Entrevista José Casas «Pepín» 1963
El 30 de octubre de 1963 el guardameta bético José Casas «Pepín» hace su debut con la selección española en el partido que se disputa en Belfast, en Windson Park, entre las selecciones de Irlanda del Norte y España correspondiente a los octavos de final del Campeonato de Europa de Selecciones Nacionales. En el partido de ida, jugado en mayo en Bilbao, se había producido un empate a 1, con lo que la eliminatoria se tenía que resolver en este partido de vuelta.
Para Pepín, ya casi con 32 años, esta fue la primera convocatoria para la selección nacional, y acudía debido al gran momento que atravesaba en el Betis que, en estos momentos, encabezaba la clasificación de la Primera División. En principio acudía como suplente del guardameta vasco del Real Madrid José Araquistais, pero una lesión a última hora de éste propició su debut.
Pepín no lo hizo nada mal, y cuajó una gran actuación, decisiva en la victoria por 0-1 de la selección, con gol de Gento en el minuto 65, que propició el pase de la selección a la siguiente ronda. Hay que recordar que fue en esta segunda edición de la Eurocopa de Naciones cuando España consiguió su primer título europeo en junio de 1964 frente a la Unión Soviética en Madrid, con el famoso gol de Marcelino.
A su vuelta a Sevilla Pepín fue entrevistado para el diario Sevilla por el periodista Martín Benito, donde repasa las circunstancias del partido. Como curiosa anécdota el intercambio de camisetas con el portero norirlandés Hunter, una costumbre que por entonces no se daba en los campos de fútbol españoles pero que vemos ya era una cosa habitual en otros sitios. Y también la constancia de su intervención como portero adelantado saliendo de la portería para cortar los pases al hueco por parte de los delanteros norirlandeses, algo también poco común en su época.
Pepín tiene su domicilio junto al estadio bético. Nos recibe con la natural alegría de quien sabe que nuestra visita se debe a su triunfo. Si en algo quisiéramos alabar a Pepín, aparte su valía como portero, sería en su sensatez humana. Sin estridencia, con calma, nos relata su gozosa aventura.
– Cuando menos lo esperaba he logrado la máxima ambición de mi vida. Después de doce años esperando a que los seleccionadores se acordaran de mí, ha llegado el momento de ser llamado y la suerte de poder representar a España en un partido decisivo
– ¿Qué te dijo el portero del Madrid?
– Debo manifestar mi gratitud hacia él. Durante el tiempo de concentración compartimos la misma habitación y Araquistain, responsable de la dificultad del partido, en el que no se podía cambiar el portero, al no encontrarse bien físicamente con elegancia y humildad, expuso sus temores y el seleccionador me encargó de defender la portería española. Es más, él, acostumbrado a jugar en terrenos embarrados, me dio sabios consejos
– ¿Por ejemplo?
– Que antes de comenzar a jugar mojase los guantes para mayor seguridad al atrapar el balón. Puede comprobar la utilidad de hacerlo
– ¿Cómo ha sido la primera convivencia con la selección?
– Te lo puedes imaginar. Todo han sido atenciones y los más veteranos en la lides internacionales me animaron siempre. La concordia ha sido perfecta, entre jugadores y directvos del fútbol nacional
– ¿Qué os dijo Villalonga después del partido?
– Nada. Todo fueron abrazos, alegría, felicitaciones…No era tiempo de decir nada
En la mente de los aficionados españoles perdurarán durante mucho tiempo los momentos decisivos del encuentro, el encogimiento de corazón cuando faltaban siete minutos y el balón, débilmente despejado por Pepín, llegaba a los pies de Crossan…
– No sé ni cómo pude reaccionar. Instintivamente me lancé a despejar el balón y lo conseguí. El rechazo fue débil—explica—a causa del viento, que hizo llegar el balón muerto cuando intenté despejarlo
– Otra cuestión. En varias ocasiones tus saques fueron defectuosos y precipitados hacia los defensas. ¿Por qué?
