El Gran Jurado de Quinielas, de Alfredo Relaño
El invierno de 1963 en Inglaterra fue especialmente duro y dejó casi en suspenso la actividad futbolística durante más de dos meses. El mes de enero fue el más frío de todo el siglo XX y en el litoral de Kent, por ejemplo, el mar se congeló hasta un kilómetro y medio de la costa. En algunas zonas del país la nieve alcanzó un máximo histórico de 7 metros de altura. Cuando el temporal paró en marzo se pudieron comenzar a reanudar las competiciones, aunque con grandes dificultades. Por ejemplo en el campo del Lincoln City el 6 de marzo hubo que usar martillos neumáticos para quitar las capas de nieve, y que se pudiera jugar el partido de Copa aplazado en 16 ocasiones desde el 5 de enero en que tenía que haber jugado.
El periodista Alfredo Relaño nos relata una de las particularidades del momento: la constitución de un Gran Jurado por parte de las casas de apuestas que se reunía para «fabricar» los resultados con el fin de que la gente pudiera seguir apostando. Lógicamente, estos resultados no tenían validez deportiva.
El invierno a caballo entre 1962 y 1963 fue durísimo en Inglaterra, muchos aún lo recuerdan, y el fútbol lo sufrió de lleno. El primer aviso llegó tres días antes de la Navidad, cuando toda la isla amaneció envuelta en una niebla helada. El fútbol no pudo ser ajeno a ello: dieciocho partidos quedaron aplazados y ocho que comenzaron a trancas y barrancas fueron suspendidos sobre la marcha, ante la imposibilidad de completarlos.
Un día así no hubiera supuesto nada grave, pero la situación iba a durar dos meses. El Boxing Day (26 de diciembre), el país apareció cubierto de nieve, paralizado, por lo que nuevo hubieron de ser suspendidos todos los partidos. El 29, por fin, pudieron jugarse algunos encuentros, pero para Año Nuevo otra vez hubieron de suspenderse todos. Para el 5 de enero, jornada de Copa, la temperatura fue de 20 bajo cero y el país estaba bajo la nieve y ennegrecido por la niebla (The Big Freeze). Nada que hacer.
Para Inglaterra el fútbol es fútbol más apuestas, y las casas de apuestas se vieron en un apuro. Sin fútbol no podían vivir y a la vista de ello las tres principales del país, Vernons, Zetters y Littlewoods, se reunieron y se pusieron de acuerdo. Si no había resultados sobre los que apostar, ellos crearían esos resultados. Y conformaron un jurado con cuatro célebres ex jugadores (los ingleses Tom Finney, Tommy Lawton y Ted Drake, y el escocés George Young), el no menos célebre árbitro Arthur Ellis, recién retirado, y una gloria nacional llamada John Theodore Cuthbert Moore-Brabazon, aristócrata de avanzada edad, que había sido un pionero de la aviación y que en 1909 había volado con un cerdito metido en un cubo y atado a un ala para demostrar que los cerdos sí pueden volar. En Inglaterra existe el dicho “Cuando los cerdos vuelen”, como referencia a algo imposible. Toshack lo utilizó en una célebre ocasión en España.
Ellis, por su parte, había sido tenido en su momento como “el mejor árbitro del mundo”, aunque los madridistas de la época no estarán muy de acuerdo en eso. Fue el árbitro que pitó en el Bernabéu el partido de ida de la Copa de Europa contra el Barcelona, en el que el Madrid se sintió muy perjudicado. Ellis pitó un penalti por falta de Vicente a Kocsis fuera del área, en una jugada en la que Kocsis había arrancado en fuera de juego señalado por el linier.
El acta de constitución del Gran Jurado se firmó el 26 de enero. El jurado se reunía en estricto secreto en un lugar reservado de Londres y decidía los resultados de los partidos que no se jugaban, resultados que eran anunciados por la BBC. Eso permitió a las apuestas seguir vivas. De los 38 resultados que fijaron en la primera jornada (Primera y Segunda) resultaron muy sorprendentes la victoria del Leeds sobre el Stoke y la del Peterborough en el campo del Derby County. Dos sorpresas para dar picante a las apuestas, se entiende.
El duro invierno se mantuvo hasta entrado marzo, cuando el tiempo empezó a despejarse. Poco a poco se fueron jugando más partidos. Once el 16 de febrero, veinticuatro el 23, lo que ya hizo innecesario que el Jurado de Quinielas se siguiera reuniendo. El 16 de marzo se pudo jugar por fi una jornada completa por primera vez en tres meses. El fútbol recobró su normalidad, y también las apuestas. El duro invierno se olvidó, pero del Gran Jurado se siguió hablando durante mucho tiempo