Entrevista Ferenc Szusza 1972
Ferenc Szusza llegó al Betis en diciembre de 1971 para hacerse cargo de un equipo que por entonces ocupaba la última posición de la tabla. Aun habiendo sido uno de los componentes del famoso equipo húngaro que asombró al mundo futbolístico en la década de los 50, en España su carrera como entrenador era prácticamente desconocida. Y eso que había entrenado en Hungría al Ujpest Dostza y hecho al Gornik Zabrze campeón de la liga polaca.
Su debut se produjo en la jornada 15, con derrota en el Insular frente a Las Palmas. Pero su trabajo eficaz y constante rindió fruto, y sacó al Betis de las posiciones de descenso en marzo, en la jornada 26. Nunca volvió a ellas, y a falta de 2 jornadas, tras derrotar en el Villamarín 2-1 a Las Palmas el equipo estaba matemáticamente salvado. 20 partidos de Liga, con 7 victorias, 6 empates y 7 derrotas supusieron un puesto 14 y la permanencia.
Esta entrevista, publicada el 13 de mayo de 1972, aunque realizada días después de vencer al equipo canario, nos pone sobre la pista de cómo se encontró Szusza al equipo, el trabajo desarrollado y sus métodos.
Y también nos ilustra sobre el fervor que «el tito Ferenc» despertó entre la afición, que ese 30 de abril, a la terminación del partido con Las Palmas, saltó al campo y paseó a Szusza en hombros como si fuera un torero triunfador en la Maestranza.
- Hemos trabajado mucho durante estos cuatro meses, y ahora he dicho a los jugadores que podremos aflojar algo en los entrenamientos
A falta de dos jornadas para finalizar la competición liguera, el Betis había conseguido la permanencia, merced al triunfo frente a la UD Las Palmas en el Estadio Benito Villamarín, que coronaba una serie continuada de triunfos durante la segunda vuelta. El éxito no lo señalaban ni los más optimistas allá por el principio del año, cuando el conjunto verdiblanco figuraba en el último puesto de la clasificación, claramente descolgado del resto de los equipos.
Al finalizar el encuentro entre béticos y canarios, cuando los equipos se retiraban a sus vestuarios, entre aclamaciones para los propietarios del terreno, el autor de aquel casi milagro fue alzado a hombros y paseado por el terreno de juego. La masa había concedido, simbólicamente, todos los trofeos a Ferenc Szusza con el ritual propio de la Maestranza.
Para los entrenadores lo normal es verles soportar las iras de los espectadores. Lo de Szusza es un caso anómalo, quizá porque se trata también de un técnico fuera de lo común. Después, en los vestuarios, no había perdido el equilibrio. Se imponía, sin embargo, un diálogo más reposado.
Buscamos a Szusza en un lugar habitual de tertulia futbolística. Con él se encontraban varios directivos. Dejamos la conversación para horas más tarde y la iniciamos así:
- ¿Es la primera vez que ha sido paseado a hombros?
- Como futbolista me ocurrió en varias ocasiones, y como entrenador esta es la segunda. La primera fue cuando el Gornik se proclamó campeón de Polonia.
Szusza, si mal no recordamos, firmó por el Betis el día 21 de diciembre. Hubo dos o tres semanas de observación antes de que el técnico húngaro se hiciese cargo de la plantilla, ya con una buena carga de negativos. Parecía imposible llevar a buen puerto aquella nave que marchaba a la deriva y hacía aguas por los cuatro costados. A Szusza, preparador con brillante historial, pero desconocido en España, se la hacían las preguntas de rigor sobre las posibilidades de salvación del Betis. Desde el primer momento se mostró optimista.
- Cuando afirmaba que el Betis alcanzaría la permanencia, ¿lo decía convencido o solo para dar moral a sus pupilos?
- Estaba convencido de la capacidad de los jugadores, a los que había observado durante unas semanas y, además, tenía la necesidad de que creyesen en mi persona, esforzándome en entrenarlos y demostrarlo sobre el campo de forma práctica. Para los jugadores es absolutamente necesaria la confianza en quien los manda y en sí mismos, y en el Betis faltaba esa seguridad
Con Szusza se puede hablar de fútbol durante horas sin descender a detalles personales sobre jugadores. Es un enamorado de su profesión que contagia su entusiasmo.
