Entrevista José Avelino 1958
En el marco de las entrevistas de aficionados béticos que se publicaron en el número extraordinario que el diario Sevilla publicó con motivo del retorno a la Primera División el 1 de junio de 1958, traemos hoy la de un aficionado bético muy peculiar. Se trata del gallego José Avelino Loureiro, propietario del establecimiento que se ubicaba en la Plaza de los Andes, en pleno barrio de Heliópolis, y del que ya hemos tenido la oportunidad de hablar aquí y aquí, por ejemplo.
Tal y como se cuenta en la entrevista José Avelino llegó a Sevilla en 1920, y desde entonces se ligó al sentimiento verdiblanco. Recuerda como grandes presidentes a hombres como Valentín Pérez o Manuel Ruiz, además del coetáneo Benito Villamarín, y también destaca a futbolistas como Paquirri y entrenadores como Pepe Valera o Francisco Gómez.
Y también se destaca en la entrevista el papel de propagador de los resultados deportivos del Betis cuando jugaba fuera y no había constancia inmediata en los medios periodísticos del momento del resultado del equipo, y como desde el bar de Avelino se mantenía conexión telefónica con los lugares de la geografía donde jugase el Betis y desde al´´i se propagaban las buenas o malas noticias.
Sevilla entera lloraba la muerte del más grande de los toreros cuando pisó por primera vez la tierra de María Santísima el hoy popularísimo “barman” y bético señero don José Avelino Loureiro. Hace ya de esto treinta y ocho años y ha llovido bastante de entonces acá. Treinta y ocho años conociendo hazañas y fracasos del Betis, gozando y sufriendo con los vaivenes del histórico club para recibir estoico la felicitación por la victoria o la broma por la derrota.
Avelino no necesita presentaciones. Su oronda figura y el cerrado acento gallego, que conserva a pesar de su larga estancia entre nosotros, están tan ligados al Betis que resultaría ridículo trazar la más breve semblanza sobre su personalidad. Pontevedrés de nacimiento, Avelino ha llegado a sentirse un sevillano más, aunque su felicidad sea completa cuando a una jornada triunfal del Betis se unan los éxitos del Celta de Vigo o del Deportivo de La Coruña.
En sus dilatados conocimientos, Avelino recuerda presidentes que todo lo dieron por el club, entrenadores que dejaron honda huella y jugadores que dieron tardes de gloria al Betis.
– El jugador que más me ha gustado ha sido Paquirri
– ¿Presidentes ejemplares?
– Dos que ya no viven y el actual. Aquel don Valentín Pérez, que siendo gallego llegó a sentir al Betis como el primero; don Manuel Ruiz, que consiguió sacar al club de la Tercera División, y don Benito Villamarín, en el que tenía gran fe, aún sin conocerlo, por ser gallego y saber el cariño que ponen los hombres nacidos en aquellas tierras en las cosas
– Como entrenadores…
– Pepe Valera, que para mí es uno de los mejores entrenadores de España, y Gómez, que también colaboró por sacar al Betis de Tercera
– ¿De los jugadores nuevos?
– Del Sol
Avelino no es hombre que pierda los nervios en la tribuna y se exalta cuando las cosas no ruedan como él quisiera.
– Yo los malos ratos me los callo y los siento por dentro. Más de una vez me he puesto malo viendo al Betis
– ¿Discute en la tribuna?
– Me gusta aplacar a los demás, sin meterme nunca en discusión
Los teléfonos de su establecimiento de Heliópolis conocen de triunfos y derrotas. Antes, cuando Carrusel Deportivo no informaba del desarrollo de los partidos, la afición bética conocía de memoria los números 32183 y 31791, donde se tenía exacta información de los partidos del Betis pocos minutos después de haberse disputado.
– Me agradaba el estar en contacto telefónico con aquellas poblaciones donde jugaba el Betis para informar a los aficionados sobre los resultados habidos
– ¿Soportó bromas pesadas?
– También las hubo
– ¿Le agradecían su interés?
– Nunca me preocupé por ello. Yo lo hacía por el Betis y por su afición
– ¿Por qué se cree uno de los béticos más sufridos?
– La mayoría de los aficionados, cuando las osas en el campo no han salido bien, pueden desquitarse buscando la distracción de un cine, de un paseo o de una tertulia. A mí no me queda más remedio que volver al bar y soportar las bromas de los que conocen cómo pienso y siento. Igual ocurre a mi hija María del Carmen, que se ha llevado más de un sofocón por estas cosas
– ¿Cómo celebra los triunfos del equipo?
– Igual que las derrotas. Sin exteriorizarlo