Entrevista Joaquín Sierra «Quino» 2000
Joaquín Sierra «Quino» es uno de los grandes referentes entre los delanteros béticos a lo largo de la historia. Jugador de la primera plantilla bética entre 1964 y 1971, adonde llegó tras un exitoso paso por los juveniles y el Triana Balompié, Quino fue también un jugador polémico en su época, dado que se rebeló contra el sistema de retención por entonces imperante en el fútbol español, llegando a retirarse del fútbol durante la temporada 1970-71.
La solución que se encontró pasó por su traspaso al Valencia a cambio de una importante cantidad para la época que permitió al club reconducir su economía, bastante maltrecha por el pago de las obligaciones bancarias contraídas con la compra de Heliópolis en 1961.
En el Valencia Quino estuvo a las órdenes de Alfredo Di Stéfano, el gran ídolo de su juventud tal y como cuenta en esta entrevista publicada en ABC el 17 de diciembre de 2000 a cargo del gran periodista Manuel Ramírez Fernández de Córdoba, en la que repasa su trayectoria futbolística profesional y también en la Asociación de Futbolistas Españoles, de la que fue uno de sus más destacados dirigentes.
Fue llegar y pegar la hebra. Casi una hora. Y muchas cosas por escuchar de un hombre que fue, primero, un fuera de serie; después, un defensor de los derechos propios y de los demás en el ámbito futbolero y, siempre, porque no otra cosa aprendió de su padre, consecuente consigo mismo, haciendo de cada acto de su vida lo que debería hacer en cada momento, para bien o para mal y dando la cara, aunque no lo comprendieran muchos y si lo entendiéramos unos pocos.
Joaquín Sierra Vallejo. Quino en las alineaciones, en los calendarios “Dinámico” y en la historia del fútbol español de los años setenta.
Cuando con él hablé no se hablaba de otra cosa que de la disyuntiva Pelé o Maradona. Y ahí empiezan sus rotundidades adobando su hablar, tan andaluz como culto, con la suavidad de sus palabras y el dominio absoluto del regate dialéctico parecido a aquel que hacía sobre la yerba.
– Entre Pelé y Maradona lo tengo claro: me quedo con Di Stéfano. Otros jugadores pueden ser diamantes, pero Di Stéfano era el alma de un equipo. Maradona comenzó a jugar con unas bases mucho más sólidas que las que empezó Di Stéfano. Y hay otro matiz: antes se hablaba de Pelé o Di Stéfano. No se contaba con Maradona, con el que, por supuesto, hay que contar. Pero hay un facto en contra de Di Stéfano: que no se sometió nunca a las servidumbres de la FIFA y de la política, y se negó siempre a participar en el montaje que hay alrededor del fútbol. Por eso siempre se hablaba de Pelé de forma categórica como el mejor del mundo, y nunca de Di Stéfano cuando tuvo la misma altura o más que Pelé. Esa es mi opinión y la de mucha gente que los vio jugar a los dos
– Tú jugaste contra él…
– Jugué en su época del Español algún partido de Liga y una eliminatoria de Copa. Él tenía cuarenta años y yo veinte. Lo tuve que marcar. Se impuso la juventud, no otra cosa, naturalmente. Me salió un partido muy bueno y yo creo que fue una de las causas por las que él se acordó de mí y me fichó para el Valencia
– Sigamos con el Valencia y Di Stéfano. Después hablaremos del Betis
– Lo tuve tres años como entrenador. Me encantaba. Era un hombre que te decía una cosa y te la creías. Tenía eso, credibilidad. Recuerdo que, cuando fiché por el Valencia, estuve a punto de hacerlo por el Madrid. Existía esa opción y preferí el Valencia porque allí estaba el ídolo de toda mi vida. No sé si me equivoqué o acerté, pero esa fue mi elección. Y si como futbolista fue mi ídolo, después siguió siéndolo por sus actitudes ante la vida
– Tú, a tu manera, también pasabas de la política del fútbol. Con veinticinco años, estando en el Betis, y ganando un buen dinero, dijiste adiós
– Me estaban haciendo la vida imposible. Yo había renovado. Me quiso fichar el Madrid el año anterior y no me dejaron marchar. Impuse unas condiciones económicas que me aceptaron después de varios pulsos. Incluso me negué a jugar un trofeo, el Montilla-Moriles. Se me exigía que marcara goles todos los domingos. Yo había marcado treinta y tres, o treinta y cinco, goles en Segunda, fui pichichi y al año siguiente poco menos que tenía esa obligación. No pude más y me retiré. Ahora me sigue gustando el fútbol, pero sigue sin gustarme el ambiente.
– ¿Y qué hiciste?
