Entrevista Adolfo Cuéllar 1932.
La entrevista que hoy traemos se publicó en ABC en agosto de 1932 y su protagonista es Adolfo Cuéllar Rodríguez, un hombre importante dentro del beticismo en esos años.
Vinculado a las directivas béticas desde 1927, había sido presidente de la sociedad verdiblanca ya en tres ocasiones. La primera, entre diciembre de 1929 y agosto de 1930, tras la dimisión de Daniel Mezquita, la segunda desde enero de 1931 hasta marzo de 1931 sucediendo a Camilo Romero, y la tercera entre abril y septiembre de 1931 en lugar de Enrique Pedrós.
En la campaña 1931-32 fue uno de los 3 vicepresidentes de la Federación Regional Sur, junto a su compañero Juan Alfonseca. Ambos en representación del Real Betis Balompié, mientras que la presidencia era ocupada por Juan López García y la otra vicepresidencia por Antonio Calderón Hernández, ambos en representación del Sevilla.
Estos años son testigos de los intentos de la sociedad verdiblanca por cambiar el tradicional predominio sevillista en el órgano federativo andaluz, como se trasluce en la entrevista que traemos hoy. El auge deportivo y social de la entidad bética no se veía representada en un organismo que desde su fundación en 1915 casi siempre había estado en manos del eterno rival, en una época en la que gran parte de las decisiones referentes a la competición eran administradas desde la sede federativa andaluza.
También se repasa en la entrevista la actualidad bética en un momento en el que faltaban pocos meses para el estreno en la Primera División del club verdiblanco. Adolfo Cuéllar se manifiesta claramente al lado de la directiva que presidía José Ignacio Mantecón, a pesar de ser el rival que le derrotó en la apasionada asamblea del 5 de septiembre de 1931 y que puso fin a la inestabilidad directiva que arrastraba el club desde hacía unos años. Y también se manifiesta al lado del club en la polémica que en ese verano supuso la sustitución de Emilio Sampere, el entrenador que llevó al Betis a la Primera División, por Patrick O´Connell.
El Comité Directivo de la Federación Regional Sur se renovará en fecha próxima. Su presidente, don Juan López García, dimite con carácter irrevocable. Así mismo los federativos señores Cuéllar y Alfonseca—no sabemos si ninguno más—van a cesar en sus cargos.
En el momento de la retirada es interesante la opinión de dichos señores sobre la actualidad futbolística de la región.
La ausencia del señor López García nos priva de concederle la prioridad a que tiene derecho por la elevación del cargo que desempeña y por su indiscutible autoridad.
Hemos requerido a los señores Cuéllar y Alfonseca para que respondan a nuestras preguntas, y el primero lo hace en nombre de ambos.
- Antes—nos dice—no hubiese hablado. Pero cuando me voy definitivamente, para no ocuparme más de estos asuntos, sino como simple aficionado, no tengo inconveniente en contestar a su interrogatorio
Bajo estos auspicios comenzamos nuestra entrevista.
- ¿Han existido discrepancias o disgustos en el seno de la Federación sobre la organización del campeonato mancomunado?
- Discrepancias, sí; disgustos, no. El presidente de la Federación nos dio cuenta en la reunión del mes pasado de haberse concertado el campeonato mancomunado en sustitución del regional, y entonces el señor Alfonseca y yo hicimos constar en acta nuestra disconformidad, pero sin disgustos entre los federativos, pues este asunto, como cuantos otros se han tratado en el año deportivo que concluye, se ha llevado con la mayor serenidad en la discusión
- ¿Y qué motivos tuvieron ustedes para discrepar del campeonato mancomunado?
- Me pone usted en un gran compromiso, pero procuraré salvar su curiosidad. Como federativo entendía yo, y en esto me acompañaba el señor Alfonseca, que el campeonato mancomunado suprimía de hecho al regional, restándole a éste su verdadero interés: estimular la formación de otros clubs dentro de la región y evitar que éstos pudieran desaparecer o buscar otros aliados era perder el aliciente de esta competición interesantísima. Y como béticos también teníamos nuestra opinión, aunque ésta la habíamos dejado en la puerta de la Federación. Entendíamos que cuando un club, como el Betis, había llegado a un rango deportivo como el adquirido, consiguiendo el año pasado ser finalista y ratificándolo al pasar en el presente a la Primera División, no tenía por qué facilitar estas competiciones, que a otros favorecen más que a él. Pero, como le digo, esta opinión no se expuso ni sirvió de argumento en la Federación. Allí no había más que intereses deportivos regionales. Son distintos modos de ver las cosas
- ¿Le gusta cómo ha quedado organizado el campeonato mancomunado?
