aquel comentario. Decía:
“Desde hace años el club blanquiverde viene luchando por salir de la Tercera División. Ese no es su sitio, no es el lugar que le corresponde en el fútbol español por su historial y por la importancia de la ciudad que representa, y batalla con todas sus fuerzas para recuperar su puesto en la División de Honor, que es donde tiene que estar. Las distintas directivas que han estado al frente de la sociedad, contando en todo momento con el apoyo de una afición que es una de las mejores de España, han reforzado cada año al equipo buscando el ascenso, pero el Betis no ha tenido suerte y han pasado las temporadas sin que el esfuerzo ni los sacrificios de los directivos y aficionados dieran el fruto apetecido. Sin embargo, y es aquí donde está el mérito del Betis y el gran valor de la afición que lo apoya, esos reveses no han hundido al club en un desconcierto general ni han mermado el entusiasmo de sus seguidores, sino que cada año, cada nueva temporada, el equipo ha surgido con bríos y con nervio, con savia nueva, dispuesto a conseguir el triunfo, apoyado por una hinchada maravillosa, admirable, que jamás dejó de prestarle su ayuda y su aliento y que nunca lo abandonará. Por esto, naturalmente, aunque el Betis está todavía en Tercera División, donde quiera que va, juegue donde juegue, es el Real Betis Balompié.
Este año, el club bético va a participar en la Liga con un equipo totalmente renovado, con un equipo nuevo por completo. La Directiva no regateó nada para adquirir a los jugadores que estaban a su alcance y, uno tras otro, ficharon hasta doce. Se espera que estos hombres, recién llegado al Betis, pero sintiendo ya la camiseta verdiblanca, sean capaces de conseguir la gran victoria, preparados y dirigidos por Gómez”.
Y lo consiguieron. El Betis ascendió en aquella temporada 1953-54 a Segunda División. Pero aquel ascenso, aquel triunfo, no era sino el primer paso para llegar a la verdadera meta de las legítimas aspiraciones béticas. Fue gran victoria, qué duda cabe, salir del pozo de la Tercera División. Una victoria que se consiguió a fuerza de sacrificios, de tesón, de entusiasmo y de lucha viril por parte de todos los béticos, unidos en el deseo y en el afán de levantar al Betis. Pero el ascenso a Segunda no significaba más que haber llegado a la mitad del camino. Quedaba otro tanto por recorrer para alcanzar la Primera División, que era la meta fijada. Había que seguir luchando con el mismo tesón, con el mismo entusiasmo y el mismo genio que en los años de la Tercera División, para conseguir en un plazo breve, lo más breve posible, el gran triunfo del retorno a la División de Honor. Había que seguir en la brecha, peleando con esas grandes virtudes que caracterizan al Betis y a los béticos, para merecer el premio de volver a casa y entrar en ella, victoriosos, con las puertas abiertas de par en par. Había que reconquistar el puesto perdido en Primera División, se tenía que lograr que el Real Betis Balompié volviera a su sitio en la máxima categoría del fútbol español, y la empresa se ha coronado con éxito en esta temporada ya histórica de 1957-58 que está a punto de terminar.
Hoy, cuando todo sevillano debe sentir la alegría, la satisfacción y el orgullo de ver al Betis de nuevo en Primera División, cuando todo sevillano debe al Betis el más profundo reconocimiento por haber conseguido el club verdiblanco que Sevilla se sitúe, dentro del fútbol español, a la misma altura que Madrid y Barcelona, hoy yo recuerdo aquel artículo de hace cinco años y le parece a uno mentira que se haya logrado la hazaña de salir de la Tercera División para volver a ocupar un puesto en la División de Honor. Y le parece a uno mentira porque era tan difícil la empresa, tenía que luchar el Betis con tantos obstáculos, con tantas actitudes inexplicables, con tantos inconvenientes, que la hazaña parecía imposible de realizar.
Pero se consiguió. Se consiguió a fuerza de coraje, de entusiasmo y de genio de todos los béticos; a cuya actitud supieron responder los entrenadores y los jugadores del club dando el máximo de sus posibilidades, sin regatear esfuerzo físico o técnico para vencer. Y ahí tenemos al Real Betis Balompié en Primera División, con la cabeza muy alta, victoriosa, dispuesto a volver por sus fueros y a hacer honor en el futuro, en la máxima categoría del fútbol español, al prestigio de sus colores. Ahí está el Betis, señores, en su sitio ya, en el puesto que le corresponde y ha sabido reconquistar a pulso con sus triunfos en tantas batallas libradas.
Mañana en Heliópolis, la afición rendirá al equipo el homenaje de cariño, simpatía y gratitud que merece por su retorno a Primera División. Mañana la afición tributará al equipo la ovación más grande y prolongada que se haya escuchado en Heliópolis en todos los tiempos. Ovación que irá dirigida al presidente del club, don Benito Villamarín, y a sus compañeros de Directiva, que con tanto acierto han regido los destinos de la Sociedad; a Antonio Barrios, el mejor entrenador español, el número uno sin discusión, que con tanto éxito ha realizado la labor de dirigir al equipo técnica y físicamente, y a todos los jugadores que pusieron su ciencia y su corazón en la empresa para alcanzar al final esta gran victoria que celebramos. Mañana, la afición, llena de euforia y de entusiasmo, con el orgullo y la satisfacción de ver al Betis otra vez al lado de los grandes clubs españoles, ofrecerá a los que han conseguido el triunfo la jornada de júbilo que merecen por la victoria.
Y nosotros hoy desde aquí, hacemos lo que no puede hacer la afición en Heliópolis. Nosotros cerramos el capítulo de aplausos tributándole el más fuerte a la afición. A esa extraordinaria afición bética, que tanto ha luchado, tanto ha sufrido, tanto se ha sacrificado y tantas muestras de cariño, entusiasmo y lealtad ha dado siempre en favor de su club, y gracias a la cual el Betis resurgió y vuelve hoy por sus tiempos de esplendor. A esa afición magnífica, que persistiendo en sus gritos de aliento de “¡Aupa, Betis¡”, conseguirá que el club verdiblanco vuelva a ser en un futuro no lejano uno de los equipos punteros de la División de Honor.