– Me fui a Punta Umbría a quitarme de en medio. Allí fue a verme el general Luengo, que era muy bético. Le expliqué mis razones y, como era una persona sensata, me comprendió. Estuve un año sin jugar. Me entrenaba en Piscinas Sevilla, con los toreros. Nuestro común amigo Luis Carlos Peris también iba por allí
– ¿Cuántos años estuviste en el Valencia?
– Estuve cinco años. El Valencia pagó mucho por mí. Fue el fichaje más alto de aquella época. El club tuvo un problema: se le murió Vicente Peris, el gerente, que era el que llevaba el club. Había un presidente muy bueno, Julio De Miguel, que fue, junto con Pepe Núñez, de los mejores presidentes que tuve. Di Stéfano definió exactamente lo que fue la muerte de Vicente Peris para el club diciendo que “se nos había caído la estantería encima”
– Volvamos al Betis. ¿Sigues siendo bético?
– Por supuesto
– Decían de ti que eras sevillista…
– La gente estaba convencida de que yo era sevillista. No me explico por qué. Yo le marqué al Sevilla todos los goles que pude.
Entró en el Betis en los infantiles, pasó a los juveniles y, con Balmanya, a entrenar con el primer equipo. En la selección andaluza juvenil fue el amo, pero cuando uno le dice que en esta selección era Quino y diez más, me para en seca y aclara:
– No por Dios, no digas eso. Y te voy a dar nombres: Reina, Rodri, Gallego, Bancalero… Casi todos terminamos jugando en Primera División”.
Estamos de acuerdo en que los goles los ponía él. Y a la hora de definirse dice:
– Un jugador rápido y de regate. No tan bien como Garrincha, pero era una imitación
Recuerda partidos como “uno que ganamos 4-3 contra el Barcelona; aquella promoción contra el Granada”, y la relación con sus compañeros “fue muy buena; nunca tuve problemas con ellos, González, Demetrio, Rogelio, Cristo…” y de “los mil entrenadores, Ernesto Pons, Luis Hon, Belló, Barrios, César, Barinaga, Daucik, Miguel… Un mal síntoma porque, cuando se cambia tanto, es que las cosas no van bien”.
Cuando le comento que le freían a patadas, sale con que “he tenido suerte con las lesiones. No protestaba nunca. Jamás me expulsaron de un campo. Siempre se lo puse fácil a los árbitros”.
Fue promotor, fundador y presidente de la AFE. Y explica el porqué
– Di Stéfano dice en sus memorias cómo, cuando uno firmaba como juvenil, se quedaba amarrado para toda la vida. Yo estuve siempre en contra de eso
– Derechos y deberes. ¿Se ha desequilibrado ahora la balanza para el lado de los futbolistas?
– En absoluto. Los futbolistas están ahora como tienen que estar: en igualdad de derechos como todos los españoles, que era lo que no teníamos en aquella época. Por eso se fundó la AFE. Entonces, según decían los entendidos, éramos las prostitutas, las empleadas del hogar y los futbolistas los únicos que teníamos una relación laboral distinta a los demás
– Ahora tenemos los comunitarios, los extranjeros…
– Yo creo que hay que abrir la mano. Ya se ha abierto antes y no pasó nada. El jugador español se tiene que acostumbrar a irse a jugar a otro país
– Sin embargo con la sentencia de Karpin…
– La AFE apoyó el caso Bosman que era la integración de todos. Aquí ha ocurrido que el Parlamento europeo nunca ha querido enfrentarse con la UEFA y siempre admitía restricciones, pero eso no puede ser así. Si otros trabajadores no tienen problemas, ¿por qué los van a tener los futbolistas? Habrá que acostumbrarse a jugar en Francia o en Portugal, o donde sea. Yo soy partidario, siempre, de la integración, no de la exclusión
Le parece lógico el paso de los clubs a las sociedades anónimas “para responsabilizar a los dirigentes, ya que el fútbol se ha convertido en el mejor negocio del siglo y Havelange decía que la FIFA era la mayor multinacional del mundo”. Le entusiasmó el Ajax de Van Gaal y el Barcelona de Cruyff. Nunca pensó en ser entrenador. Pero sigue enamorado del fútbol como siempre.
– Sigo jugando al fútbol. ¿Qué si meto goles? De vez en cuando. Hombre, ya tengo 55 años…
Hola, me llamo Luis tengo 64 años y me encantaria poder sentarme a comer un dia con este para mi, fantastico futbolista, fue mi idolo cuando niño, soy de Sevilla y no tendría ningún problema en desplazarme a Cadiz.
Seria para mi maravilloso poder charlar y recordarle personalmente
Gracias y Saludos