El Real Betis Balompié ante la rebeldía de sus jugadores en 1930 (y II).
Cuatro días después de la publicación en prensa de la nota informativa del Real Betis Balompié en la que se comunicaba las sanciones impuestas a gran parte de los futbolistas de la plantilla, se publicó también en la prensa una réplica a cargo del jugador bético José Estévez, quien a sus 27 años cumplía su quinta temporada en las filas béticas. Así decía su carta:
» Visto que en la carta publicada por el señor Ruete se trata de ocultar el motivo de la actitud planteada por los jugadores del Real Betis Balompié, entre los que se encuentra el que ésta suscribe, colocándonos ante la sociedad y ante la afición en forma poco airosa y para justificar mi actitud ante las mismas, a las que me debo en todo momento y agradezco lo poco que soy en el fútbol, trato de aclarar los hechos para qué, conocidos en su realidad, puedan hacerse juicios más exactos.
Las diferencias en el cumplimiento de contratos en cuanto a jugadores forasteros y sevillanos, nos venían causando a los últimos malestar y perjuicios, pues mientras que a los primeros se les atendía en sus compromisos puntualmente, a los locales se les relegaba a segundo término; esto, en la parte material, para qué hablar de atenciones, halagos, etc
Los retrasos en el pago de nuestros sueldos, con lo que se nos causa un evidente perjuicio, nos indujo a dirigirnos en carta a la directiva (ya que se nos venían dando plazos y más plazos, sin que viéramos se cumpliesen), haciéndoles saber nos negábamos a entrenar o alinearnos hasta tanto no se nos pagase lo que se nos adeudaba.
Al hacer esta reclamación, violenta si se quiere, estimábamos que por la directiva se pondrían los medios para que, resolviendo amigablemente nuestra pretensión, no se perjudicase al club, no dando lugar a ulteriores perjuicios para todos, ya que de haber tratado de perjudicar a la sociedad, como se nos quiere demostrar, hubiéramos recurrido a la autoridad federativa por incumplimiento de contrato, lo cual entra dentro de nuestros pocos derechos. Pero está visto: para el jugador todo son deberes.
Al tratar, cual hago, por lo que antecede, de exponer mi modo de proceder, no me guía otro propósito, sino que, tanto la Sociedad, como la afición, nos juzgue a todos, y lamentar como el que más lo ocurrido.
Ahora, el Real Betis Balompié y la Federación Regional, tienen la palabra.»
Como podemos ver la falta de pago a los jugadores locales era la cuestión que subyacía en este asunto, mientras que los jugadores foráneos sí recibían con normalidad sus emolumentos. De hecho la inmensa mayoría de los futbolistas sancionados por el club eran jugadores sevillanos, y sólo Lorenzo Tondo y Joaquín Soler, ambos catalanes, eran foráneos.
Las consecuencias en el caso de los futbolistas a los que el club resolvió sus contratos fueron radicales, pues abandonaron el club. Así Jesús Jiménez y Paco León se enrolaron en las filas del Deportivo de La Coruña, José Estévez en el Recreativo de Huelva y Antonio Álvarez en el Racing de Madrid.
El caso de Andrés Aranda fue distinto, dado que durante los meses de mayo y junio jugó diversos partidos con clubs de Granada y Larache, aunque en el mes de julio firmó un nuevo contrato con el Betis.
Otros futbolistas que fueron suspendidos con 14 días de sueldo también dejaron el club al finalizar la temporada, como Antonio Romero «Romerito» o Manuel Nogueras «Manolín».
La renovación de la plantilla para la temporada 1930-31 fue por lo tanto muy amplia, pues también Ramón Herrera, Pedo Regueiro, Antonio De la Hoz, Manuel Suárez y Joaquín Soler dejaron el club.