– Me imaginaba que los telespectadores españoles pensasen en ello, pero tiene su explicación lógica. Ya me habían advertido que sería peligroso el retener el balón cuando lo atrapase. Los irlandeses son maestros en las cargas legales, y la intervención de nuestros defensas podría haber acarreado alguna falta peligrosa. Tenía que defenderme por mis propios medios, el suelo estaba mojado y el bote era peligroso. Como tenía siempre sobre mí varios jugadores contrarios no debía echar el balón al suelo, porque podían meter el pie y el balón ir a la red. Entonces debía lazar la pelota al compañero más libre. Lo que también entrañaba su dificultad por el fuerte viento que no permitía medir bien el lanzamiento y al compañero le engañaba en la recogida
– ¿Qué me dices de los italianizados?
– De su clase nada, porque nadie duda de su calidad y técnica, pero es digno de alabar el trabajo que desarrollaron en favor del conjunto.
Ha llegado el correo a casa de Pepín. Su esposa baja a por la correspondencia y entre las tarjetas que recibe dos son del propio jugador a su esposa e hijos. “Queridos hijos—dice la dirigida a María Victoria y a José Francisco—hoy voy a salir a comprar algún regalo. Espero que José esté bien (El niño me dijo mi señora, en una conferencia que sostuve con ella, estaba un poco resfriado, aclara). Hasta la vuelta, muchos besos y abrazos. Papá”.
Los niños traen los regalos. Prendas de invierno. Serafín capta el momento en que los pequeños se prueban los trajes. Pero aún hay otros recuerdos más emotivos para Pepín: la camiseta del portero irlandés y otra del conjunto nacional. La de Hunter aún no se ha secado y el barro la cubre casi por completo. La nacional está nueva.
– Al terminar el partido el guardameta irlandés se dirigió a mí y se quitó su prenda haciéndome ademanes para que le regalase la mía. No pude menos que aceptar este gesto. Para tener un recuerdo de mi primera actuación representando a España pedí ésta.
– ¿Te pondrás esta camiseta cuando defiendas al Betis?, interviene Serafín
– Estimo en todo lo que vale esta prenda pero no la usaré con mi equipo. El Betis tiene sus camisetas
Son muchos los telegramas recibidos, en su mayoría procedentes de Canarias. Una tarjeta comienza con un expresivo y eufórico “¡Aupa Pepín¡”.
– ¿Pensaste en alguien durante el encuentro?
– En nadie; había que estar atento a las incidencias de lo que pasaba en el campo
-¿Y después de tener el tiro de Crossan?
– En que terminase el encuentro con la ventaja que teníamos
– Por televisión vimos unas enormes tiras de papel. ¿Qué significado tenían?
– No sé, no lo pregunté. Es posible que las hubiesen llevado para caso de que su equipo triunfase. Las soltarían para animarles, digo yo… No creo que fueran para distraerme, porque casi siempre era detrás de mi puerta…
– En ocasiones saliste mucho de tu puerta…
– Siempre lo hago. Hoy, por la norma de marcar, se pasa el balón a los espacio libres. En ocasiones el defensa no ha tenido tiempo de revolverse y el porteo saliendo evita esta jugadas peligrosas.
Recordamos el célebre cabezazo de Pepín en la eliminatoria de Copa con el Madrid y que la apreciación del árbitro transformó en falta que Puskas convirtió en el gol decisivo.
La llegada a internacional de Pepín ha sido tardía. Su constancia se vio premiada. Esta misma temporada su equipo pensaba en Carmelo para defender la puerta del Betis…
– Yo lo veo lógico. Carmelo es uno de los mejores porteros españoles y el club pensaba en él para defender la puerta.
Dentro de quince días, el meta cumplirá treinta y dos años.
– ¿Te quedan muchos años de fútbol?
– Si sigo como ahora, sí.
Había terminado la versión de uno de los protagonistas del histórico encuentro del gran partido de Belfast.
El día 30 de octubre de 1963 quedará grabado como fecha hito. Para despedirse otro abrazo.
Ahora a esperar al Córdoba.
Fuente: Martín Benito en Sevilla 1 de noviembre de 1963