Campeonato de Andalucía 1928. La celebración bética (II)
Continuamos hoy con esta segunda entrega sobre cómo se celebró la victoria en el Campeonato de Andalucía en 1928. En esta ocasión recuperamos lo que publicó el diario sevillano La Unión, quien, lógicamente, nos da una crónica más detallada que la que vimos ayer de La Provincia, dado que era un medio local y, además, que tuvo una participación importante en la forma en que se transmitieron en directo las noticias a toda la ciudad.
Curioso el detalle que podemos leer sobre el jefe de estación de la estación de Córdoba, pues nos privó de la oportunidad de que contemos con imágenes gráficas sobre la llegada de la expedición bética. Y también podemos comprobar cómo ya existían provocadores y exaltados en ambos bandos, aunque su presencia sea, por entonces, casi anecdótica.
La expectación en Sevilla por conocer el resultado del partido de desempate que se celebraba en Córdoba entre los equipos Sevilla F.C. y Real Betis Balompié, jugada decisiva para la conquista del título de campeón de Andalucía, era enorme.
En la Agrupación de Periodistas Sevillanos se había montado un servicio telefónico, de línea directa con el Stadium de Córdoba.
Desde dicho campo llamaron a las tres y cuarto en punto, comunicando que el partido había comenzado bajo una lluvia copiosa. Se oían los aplausos y las voces de aliento del público a los equipos respectivos de su predilección.
A los dos minutos, Paco Olmedo, que en Córdoba actuaba de “speaker”, anunciaba a las tres y diecisiete minutos que el delantero centro del Real Betis, Carrasco, recogiendo un balón de la línea media, había hecho una preciosa entrada, marcando el primer goal.
En uno de los balcones de la calle General Polavieja se colocó una pizarra de LA UNIÓN con la noticia. Detenidos los primeros transeúntes, a poco veíase invadida la calle Almirante Bonifaz hasta la de Sierpes, frente al Círculo de Labradores. La esquina de la calle Albareda y la calle General Polavieja, a uno y otro lado, se invadió de público, que respondiendo a la expectación ya permaneció estacionado durante toda la tarde, hasta conocer el resultado final.
A los siete minutos, dos después de haber colado su goal Carrasco, se comunicaba que Enrique, el interior izquierda del Betis, marcaba su segundo tanto; a los nueve minutos, con asombro de los espectadores, se anunciaba que el ala izquierda del mismo equipo blanquiverde había perforado con un tercer goal la puerta defendida por Eizaguirre.
La sugestión del rápido triunfo hizo pronto sus efectos. Los primeros espectadores, al parecer sevillistas, miraban con anhelo hacia los balcones de la Agrupación sin aplaudir. Los balompedistas, conocedores de las nuevas favorables a su equipo, fueron engrosando las filas de curiosos, y al aparecer el resultado del primer tiempo, 3 a 0 con ventaja para el Balompié, prorrumpieron en aplausos y vítores.
En la calle Almirante Bonifaz había dos vendedores de escudos del Sevilla y del Betis. Este último, alentado por el éxito, pregonaba: “Escudos del Balompié a 10 céntimos. ¡Que van a subir¡ ¡ Que van a subir¡”
Hubo un pequeño incidente entre los vendedores rivales, que terminó rodando uno de los cestillos por el suelo.
A las cuatro y veintisiete minutos, Olmedo transmitía una nueva modificando las cifras en el marcador, esta vez favorable al Sevilla. El tanto de honor lo marcó Carreño. Aplausos de los sevillistas.
A las cinco y veinticinco llegaba otra noticia; Iglesias había agredido a Romerito, dándole un puñetazo; el árbitro, en consecuencia, expulsó a Iglesias del campo.
Sin duda era ya muy conocida a estas horas la disposición del servicio indicado, porque de muchos centros sociales y casa particulares preguntábase por teléfono a la Agrupación, pidiendo informes de la marcha del partido. La impaciencia dominaba más y más los ánimos y además del gentío que en las calles de Albareda, Almirante Bonifaz y General Polavieja aguantaba a pie firme, muchísimas personas penetraron en la casa de los Periodistas Sevillanos para recoger más de cerca las impresiones directas del campo de juego.
A las cinco menos cinco llegó la nota final. El encuentro terminaba con el resultado definitivo de tres tantos a favor del Real Betis, por uno, que marcó el Sevilla. Ovación de las masas contentas; silencio de las descontentas, y los grupos se disuelven, dispuestos a difundir lo que habían conocido por todos los ámbitos de la ciudad.