- Sobre esto no conozco más que lo dicho por la Prensa. Después de la Asamblea Nacional no hemos vuelto a tener reunión en la Federación y desconozco detalles. Lo que sí me ha extrañado es ver en la lista de árbitros nombres conocidísimos de la afición sevillana, sobre los cuales, por lo visto, han caído las aguas purificadoras del Jordán. Además, no he leído el nombre de ningún representante bético en el Comité que ha de fallar las incidencias de la competición
- ¿Cómo ve usted la situación del deporte en Sevilla?
- Magnífica. Este año veremos desfilar por nuestros campos casi todos los clubs de España. Por el del Betis disfrutaremos de todo lo mejor que en el fútbol existe, y con una particularidad: que los clubs de Primera División nunca han venido todos a Sevilla en una sola competición. Para los amantes del deporte serán unos platos fuertes los encuentros con el Athletic de Bilbao, el Barcelona (piense ahora en el Estatuto) y el Madrid. En el campo del Sevilla volveremos a ver, sin la desventaja de una doble competición en nuestra tierra, a todos los equipos luchadores incansables de la Segunda División. Indudablemente el paso del Betis a la Primera ha favorecido el deporte en nuestra ciudad
- ¿Está usted contento con la marcha deportiva del Betis?
- Muy contento. La sociedad ha tenido siempre un factor poderoso: el amor propio de los socios, directivos y jugadores. Mire, yo recuerdo que hace cinco años el Betis tenía un campo que, para aquella época, era a propósito y había costado un gran esfuerzo construirlo, pero insuficiente para los nuevos derroteros de la sociedad. ¿No lo recuerda usted? Pues aquel campo se convirtió en el actual, limpio y bello, porque un día, después de habernos dicho un bético antiguo, inconfundible por el color del pelo, que en el nuevo campo del Sevilla había unos maíces muy crecidos, vimos por nuestros ojos que los maíces eran unos grandes hierros de la armadura para una magnífica tribuna, situados en una explanación excelente. Ese mismo día y después de un breve cambio de impresiones, se acordó hacer el campo actual. Sánchez Mejías llevó todo el peso del trabajo y a los dos meses quedó hecho el campo. Otro ejemplo: hecho el campo, tuvo la sociedad la fantasía de un gran equipo, y no regateó sacrificios, gestiones ni nombres. Recuerde usted todo lo que se hizo y todo lo que se habló del Betis hace dos años. El resultado fue, después de la natural decantación, el equipo que tantos triunfos le ha proporcionado a la sociedad. Ahora tiene usted a la nueva Directiva que, bajo la presidencia del señor Mantecón, hombre inteligente, no regatea tampoco sacrificios para poner al equipo en condiciones de hacer un lucido papel en los campeonatos próximos. Como le digo, el amor propio lo hace todo
- Se dice que hay una cierta oposición dentro de la sociedad. ¿Es esto cierto?
- Puede usted negarlo terminantemente. Dentro de la sociedad no hay más que béticos que aumentan rápidamente. Si oye usted algo, dígale a quien le hable que se trata de un fantasma, pero que no tiene más valor que el caballo del Cid
- ¿Qué le parece a usted el cambio de entrenador del Betis?
- Me hace usted una pregunta difícil de contestar. Tengo la seguridad de que cuando la Directiva ha tomado esa resolución lo habrá hecho con poderosas razones y en beneficio del club. Las directivas obran siempre de buena fe y creo que ahora que ha regresado el secretario se harán públicas esas razones, pues conozco su criterio, expresado públicamente, de que esas cosas se hacen siempre de forma democrática. Con el entrenador señor Sampere creo que les sucede a muchos béticos lo que les pasa en los partidos que se juegan en nuestra ciudad. Muchos béticos tienen una mascota o una fobia. Piense en el traje a rayas que se pone los domingos Juanito Alfonseca, o en las vueltas fuera del campo que da Pepe Fernández cuando juega el Sevilla. Con Sampere pasa algo igual. Los béticos recuerdan que llegó el Murcia a la Segunda División, que el Betis fue con él finalista del Campeonato de España., a pesar de haber entrado mediada la temporada, y que en el segundo año entró el club en la Primera División. Pero, le repito, que las razones están por encima de toda otra consideración. Primero son los intereses del club.
He aquí cuanto nos dijo el señor Cuéllar en el momento de poner fin a su actuación directora, bética siempre.
En los anales del club blanquiverde figurará el nombre del señor Cuéllar con el del señor Alfonseca como elementos que descollaron en el sprint final de la carrera que dio al Betis rango de triunfador.