El Betis, por el camino de la verdad, de Fernando Gelán
La participación del Betis en el torneo de la Recopa en 1977 supuso toda una conmoción en la historia del conjunto verdiblanco. Lejana ya la primera participación del Betis en competición europea, la Copa de Ferias de 1964 donde se cayó en la primera eliminatoria ante el Stade Française, el desafío ahora parecía mucho más difícil y la repercusión mucho mayor.
Primero por participar en un torneo que estaba destinado a equipos campeones, en esta ocasión del título de Copa, mientras que en la Copa de Ferias la participación era por invitación para los equipos de ciudades en las que se desarrollasen ferias de carácter comercial, lo que hacía que en ocasiones la calidad de los conjuntos participantes no fuese la más elevada.
Y en segundo lugar por la enjundia del rival, todo un equipo de reconocido prestigio como era el AC Milan, un conjunto histórico y entre los principales clubs italianos, además con el prestigio de haber ganado ya la Copa de Europa en 2 ocasiones y el propio torneo de la Recopa en otras 2.
Que un conjunto casi novato en las lides europeas como el Betis fuese capaz de dejar en la cuneta al Milan tuvo una repercusión mediática y social enorme. Como prueba de ello hoy traemos este artículo que se publicó en el diario Suroeste el día siguiente a que el Betis eliminase al conjunto lombardo, a cargo del periodista Fernando Gelán.
Sigue el Betis en el torneo de la Recopa. Sigue el club sevillano siendo eso, el “Eurobetis”. Y lo más importante, tras esta eliminatoria, es que el equipo verdiblanco ha demostrado ser algo más que una sorprendente revelación. Es decir, que de la mano del preparador vasco, que los entrena y dirige, el Betis ha logrado una experiencia aprovechando la calidad técnica de todos los hombres de la plantilla. Milán—difícil prueba europea para el Betis—se ha superado con elevado talante ya que hasta supo controlar nervios y corazón para atajar la peligrosa igualdad en la eliminatoria que el equipo italiano había conseguido con su dos-cero.
Fue López—como en la final, que hoy permite tener abiertas las puertas del Mercado Común futbolero—quien marcó un tanto de muchos quilates para el resultado final. Y el dos-uno—tres dos, para los béticos—supo mantenerlo el equipo sevillano con entereza y. sobre todo, con dominio y buen juego. Las cincuenta mil almas que estuvieron en la campo italiano de San Siro—muchos seguidores béticos en los graderíos—han podido comprobar que el Betis es un equipo conjuntado y capacitado para muchas importantes proezas, como ha demostrado en este primer paso europeo.
Si bien el equipo sevillano comenzó con demasiadas precauciones, los goles milaneses le sirvieron de revulsivo y entonó un canto perfecto para remontar los golpes del cuadro de Liedholm.
Hay quienes en Milán—seguidores béticos en San Siro—quedaron enronquecidos al gritar ese ¡goooool¡ del de Laredo. El Betis en la Recopa, paso al frente con todas las de la ley. El conjunto, con esta victoria en la primera eliminatoria europea, ha dado ese paso importante—otro más—que tanto añoraba Szusza cuando estaba trabajando en el Betis.
De la revelación del cuadro bético al final de la temporada pasada, has pasado en estos últimos tiempos—y ahora, refrendando su capacidad, zanjando a su favor la eliminatoria con el Milan—a equipo estrella. Desde que le ganó al Español la eliminatoria copera para pasar a la final que le ha dado el paso a Europa, el Betis no ha perdido ningún partido. Esto no es pura casualidad. Es el premio a un trabajo, a una dedicación, a un deseo de superación, que se ha enrachado porque ni el entrenador ni los jugadores sevillanos han dejado nada a la improvisación. El Betis funciona porque todos sus hombres se han mentalizado y se juega más con el cerebro que con el corazón, aunque la entrega absoluta, sin límites, está ayudando también a la consecución de los triunfos y a los buenos resultados. La gesta bética ante el Milan—equipo con mucha historia y experiencia europea—es digna de todo elogio, de piropos encendidos, de salida a hombros y por la puerta grande.
La vuelta del Betis a los torneos europeos—el primero fue en la temporada 1964-65 ante el Stade Française—ha sido totalmente un éxito. Una rentrée de apoteosis. El Milan no era ninguna perita en dulce, pero desde que vino a jugar el primer partido las pasó por la calle de la Amargura. Se podía decir aquello de que los verdiblancos, ante los italianos, han dado una campanada, un nuevo aldabonazo. Dejémonos de adjetivos ridículos y vayamos por el camino de la verdad: ante el Betis de hoy, por su proeza, por su gesta, hay que descubrirse. Y hay que señalar que el equipo bético está respondiendo a todas las exigencias. Que no defrauda. Que sigue siendo el Eurobetis.
Fuente: Fernando Gelán en Suroeste 29 de septiembre de 1977