Frente al Bar Jerezano, donde los béticos tienen establecido su centro, congregóse a última hora de la tarde muchísima gente, festejando el triunfo de los tenaces aspirantes al campeonato andaluz de foot-ball, que ya ¡por fin¡ eran campeones, viendo premiados sus entusiasmos a través de los años.
Se improvisó después una manifestación de muchachos , a la que se agregaron personas mayores, demostrando su júbilo con vítores y aplausos. Recorrieron la plaza de San Francisco, Sierpes y Sagasta, deteniéndose frente a la Cervecería Oriental, donde se reúnen los sevillistas. Afortunadamente no ocurrieron incidentes desagradables, aunque sean de lamentar estos excesos partidistas, por lo que tienen de provocadores, lo mismo cuando los realizan los partidarios del Betis, que cuando los han cometido los incondicionales del Sevilla F.C.
Esperamos de la cultura de todos, de un más alto sentido del deporte, que tales hechos no se repetirán en lo sucesivo. El respeto al vencido es el mejor homenaje que puede tributarse al vencedor.
La llegada de los vencedores
Desde mucho antes de la llegada del rápido descendente había en la estación de la Plaza de Armas y alrededores numeroso público. Muchos de estos concurrentes lucían en las solapas o en las cintas de los sombreros escudos y otros emblemas con los colores blanco y verde del Real Betis Balompié.
El rápido llegó con un cuarto de hora de retraso. A las nueve y media estaba en el andén atestado de gente. Al entrar el tren sonó una salva de aplausos. Muchos partidarios del equipo vencedor agitaban sus pañuelos.
Aplausos, vítores, gran entusiasmo. Fue una manifestación imponente de júbilo.
Al aparecer los jugadores en la puerta del vagón que los conducía desbordóse más el entusiasmo. Flotaba en el aire una bandera con los colores del club que desde ayer es campeón. También un letrero con esta leyenda: “La Agrupación del Museo felicita al Betis Balompié”.
La improvisada manifestación avanzó por la Plaza de Armas, entrando por la calle del Marqués de Paradas a las de Julio César, hacia la Puerta de Triana. Jesús, el enorme Jesús, fue subido a hombros de sus partidarios. También Carrasco y otros jugadores.
Por la calle de Zaragoza la manifestación se dirigió a la Plaza Nueva, y luego a la de San Francisco, al Bar Jerezano, que es el refugio de los balompedistas. Las ovaciones en este sitio eran delirantes, y continuaron largo tiempo dentro y fuera del local.
Ha habido apasionamientos excesivos de una y otra parte, que tuvieron su remanso en la Comisaría. Un joven sevillista púsose a dar gritos vitoreando a su club frente al Bar Jerezano. El público se le echó encima, interviniendo los guardias de Seguridad, que condujeron al entusiasta a chirona.
Otros grupos, balompedistas, se dirigieron al bar en que tiene su centro el sevillismo, y consumieron una caja de vino con la marca del Sevilla F.C.
Dos heridos
En un establecimiento de la calle Rivero, llamado La Española, hallábanse juntos tomando unas copas varios clientes.
Discutían sobre fútbol, pacíficamente, cuando Francisco Benabad tomó las cosas en trágico, y sacando una navaja, acometió a uno del grupo, que se hallaba inerme y no esperaba la agresión, dándole una puñalada en el cuello y otra en la espalda.
El compañero del herido trató de separar a los dos hombres, derribando de un empujón a Benabad, quien al caer se hirió con el pico de una mesa.
Ambos heridos marcharon por distintos sitios, a curarse en diferentes Casa de Socorro. A uno se le apreció una herida inciso-punzada en la región lumbar, no penetrante al parecer, y otra superficial en el lado izquierdo del cuello, de pronóstico reservado.
Benabad tenía una herida contusa, también de pronóstico reservado , en la región superciliar izquierda.
En la Comisaría comparecieron los tres protagonistas del suceso, siendo puestos en libertad provisional, después de prestar la declaración correspondiente.
Benabad acusó a su agresor de haberle causado de un silletazo la herida que presenta, cuando medió en la refriega.
Son de lamentar estos incidentes, y cuanto haga la Prensa por aconsejar cordura a los apasionados nunca será inútil empeño. En este sentido nuestro consejo nuca faltará.
Para el jefe de estación
Anoche estuvo en la estación nuestro redactor gráfico señor Dubois con el propósito de hacer una placa, a la llegada del equipo vencedor. Cuando todo estaba dispuesto, vino una orden de prohibición, dictada por no sabemos quién, que impidió a nuestro compañero realizar su cometido.
Trasladamos nuestra queja al jefe de estación por este exceso de celo, que no sabemos a qué conducirá.