Del Sol se va a Italia 1962
Hoy hace 50 años: un 7 de agosto de 1962, Luis Del Sol emprendía su aventura italiana, al ser traspasado del Real Madrid a la Juventus de Turín.
El fichaje fue una sorpresa, dado que desde el mes de julio se especulaba con la posibilidad de que marchara a Italia, pero al otro club turinés: al Torino. Al final el club bianconero se cruzó en el camino y desembolsó 25 millones de pesetas por el centrocampista.
Luis Del Sol fue traspasado por el Betis al Real Madrid en abril de 1960 a cambio de seis millones y medio de pesetas, además de 3 jugadores del filial madridista ( Lloréns, Pallarés y Martín Esperanza) y la participación gratuita del club blanco en el Trofeo Benito Villamarín que se jugó en mayo de 1960. En el Betis Del Sol había jugado 6 temporadas, 4 en Segunda y 2 en Primera, disputando 161 partidos de Liga en los que marcó 43 goles, 6 de Copa, donde obtuvo 4 tantos y 48 amistosos, marcando 7 goles.
En sus temporadas en el Real Madrid jugó 55 partidos de Liga, marcando 23 goles, 24 de Copa, obteniendo 6 tantos, y 15 de Copa de Europa, en los que metió 4 goles. Ganó 1 Copa de Europa en 1960, 2 Ligas, en 1961 y 1962 y 1 Copa en 1962.
En sus 10 temporadas en Italia ( 8 en la Juventus y 2 en la Roma) ganó una Liga con la Juve en 1967 y una Copa en 1965.
En 1972 retornó al Betis, donde se retiró al final de la temporada 1972-73.
El 5 de agosto de 1962 en Marca Luis Del Sol era entrevistado en relación a su marcha hacia el fútbol italiano.
Frente al estadio Bernabéu, escenario de sus mejores gestas deportivas, y ante un testigo tan excepcional como Alfredo di Stéfano, padrino y maestro de Luis en su alternativa con el Real, hemos despedido a Del Sol en este su momento culminante y estelar de decir adiós al Madrid, a Madrid y al fútbol español. Se va a Turín, como todos saben y parecía predestinado, aunque a última hora se produjese el sorprendente viraje del Torino al Juventus.
Luis, que toma el aperitivo junto a su compañero, sentado en la terraza del bar contiguo al estadio, está serio, que no triste, cuando irrumpimos ante su presencia y comienzo por inquirirle:
– ¿Cuándo la partida?
– El martes, a las quince treinta. Ya tengo los pasajes del avión. No encontré otros para antes. Porque las órdenes recibidas son de incorporación lo más rápida posible.
– ¿Están ya entrenando sus nuevos compañeros?
– Aún no. Por ahora se encuentran concentrados, bajo la dirección de Boniperti, en la montaña. Pero los iniciarán en breve.
– Demasiados cortas sus vacaciones…
– En efecto. Sin embargo, he intentado aprovecharlas bien, visitando Marbella, Málaga, Sevilla y conviviendo unos días estupendos con familiares, amigos, y en descanso físico absoluto.
Circunstancia fácil de comprobar, ya que el aspecto de Luis no puede ser mejor. En nada refleja su semblanza la dura campaña en tantos frentes.
– ¿Contento? ¿Apesadumbrado? Veamos el doble lado de su fichaje, puramente personal…
– Ambas cosas. ¿Contento? Sí, indudablemente. Solucionar la vida profesional tiene su matiz alegre y agradable. Además voy a un país muy parecido a España, a un gran club también y llevo a mi familia conmigo. Trabajar y luchar son cosas que no me asustan y a las que estoy acostumbrado. Eso se hace en todos los sitios…
– Tristeza…
– Un poco, la verdad. Por dejar a mi país. A un club como el Madrid, que tanto y tan bien se portó conmigo… A compañeros, amigos; en fin, partir es siempre algo triste…
– El cambio del Torino al Juventus ha sido algo totalmente inopinado. ¿Le afecta algo a sus cálculos?
– Tanto uno como otro equipo me daba igual. Con el Torino llevaba las gestiones directamente el Madrid, y tenía la completa seguridad de que mi club defendería mis intereses como lo hizo. Con la Juve, contentísimo. Está reconocido como uno de los mejores clubs italianos, y ya se sabe el alto nivel deportivo y económico que tienen las grandes escuadras transalpinas.
– Y al que conoce perfectamente…
– Desde luego. He jugado tres veces contra mi nuevo equipo y sé perfectamente la clase de todos sus jugadores.
– Por añadidura, un Del Sol enlace se complementa a la perfección con un Sívori en punta…
– Eso espero. El posee una forma y estilo de juego, y yo otro.
– Y un lenguaje común, el fútbol.
– Que en Italia, además de ser muy parecido al nuestro, se juega también con once jugadores contra otros once y con un balón por medio. Balón que estoy seguro no es de plástico, apostilla Del Sol socarronamente con su clásico gracejo andaluz, y que delata su plena confianza en sí mismo.
– La duración de su contrato ¿da margen a pensar en un definitivo adiós al fútbol hispano?
– Mi despedida, de momento, es por tres temporadas. No sé cuándo volveré y si estaré en Italia, profesionalmente, muchos años más. Pero una cosa sí puedo decirle: que no me nacionalizaré. Seguiré siendo siempre español, y tanto la selección nacional como el Madrid y clubs españoles me tendrán a su disposición para internacionales, amistosos, benéficos y cuantos encuentros me requieran, siempre y cuando me lo permita mi nuevo club.
– ¿Le preocupa la adaptación a otro clima, alimentación y residencia?
– En absoluto. Sé adaptarme. Y en cuanto al piso, quedó solucionado con los directivos juventinos. Como me acompaña mi propia familia, tampoco espero encontrar diferencia con la cocina de casa.
Al filo de la marcha, Del Sol tiene dos sensaciones:
– Sentimental
– Con las prisas no he podido despedirme de mi madre, que se encuentra en Sevilla. Y el pesar de dejar a estos compañeros queridos
– Cariñoso…
– Enviar el saludo y afecto que siento por todos los españoles
Son las últimas palabras de Luis, cuando estrechamos su mano y le deseamos toda clase de venturas, felicidades y éxitos en su nueva etapa italiana.
Y mientras sonríe agradecido vemos caer el brillante telón de su ejecutoria dentro del fútbol hispano. De un jugador con apellido de astro rey que justificó en todo momento.
¡Ah¡ Y muy importante: que quiere seguir siendo Luis y no Luigi.
Fuente: Marca 5 de agosto de 1962