Castillo, del carnaval a la feria, de Santiago Sánchez Traver.
En 1984 Hipólito Rincón era un futbolista muy cotizado. En la temporada anterior había sido Pichichi de la Primera División y por entonces era un goleador más que contrastado, titular en el Betis e integrante importante de la selección española.
A finales de la campaña 1983-84 surgió el rumor del interés del Atlético de Madrid por hacerse con sus servicios. En el equipo rojiblanco el entrenador era Luis Aragonés, que fue precisamente quien entrenaba al Betis en 1981 cuando Rincón llegó a Sevilla. Era más que evidente el interés de Luis por el delantero verdiblanco.
El problema radicaba en cómo quería el club rojiblanco hacerse con Rincón: sin soltar un duro, por un mero intercambio de jugadores. La situación económica del Betis comenzaba a torcerse en estos años, y un buen traspaso no hubiera sido mal visto en el Villamarín, pero un intercambio de futbolistas no era lo deseado.
En las páginas de Diario 16 Andalucía el periodista Santiago Sánchez Traver, en su sección «Balones fuera» narraba el intento del secretario técnico del Atlético, Angel Castillo, de realizar este intercambio. Aprovechó para ello la Feria de Sevilla, la que conocía bien por haber sido anteriormente secretario técnico del Sevilla. De sus andanzas en otros viajes, Marco Polo le llamaban, se cuenta también en al artículo.
El dólar es lo que vale, está claro. En esto del fútbol y en todo lo demás. Hablaba ayer de mis dudas sobre lo que el ciudadano Ángel Castillo estaba haciendo por la Feria de Sevilla. Ahora me entero de que ha venido a hablar de llevarse a Hipólito Rincón a cambio de Balbino y Landáburu. Así, a pelo, como se dice en el argot taurino, quería cambiar, en un curioso dos por uno, a un Pichichi por un ropero empotrado—léase Balbino—y un estilista como Landáburu. Y eso del intercambio de mercancías, tan usado en la prehistoria, ya no se lleva desde que se inventaron el dinero, los bancos, las letras y el Boyer.
Pero el hombre va de iluso por la vida. A no ser que lo suyo haya sido darse un garbeíto por la Feria. Porque es un verdadero especialista en viajes. Todavía me acuerdo de cuando le pusieron “Marco Polo” Castillo, por las vueltas al mundo que se pegaba cada jueves y cada viernes para descubrir figuras indescubiertas. Y se pegaba veinte días en Brasil—a costa de la calle Harinas—llamando cada tres días a Montes Cabeza para decirle que todo iba bien, que el crack estaba al caer. Al final se venía sin el crack de marras y sin pasta, pero los brasileiros aquellos le habían enseñado cosas interesantes…
Total, que no sé si de verdad el Atleti quiere a Rincón o no. Si ha venido en serio para eso, se le han reído en las barbas. Si no, que se lo pase muy bien. Porque hoy lo que quieren todos los clubs—menos el Barça, supongo—es vender y coger la manteca, no cambiar los jugadores como cromos.
Irigoyen, el banderillero presidente, dice que quiere muchos kilos por Mágico y por Mejías. Al Betis le dan la intemerata por Gordillo. Y ahora viene Castillo y quiere llevarse al Poli “de bobilis”· En fin, que no gana uno para sustos y novedades, pero que lo único cierto que falta en el fútbol es dinero. De figuras hay todas las que ustedes quieran. De directivos lelos, también. Y de listillos, para qué les voy a contar.