Entrevista Eusebio Ríos 1993.
De mayo de 1993 es la entrevista que hoy traemos, publicada en Diario 16 Andalucía y a cargo del periodista Manolo Rodríguez.
El protagonista es nada más y nada menos que Eusebio Ríos, ex futbolista y ex entrenador del club, y que además estaba de plena actualidad en ese momento por la pertenencia en esa temporada de su hijo Roberto a la primera plantilla del club, a la que llegó desde el filial verdiblanco.
En la entrevista Eusebio Ríos repasa su trayectoria futbolística, con curiosos detalles sobre sus inicios, su llegada al Betis, su debut en la inauguración del Sánchez Pizjuán y sus 10 temporadas en el club de Heliópolis. También de su relación con su hijo Roberto y lo que había supuesto en el terreno personal que su hijo siguiera su estela bética.
También se habla de su extensa carrera en los banquillos, que comenzó en 1970 en el Real Jaén y que en ese momento estaba parada, por problemas de una enfermedad. Eusebio desmentía esa supuesta enfermedad del corazón y se prestaba a volver pronto a los banquillos, lo que nunca sucedió, ya que en el mes de junio de 1993 se concretó que sería el próximo secretario técnico del Betis, un puesto que ocupó de forma más que brillante hasta 1997.
Eusebio Ríos nació en un oscuro caserío vizcaíno, pero construyó gran parte de su vida bajo el sol implacable de Sevilla. Estuvo diez años en el Betis y ofició como jugador joven, como capitán veterano y como entrenador sin suerte. En todos los trabajos se manifestó con dignidad, pero ahora le llega la prueba más importante y también la más difícil: la de sufrir como padre de un tipo espigado que perpetúa su nombre en el club al que le dio sus mejores años.
- ¿Qué tal está su hijo?
- Ya le han quitado los puntos, ha empezado la recuperación, y anda loco porque pasen los días y pueda empezar a correr. Su vida es el fútbol y tiene muchísima vocación
- ¿Se mira usted en él?
- Siempre le pregunto a la gente del club cómo es como persona, ya que eso es lo que más me interesa. Si después posee cualidades técnicas y físicas, mucho mejor, pero primero quiero que sea persona
- ¿Sufre mucho como padre?
- Mucho, tanto que hasta me tomo una pastilla para los nervios los días que voy al campo a verlo. Ahora me duele todo más que cuando jugaba o entrenaba y cualquier comentario de los aficionados me afecta. Por eso, hay ocasiones en que prefiero ver los partidos por televisión antes que ir al estadio.
- Pero deben de ir bien las cosas cuando ya ha dejado de ser el “niño de Ríos” para convertirse en Roberto…
- Sí, y me alegra el que haya superado ser el “hijo de”. Sé por la prensa que la gente está contenta y que sólo bajó su rendimiento en los últimos partidos como consecuencia de la lesión. Y así tiene que seguir, porque lo primero en el fútbol y en vida es dar el callo y pensar que siempre se cobra demasiado para lo que se le da al club
- ¿Le emocionó verlo como internacional sub 21?
- Me dio mucha alegría y me sorprendió que hubiera progresado tanto. Yo apenas si lo había visto jugar antes y, a pesar de que hemos hablado mucho sobre lo que debía hacer en el campo, no pensé que fuera a llegar a la selección tan pronto
- Su otro hijo, el mayor, ¿no ha jugado al fútbol?
- No, a pesar de que lo hacía bien. Pero era muy alto y le perjudicó ser hijo de fulano. Cogió complejo y, como no tenía vocación, lo dejó. Cosa de la que me alegré, porque así no arrastraba el nombre. Roberto, sin embargo, tiene tanta ilusión que el fútbol es su vida.
- ¿Y usted? ¿Tenía afición?
- Yo nací en un caserío y guardaba ganado, que se me escapaba porque me pasaba las horas jugando al fútbol. Rompía las alpargatas y me metía en una tienda que teníamos en el pueblo y cogía otro par sin que mi madre se diera cuenta. Si de algo puedo vanagloriarme es de haberme ganado la vida con lo que más me ha gustado. En ese sentido me puedo morir tranquilo.