- ¿Es necesaria, entonces, cierta juventud en el entrenador?
- Tiene que estar físicamente bien. Cualquiera puede enseñar lo que aprendió en un libro, pero lo hace mejor el que es capaz de ponerlo en práctica sobre el campo. El jugador entiende lo que se explica en las clases teóricas, pero aprende viendo hace lo que se le ha enseñado. Además, al entrenador le sirve para medir la inteligencia de un futbolista ver cómo lo que dice haber entendido es capaz de asimilarlo.
- ¿Llegó a tener miedo de no alcanzar la permanencia?
- En esta profesión siempre hay que tener miedo, y yo no lo tenía ni del Betis ni de mi trabajo, pero sí de las circunstancias que podían darse en el desarrollo de la competición
- ¿Y temía fracasar en España?
- Me preocupan los éxitos de otros compatriotas míos aquí y no responder en parecida medida. Los nombres de Berkessy, hace ya unos veinticinco años, Puskas, Kalmar y Kubala me exigían mucho.
- ¿Cree que ha triunfado?
Ríe abiertamente y hace un ademán expresivo.
- Bueno, hemos alcanzado una meta: el Betis se ha salvado
- ¿Qué ha contribuido, además de Szusza y los jugadores, a alcanzar el objetivo?
- Todos me han ayudado mucho. Esteban Areta, por ejemplo, ha sido un elemento muy positivo para conocer la vida del futbolista español, algo que considero muy interesante. También Losei, el intérprete, me ha sido útil para corregir mis defectos individualmente, cosa que realizo los jueves.
- ¿Ha trabajado en el Betis más que en los otros equipos que ha entrenado?
- Bastante más porque veía que lo necesitaba. Han sido cuatro meses muy intensos por la enorme tarea que tenía por delante, y todo lo he llevado personalmente.
La marcha del actual entrenador bético supondría para los seguidores verdiblancos una notable contrariedad, ya que creen en él como un taumaturgo. Szusza es hombre que ha triunfado en toda la línea y resulta lógico que su nombre circule como posible candidato a fichar por uno de los varios clubs que se interesan por sus servicios, pese a que él ha manifestado sus preferencias por el Betis. Existe, además, otro problema que pudiera ser grave para su continuidad en el club verdiblanco hispalense. Szusza debe recibir nuevo permiso de su federación para entrenar fuera de Hungría.
- ¿Se quedará en el Betis?
- A mí me encanta Sevilla y no habrá dificultad por mi parte para seguir en el Betis. Me gusta la continuidad y trabajar con los jóvenes.
- ¿Existe la posibilidad de que sea reclamado para ponerse al frente de la selección húngara?
Nueva sonrisa de Szusza y otro gesto expresivo.
- Si me llaman iré gustoso
- ¿Se ha interesado algún club español por sus servicios, además del Betis?
Deja la pregunta sin contestar, pero nuestras noticias son que ya hubo cantos de sirena para el salvador del Betis
- Me alegra que se acuerden de mí. Prefiero al Betis, pero también tengo que pensar en mi carrera
El Betis hará cuanto esté en sus manos para no dejar escapar a Ferenc Szusza, porque con él ha llegado una etapa de triunfos, sin exigencias de ningún tipo.
- ¿Tiene plan de trabajo para la próxima temporada?
- Me gustaría dar vacaciones a los jugadores del 1 al 5 de junio para que volviesen a mediados de julio. Es sumamente importante el tiempo de preparación antes de la temporada.
- ¿Qué posibilidades ve en la plantilla?
- Son hombre jóvenes que deben progresar. Si permanezco en el Betis dos temporadas tendré tres internacionales.
- ¿Quiénes?
- No digo los nombres
Debe de entrar dentro del secreto del sumario. Ahora les va a corresponder a los suplentes demostrar sus posibilidades y, antes de dar las vacaciones, dedicará buena parte del tiempo a observar a los jugadores de la cantera. El éxito para Szusza ha sido rotundo y su popularidad en Sevilla está en el cénit.
Y si no ahí está ese documento gráfico que le muestra a hombros de sus admiradores. Algo extraño en fútbol, pero no siempre los entrenadores iban a salir por la puesta trasera del despido. No se puede saber lo que ocurrirá en el futuro, pero en estos momentos Szusza es un triunfador.
Fuente: Martín Benito en Marca 13 de mayo de 1972