Entrevista Francisco Antúnez 1973

Francisco Antúnez fue jugador del Betis entre 1941 y 1946, al que llegó procedente del equipo amateur del Sevilla tras quedar libre. Su fichaje por el equipo sevillista en enero de 1946 fue una de las grandes polémicas que han enfrentado a los equipos sevillanos a lo largo del siglo XX, pues desde el bando verdiblanco siempre se estuvo convencido de la ilegalidad de ese fichaje.
El tema lo hemos desarrollado en varias entregas como la que pueden ver aquí, por lo que no nos vamos a extender mucho más en los detalles que concurrieron en todo el proceso a lo largo del año 1946.
Sí traemos hoy una entrevista realizada por el periodista Belarmino Calvo «Belarmo» para el diario deportivo Marca en marzo de 1973, y en la que Francisco Antúnez repasa su trayectoria deportiva desde sus inicios, su paso por Betis y Sevilla y su retirada, aunque son bastantes los detalles que omite y de los que no da ninguna explicación, como su intento fallido de volver al Betis en 1954 y que le llevó a terminar jugando en el Jerez Deportivo.
Tras su retirada emprendió una carrera de entrenador, que le llevó a numerosos banquillos (Ayamonte, Puerto, Algeciras, Recreativo, Granada, Oviedo, Atl. Ceuta, Sevilla Atlético, Langreo), aunque siempre entre Segunda y Tercera División. Por esos días Antúnez se encontraba sin equipo, tras haber sido cesado en el Langreo a finales de 1972.
También son destacables las declaraciones que realiza contra la directiva sevillista del momento, acusando al presidente Montes Cabeza de no haberle dejado seguir en el club cuando era entrenador del filial y aquel era el vicepresidente. Todo ello motivado, según sus palabras textuales, porque » Aquí existe la creencia de que tienes que ser del Sevilla o del Betis. Y en cualquier caso, desear la muerte del rival. No acepté condiciones ni definiciones de ese tipo. No las aceptaré jamás. He sido un profesional, ni más ni menos que un profesional. No tengo porqué manifestarme en favor de ninguno. Ni tampoco porqué romper la camiseta del contrincante. »
Por Antúnez no ha pasado el tiempo. O eso es lo que representa su magnífico aspecto. Le vi en Sevilla recientemente. Esa mañana dejó de acudir al entrenamiento diario, porque Francisco Antúnez Espada, sevillano desde los pies al cabello, se cuida; vigila el estado físico.
Hablamos de su origen futbolístico primero. Después, de tantísimas cuestiones. Antúnez vino al mundo en la popular calle de la Feria. Y jugó los primeros partidos en varios de los muchos solares cubiertos ahora por ladrillos y cemento. Después…
- Como infantil en el equipo del Fontanal. Me acuerdo de Juan “el jorobado”, así llamaban a un aficionado de contrastada calidad, que era lo que aquí decimos “un fiebre”. Uno de los que se dieron cuenta del verdadero valor de nuestra cantera. Y la fomentaba, gastándose sus buenos duros en varios conjuntos de muchachos. Los equipos formados por él ganaron fama muy pronto. Hasta que pasé a los infantiles del Sevilla en 1937.
- ¿Cómo era usted por aquellos tiempos?
- Físicamente, un niño; mentalmente, un hombrecito con vocación. Entonces ya ocupaba yo la defensa o la media. Hubo compañeros que salieron adelante, como Joaquín, Guillamón, Bohórquez, Escalera, Acedo…
Hay un pasaje de la vida de Antúnez del que aún nos acordamos.
- ¿Por qué se fue al Betis?
- Esa es otra. Me tenía el Sevilla en la sección amateur. Mis pretensiones eran las de jugar. Vinieron los directivos béticos y me enrolaron como profesional. ¡La que se armó fue buena¡ Total, que en 1940 hubo sus más y sus menos. No me dejaban cambiar de club. Y no firmé la renovación, porque mi contrato concluía el 30 de junio; porque no estaba atado a nadie. Al cabo de unos años retorné a la plantilla sevillista.
- ¿Cuánto tiempo de verdiblanco?