- ¿Usted era del Athletic?
- Sí, pero los años que pasé en Sevilla me marcaron mucho y hoy me considero tan bético como el primero
- ¿Cómo llegó a Heliópolis?
- Me recomendó Antonio Barrios, que ya quiso llevarme dos años antes al Atlético de Madrid, pero no hubo acuerdo con mi equipo de entonces, el Arenas de Guecho. Ese verano del 58, estando yo en Ceuta haciendo la mili, me habló el Betis, se arregló con el Indauchu y firmé por tres años
- Además, debutó con el Betis la tarde del triunfo en Nervión por 2-4…
- Algo inolvidable. Aquel fue el segundo partido de Liga y Barrios ya quiso alinearme en el primer partido contra el Granada, pero yo mismo le dije que no porque todavía no estaba en plena forma. Por eso debuté contra el Sevilla
- ¿Comprendió entonces el alcance del éxito?
- No, porque estaba recién llegado y aún no conocía en profundidad la rivalidad que hay en Sevilla. Después lo he comprendido y sé que la alegría de la afición debió ser imponente, la misma que tenían Portu y Del Sol al acabar el partido
- Por cierto, que Villamarín los recompensó muy bien, ¿no?
- En la caseta me dijeron que habíamos ganado 27.000 pesetas, 25.000 por el triunfo y 1.000 más por cada gol de ventaja, y le pregunté a Del Sol si era verdad, porque ese era el mismo dinero que había ganado en todo el año anterior. En la segunda vuelta también ganamos por 2-0 y Villamarín nos pagó 16.000. Fíjese, 43.000 pesetas en dos partidos, lo que entonces valía una casa
- Veo que Villamarín era generoso…
- Era extraordinario. No había pared que lo parara y su palabra iba al cielo. Imponía el respeto en el club y a su lado no tenían sitio ni los vagos ni los chivatos…
- …¿y el mejor en el campo?
- Del Sol. Sé que los ha habido muy grandes como Cardeñosa y Gordillo, pero Del Sol era un dios y a su lado todos parecíamos unos mineros. Interpretaba el fútbol con una calidad impresionante y con una rabia como no se le he visto a ninguno. Un genio
- Hasta el descenso del 66 usted vivió unos magníficos años en el Betis…
- Muy buenos. Fuimos quintos el año que llegué, con Balmanya conseguimos el tercer puesto y contamos con jugadores extraordinarios, como Rojas, Moreira, Senekowitsch y tantos otros. Sin olvidar a los de la casa, como Portu, al que todos los años le traían un lateral, pero siempre acababa jugando él
- ¿El equipo de Balmanya fue el mejor equipo?
- Fue el que consiguió la mejor clasificación y creo que puntuamos en nueve desplazamientos de quince. Jugaban: Pepín; Colo, Ríos, Paquito; Bosch, Martínez; Montaner, Luis, Ansola, Pallarés y Molina. Balmanya, además, transmitía confianza porque veía el fútbol con mucha tranquilidad
- Vayamos a su etapa como entrenador, es decir, saltemos del 64 al 88…
- A mí me llamaron para salvar al equipo cuando tenía ocho negativos y lo conseguimos en Las Palmas. Al año siguiente, sin embargo, no se hicieron las cosas bien. Vinieron a última hora jugadores que yo no quería, aunque no voy a dar nombres, y todo se torció desde el principio del campeonato
- ¿Dígame, por lo menos, los que sí le agradó que ficharan por el Betis?
- Yo me mostré de acuerdo con los fichajes de López Ufarte, Miguel Ángel I y Calderé
- No quiero terminar la entrevista sin preguntarle por su corazón
- Pues se lo agradezco, porque mi corazón está muy bien, a pesar de que todo el mundo cree que estoy enfermo; lo cual está influyendo para que los equipos no me llamen
- ¿Pero no le dio un infarto en el Bernabéu?
- No, lo que me diagnosticaron fue una neumonía que se estaba incubando y que fue la causa del dolor de costado. No voy a ser tan cretino de jugarme la vida cuando, gracias a Dios, nunca me va a faltar un plato de caldo. Tengo ganas de volver a trabajar y querría que fuese esta misma temporada