Carta desde Budapest. 1977

Como ya hemos contado anteriormente aquí el técnico Ferenc Szusza se vio obligado a dejar el banquillo del Real Betis Balompié en octubre de 1976 por imposición de la Federación Húngara de Fútbol. Tras casi 5 años al mando del equipo verdiblanco, con más de 250 partidos dirigidos, Ferenc Szusza tuvo que regresar a su tierra natal.
En plena época de guerra fría Hungría pertenecía al bloque de países del otro lado del Telón de Acero, con lo que existían pocas o ninguna relación, por lo que poco se supo de los motivos por los que los dirigentes del fútbol húngaro cortaron la carrera de Szusza. De hecho en ese mismo verano de 1976 no se incorporó a la pretemporada bética hasta bien avanzado el mes de agosto, arguyendo una lesión en su rodilla, pero siempre se especuló que el verdadero motivo estaba en las dificultades que las autoridades húngaras le ponían para volver a Sevilla. Al final volvió, pero dos meses después, ya en plena competición, tuvo que marchar sin dar más explicaciones.
Y poco más se supo en esa época del bueno de Ferenc Szusza y sus circunstancias. Pero en marzo de 1977 España y Hungría disputaron un partido amistoso en Alicante que servía a ambas selecciones de preparación para los inminentes encuentros de clasificación para el Mundial de 1978 en Argentina.
Y en la revista deportiva Don Balón se publicó esta misiva que enviaba Ferenc Szusza desde Budapest y en la que daba cuenta de su estado, y de su escasa actividad deportiva desde que volvió a Hungría. La Federación húngara le hizo volver absolutamente para nada, pues no contaron con él para ninguna actividad, por lo que se dedicó a colaborar con el Ujpest, su club de toda la vida, ojeando futbolistas y rivales.
Se pone en la carta de manifiesto la gran relación que tenía con Ladislao Kubala, el seleccionador español del momento, que tuvo un papel crucial en la contratación de Szusza por el Betis en diciembre de 1971.
En la carta Ferenc Szusza menciona expresamente a la afición bética, con la que mantuvo una gran relación durante su estancia en Sevilla.
Desde que regresé a Budapest no he vuelto a trabajar profesionalmente. Dejar el Betis fue para mí un gran pesar, porque es un club que quiero mucho, pero la Federación Húngara me reclamó y tuve que volver a mi país.
Si ahora no trabajo es porque no hemos llegado a un acuerdo y espero a la próxima temporada para concretar planes. Prácticamente no hago nada. Únicamente colaboro con los técnicos del Ujpest, que es el único club, aparte del Betis, en el que he estado toda mi vida, como jugador y como entrenador.
El Ujpest es para mí como mi familia, y voy viendo partidos y jugadores para pasar informes. Lo hago por amistad y por no estar inactivo.
Cada semana hablo con mi amigo Kubala y nos intercambiamos noticias. Laszy me manda DON BALÓN puntualmente, y a través de él y de la revista sigo al corriente del fútbol español.
El día 27 estaré en Alicante para ver el España-Hungría. Puede ser un partido muy interesante y que servirá de rodaje a ambas selecciones con vistas a sus próximos compromisos oficiales. La selección húngara está en plena renovación. La mayoría de sus jugadores no tiene aún veintitrés años, pero el seleccionador Janos Barotti está trabajando a fondo con los muchachos. Ahora han finalizado una larga gira por América del Sur y por Irán. La máxima esperanza del fútbol húngaro es Nyliasi, el joven talento del Ferencvaros. Nyilasi mide 1,80 y tiene potencia e inteligencia para convertirse en una figura mundial. Es muy bueno, y a su lado tiene al maestro Florian Albert, que le está enseñando muchas cosas. Otros jugadores con gran futuro y que jugarán en Alicante son Torocsik, Fazekas y Toth, los tres del Ujpest.
De cara al Mundial 78, Hungría tiene una difícil papeleta frente a la URSS. El próximo 27 de abril se jugará en Budapest el primer partido. La victoria es imprescindible, pero aun así será muy difícil conseguir el pase para la Argentina. Hungría lleva unos años muy malos en fútbol, pero ha llegado la hora de resurgir. Nuestro historial y prestigio lo exigen.
Yo he hablado con Laszy Kubala hace unos días y le he puesto al corriente de algunos detalles. Técnicamente la selección húngara es buena, pero le falta velocidad y capacidad de sufrimiento.
El mes que viene me gustaría estar también en Bucarest para presenciar el Rumanía-España. Un empate sería maravilloso para los españoles, y espero que lo consigan.
Bueno, no quisiera terminar estas líneas sin mandar un fuerte abrazo a toda la afición española y en especial a la gran familia bética.