- Desde la temporada 1941-42 a la 1945-46. En esta última temporada, por cierto, coronó el Sevilla su primer éxito liguero.
Futbolistas de épocas brillantes. Antúnez relaciona los que fueron sus más asiduos compañeros en el Betis.
- El portero Cabezo. Después Casafont; Conde, que más tarde pasaba al Valencia y al Granada. Yo de medio derecho o de medio centro, hasta que la defensa tuvo distribución antigua. Hubo una época en la que el entrenador me cambió de puesto caprichosamente, conformándome por aquello de que “no me importase”. Fui dueño de todas las acciones en el campo. Y no me importó jugar en cualquier parte. He sido un eterno titular, como hoy es Lora, por poner un ejemplo.
- Aquel llamado caso Antúnez…
- Solo que el presidente, don Eduardo Benjumea, adivinó el disgusto, y me dejó marchar.
- ¿Le agradó su vuelta al entonces campo de Nervión?
- Francamente sí. Ya me sentía con la seguridad del consagrado para jugar en Primera. Y conste: el que más cobraba en el Betis era yo. Mas le juro que cambié de camiseta por mi deseo de prosperar deportivamente; no me guiaba el interés económico.
- Para usted, ¿cuál ha sido el mejor conjunto sevillista de entonces a hoy?
- Los hubo buenos y menos buenos. Pero el de mi época fue todo un señor equipo. Ganó una Liga. Fue subcampeón de otra y no llegó a más por el empate en nuestro campo frente al Atlético, que luego se haría con el título. Ganamos la Copa del Generalísimo en 1948. La final, frente al Celta de Vigo. Y, en fin… El Sevilla tuvo una nómina de jugadores que además triunfaron cuando cambiaron de club
- ¿La formación sevillista, si es posible?
- Anote los nombres de Busto; Joaquín y Villalonga; Alconero, yo y Eguiluz; López, Arza, Araujo, Herrera I y Campos. Los más frecuentes, porque también solían jugar Oñoro, Gallardo, Ayala… Ese fue un equipo, salvando las distancias, como el Real Madrid de los Di Stéfano, Gento, Muñoz… Mire usted, yo estoy convencido de que cada club tiene su época. Por ejemplo, el Betis, cuando quedó campeón allá por 1935. Cuestión de rachas, como decimos por aquí
- ¿En dónde se retiró?
- Bueno, pues mi historia es larga. Del Sevilla, al Málaga dos temporadas. Coincidí con Vera, Del Río, Rubio, Soto, Méndez, Becerril, Bazán, Galacho, Mora, Loli. Hasta que lo dejé.
Antúnez recuerda con nostalgia el momento de su “jubilación”. Y agrega:
- Me forzaron a ello
- ¿Quién?
- Dos lesiones malditas, seguidas una de otra; tenía treinta y dos años. Comprenderá que a esa edad aún queda cuerda.
Recuento de los éxitos particulares. Y de la internacionalidad, principalmente.
- En cuatro ocasiones. En Irlanda, París, Ríos de Janeiro, frente a la selección de Estados Unidos, y en Madrid contra Suiza.
- ¿Sólo cuatro camisetas, Paco?
- Ni una más. Piense que había pocos contactos con las representaciones de otros países. Y como a Aparicio lo veían más que a mí, pues lo seleccionaban a él. Y no discuto sus merecimientos. Esto, para empezar. Me preseleccionaban mucho y nada más.
- ¿Adónde ha llegado como entrenador?
- Empecé en el Ayamonte. De ahí, al Puerto de Sevilla, que hoy se conoce por Sevilla Atlético; Algeciras en dos momentos, Recreativo de Huelva en tres ocasiones. En el Granada, Ceuta, Oviedo. Y últimamente en el Langreo.
- ¿Le han echado?
Sonríe y acepta mi pregunta:
- No hay por qué ocultarlo. Me “largaron” de varios clubs. ¿Quiere saber las causas? Tuve la suerte o la desgracia de ir con pretensiones… Y estos son los que cuando pierden se ponen nerviosos. Se excita el público y los dirigentes deciden la rescisión del contrato
- ¿Siempre han de pagar los técnicos?
