Barcelona-Betis Copa 1927

2 de Mayo de 1927 en Chamartín Barcelona 1 Betis 0; partido de desempate de cuartos de final de la Copa.
En los cuartos de final del Campeonato de España, que es como se llamaba entonces el torneo de Copa, el Betis tiene que enfrentarse con el vigente campeón: el Fútbol Club Barcelona. En Las Corts los azulgranas se imponen 4-1, mientras que en el Patronato el equipo bético da la sorpresa y vence 1-0. Hay que ir a un partido de desempate, porque no valía el tanteo global de goles, sino el de victorias.
El desempate se juega en Madrid, en el campo de Chamartín, y vence por 1 a 0 el Barcelona, con gol de Samitier a los 2 minutos. El partido es de los más violentos y bruscos que se ha disputado y como tal se refleja en las crónicas del momento.
Esto nos dice el Heraldo de Madrid: « A las cuatro y media en punto de la tarde ha comenzado en el campo de Chamartín el partido de desempate entre los equipos Betis y Barcelona.
Desde el primer momento se manifiesta el dominio de los catalanes. El Barcelona logra el primer tanto de una manera precisa y vistosa; un centro de Sagi es rematado en la misma red por la cabeza de Samitier.
El público, que llena completamente el campo, manifiesta clara parcialidad por el Betis.
Continúa el partido con un juego admirable de Samitier, que hace inenarrables acrobacias. Brinca de una manera incansable, da balones a Piera y de una manera súbita chuta a la portería.
¿ Juego? ¿Lucha?
El portero del Betis, Jesús, contrarresta eficazmente los continuos ataques del «mago», que más difícil precisa en sus entradas, pero no en sus tiros, que de cabeza o con el pie, van siempre al marco.
Ligeras escapadas béticas se malogran ante la poderosa serenidad de Platko o por el desacierto de Carrasco.
El juego es durísimo; tan duro que es de todo punto censurable; nosotros, partidarios del juego viril, estamos indignados; de esto a las puñaladas no hay diferencia casi; Saldaña, del Betis, ha de retirarse; luego Castillo (del Barcelona) y Carrasco, del Betis, reciben sendos patadones, a consecuencia de los mismos quedan postrados unos segundos.
Romero quiere interceptar a Carulla; éste le zancadillea y Romero da en el suelo; le coge la cabeza y le muerde en la oreja. ¡Qué bárbaro¡
El árbitro
Después de este incidente, que suspende por unos minutos el juego, éste sigue cortado a cada instante por incesantes faltas que no son simples faltas, sino hachazos vergonzosos.
El árbitro es constantemente abucheado por el público; pero el señor Menchaca sigue arbitrando templadamente, sin inmutarse. A nuestro juicio hace bien en consentir el juego violento, pues de lo contrario habría que echar a los jugadores del campo uno a uno.
No echó a Carulla y a Romero antes, porque al fin y al cabo si ellos desean sucumbir y marcharse de esta vida, peor para ellos; les apercibió serenamente, nada más.
A poco de comenzar el segundo tiempo, reaparece Saldaña.
El juego es cada vez más violento
Los improperios entre los jugadores también son cosa corriente; de un momento a otro se presienten las bofetadas; los aplausos dan una sensación de ellas.
Durante estos minutos domina el Betis, y hay momentos de peligro para la puerta de Platko; uno lo corta el arbitro al pitar un offside. Luego Carulla y Aranda sufren un encontronzao dentro del área que por lo aparatoso tiene todas las características de un penalty.
El público grita desaforadamente contra el árbitro porque no concede el penalty. A continuación viene la venganza bética, ¿cómo no?. El ejecutor de la justicia, Carrasco; la pena, un rodillazo patada a Carulla.
Al fin viene la patada de Samitier, el puntal más fuerte del equipo. Habíase quedado el «mago» rezagado después de unos cuantos leñazos regulares, pero que pudieron ser peores. A continuación de eso, el más absurdo nerviosismo y la bilis más amarga se apodera de los jugadores.
El partido se convierte en una lucha terrible; el árbitro expulsa a Saldaña, y un espectador, indignado, pretende echar del campo a otro de los jugadores del Betis.
Las patadas, los codazos y las bofetadas ( así, bofetadas) se ven claramente.
Es la lucha del hombre contra el hombre. A partir de este momento domina el Betis, y termina el partido con el descontento general del público por haber ganado el Barcelona.
Los equipos se alineron de la siguiente forma:
Barcelona F.C.: Platko, Walter, Montaner, Arnau, Castillo, Carulla, Piera, Samitier, Sastre, Alcántara , Sagibarba.
Betis: Jesús, Jiménez, Tenorio, Saldaña, Estévez, Adolfo, Romero, Germán, Carrasco, Aranda, Manolín
Como podemos leer fue más un combate que un partido de fútbol, y la polémica continuó en la prensa durante varios días. En la madrileña se avergonzaban del público que asistió al encuentro, más interesado en alentar el comportamiento salvaje de los jugadores que en el propio desarrollo del encuentro. En la prensa sevillana y barcelonesa se tapaban las barbaridades de sus jugadores y se destacaban las de los contrarios.

Betis y Barcelona fueron recibidos en sus ciudades como si volviesen victoriosos de una batalla. He aquí la crónica sobre el recibimiento al equipo bético:

Incluso se organizó un partido homenaje a los jugadores, que se disputaría a mediado del mes de Mayo:

Los partidos entre Barcelona y Betis durante estos años y también en los años 30 entraron en una dinámica de dureza y conflictividad casi permanente, así como por unas relaciones tensas entre las aficiones y directivas.