- Espero que alguna vez se solucione. Pienso que a un preparador hay que aceptarlo con todas las consecuencias. Y si no, que lo mediten previamente. Ya se sabe que muchos aficionados gritan en el campo; protestan los que no pueden en su trabajo. Convierten el fútbol en una guerra. Y yo no estuve en ninguna, pero me las figuro
- Acaso no sean sus métodos los que exige la época actual
- Pues me tengo por un entrenador moderno. Verdaderamente, no sé cómo clasificarme. Que los jugadores den fe. Siempre concebí el fútbol como el baloncesto, pero jugado con los pies. Difícil lograr que se ponga en práctica como yo deseo. Señor mío, ¿acaso no es un de porte asociativo? Hay que atacar y defender aunque luego necesitemos al hombre que se aproxime al aro rival. He inculcado ese espíritu. Después no saben interpretar mis ideas. El fútbol necesita a hombres con flexibilidad mental
- ¿Quién le enseñó?
- Soy de los que han tenido la suerte de trabajar a las órdenes de Helenio Herrera. He copiado sus métodos de preparación dinámica.
- ¿En paro y por mucho tiempo?
- En paro forzoso. Ignoro hasta cuando
- ¿No le quieren en el Sevilla para cualquier cargo?
- Ya estuve. Es como todas las cosas; se necesita caer en gracia. Y estar recomendado
- ¿Decimos que no fue profeta en su tierra?
- Como jugador milité en los dos grandes clubs sevillanos. Como técnico, hay otros aspectos que influyen, que o bien te elevan o te hunden. En el filial sevillista estuve a gusto, incluso sacrificando la parte económica. Quien me conoce sabe que no fui exigente. Vino un día el señor Cisneros a decir que no me renovaba “porque varios de sus directivos no me miraban con muy buenos ojos”. ¿Qué me hubiera ocurrido al frente del conjunto titular? Y del actual presidente nada pudo yo esperar. Cuando don Manuel Zafra me contrató, el señor Montes era vicepresidente del Sevilla. Prometió que dimitía si no me echaban a mí
- ¿Por qué le quieren mal entonces?
- Se lo diré. Aquí existe la creencia de que tienes que ser del Sevilla o del Betis. Y en cualquier caso, desear la muerte del rival. No acepté condiciones ni definiciones de ese tipo. No las aceptaré jamás. He sido un profesional, ni más ni menos que un profesional. No tengo porqué manifestarme en favor de ninguno. Ni tampoco porqué romper la camiseta del contrincante.
- ¿De qué color es usted?
- De ninguno. O de los dos que lucen estos equipos de mi tierra. Me han tratado ambos muy bien, aunque antiguamente existían los consabidos inconvenientes a la hora de cobrar.
Paso a las comparaciones.
- El fútbol de hoy me agrada, aunque no resulte tan bonito como el de antes.
- ¿Ha sido usted un “leñero”?
- No tengo conocimiento de que lo fuera, aunque se dijo que yo lesioné a Bazán. Me culparon injustamente
- ¿Qué delantero le dio más trabajo?
- Salió un Juncosa al que apenas conocíamos, y le elogiaban merecidamente. ¿Patadas? Las daban antes y las dan ahora cuantos se ocupan del gol
- Esa cantera sevillana que ya no produce…
- Por las dificultades que la rodean. Entre otras cosas la escasez de solares. Han desaparecido campos como el del Español, La Calzada, el de la Pirotecnia…
- ¿Hay sucesor?
- Hay uno, pero es mujer
- ¿Quién se le parece?
- Mis características eran semejantes a las de un Tonono, Garay, Santamaría…
- ¿Con qué predica a los muchachos a los que suele preparar? ¿Qué impongan el respeto por las malas, tal vez?
- Exijo nobleza. Tampoco concibo que quien pega un porrazo lo haga sabiendo las malas consecuencias que puede tener. Y es cierto que hoy se castiga a los delanteros. Hay técnicos que imparten esa consigna para la primera jugada.
Tan flemático como cuando jugaba.
Fuente: Belarmo en Marca 7 de marzo de 1973