Entrevista Juan Manuel Mauduit 1982
En noviembre de 1982 Juan Manuel Mauduit enfilaba ya su cuarta temporada en la presidencia del Real Betis Balompié. Su mandato terminaría al final de esa campaña 1982-83, pues ya había dejado bien clara su intención de no presentarse a la reelección.
Sus dos primeras campañas al frente del club fueron buenas, en la tercera comenzaron a torcerse las cosas, aunque al final de ella se obtuvo la clasificación para jugar la Copa de la UEFA. Fue esta última, la 82-83, en la que la trayectoria del equipo fue más endeble. Cuando se publica esta entrevista en el diario AS a cargo del periodista Luis Arnáiz, Mauduit aún confiaba en que se enderezase el rumbo, lo que no se consiguió y llevó a la destitución de Antal Dunai como entrenador y su sustitución por el francés Marcel Domingo.
En esta última temporada la labor de la directiva fue muy criticada por la oposición existente en el seno de la sociedad. Esa crítica a su gestión se deja sentir a lo largo de toda la entrevista, así como la socarronería con la que el presidente trata a la oposición.
- Cuando yo tomé el mando…
Mauduit no es hombre de ésos. Prefiere la palabra al ruido de los sables, el trato a la imposición. Pero, a pesar de ello, sus días béticos han sido crispados por el choque de los aceros.
Presidente eficaz de un Betis en días difíciles por sí mismo y por los demás, el suyo no ha sido un trabajo unánimemente considerado, sino el resultado de pruebas tangibles. A él, que es un personaje de paz, le están dando mucha guerra.
El mundillo bético, el más particular de cuantos pueblan el planeta del fútbol nacional, anda revuelto. Los resultados le dan la razón, son el motor que los conduce. Si las cosas marcharan bien, quizá Juan Manuel Mauduit descansaría hoy en su despacho sin mayores cavilaciones. No es así. Por cosas que es arduo explicar, el equipo se ha ido de su mano y siempre de menos a más. O sea, que ha tenido que luchar contracorriente y frente a un pulso especialmente peculiar en el que el corazón puede con el cerebro. Como hay reglas que confirman las excepciones, él, que es un hombre de pensamiento, dirige los destinos de un club con evidente raíz popular y con sus sentimientos como fuente de impulsos. Hay cosas que cuenta entender, sin duda.
Dice el señor Mauduit, presidente del Betis durante las tres campañas, lo que llevamos y lo que llevaremos de ésta, que las cosas van…”algo menos mal que en los años anteriores”. Y no le falta el peso de los argumentos para defender la razón de sus palabras. “Recuerdo que un cinco de enero hice de Baltasar con cinco negativos. Siempre hemos ido de abajo hacia arriba”. Pragmático, razonable, prudente, el mandamás verdiblanco sigue creyendo que mejores días vendrán. Eso es ley en su trayectoria como presidente. Por eso ni pierde el tiempo ni pierde las ganas, ilusiones que no siempre se conjugan.
Una trayectoria que podría haberle provocado serios desajustes deportivo-socio-familiares no ha conseguido, sin embargo, apearle de un puesto, en el que funciona como líder válidamente indiscutido. La constancia real de un griterío más o menos numeroso no es novedad para él. Al poco de irse don José Núñez Naranjo ya sabía que tenía que pagar ese precio. Inesperadamente a eso iría contribuyendo la irregular marcha. La gente no está por el masoquismo.
Pero, ¿cuáles son los orígenes de los altibajos, dónde están los poderes ocultos que los provocan? Nadie lo sabe, pues si se supieran se habrían terminado. Más ahí está el “zig-zag”, los quebrantos, las penas que se trocan alegrías, cuando los rumbos de la Liga afrontan sus últimos escalones.
- Es que estas cosas…
- ¿Qué, presidente?
- Estas cosas hay que programarlas. Los buenos principios nunca son buenos
Mauduit tiene un sentido del humor que no encaja en al arquetipo del sevillanismo, sosegado, de indirectas, irónico.
- Que sí, que sí…
- El que no se consuela…
- Siempre hemos empezado mal. Al menos conmigo. Luego todo ha cambiado. Fíjese: en tres temporadas y media el Barcelona sólo nos ha ganado un partido
Eso, que sería un simple ejemplo en otro caso, se muestra hora como detalle de solidez, de grandeza y tampoco es manco, no, el resultado global de las confrontaciones. Por si eso fuera poco…
- Al término de estos tres años acabamos con positivos, siempre por delante de un contrario al que yo aprecio muchísimo
Haberle ganado esa batalla global al Sevilla es otro de sus poderes porque eso se tiene muy en cuenta cuando la rivalidad llega a los grados de la hispalense. Pero no hay en él un atisbo, por leve que fuera, de menosprecio al contrario, sino de valoración de los objetivos conseguidos, y de alguna manera éste figura entre los primeros en ambos clubs. La rivalidad también beneficia.
- Claro que eso no es todo
- Hagamos el todo…
- Cuando accedí al puesto, el gobernador civil de Sevilla nos dijo que el campo estaba muy limitado para el público. Nosotros lo volamos con dinamita con más valor que un legionario y nos metimos en el carro de las remodelaciones del Mundial. Nos afectó una huelga y resolvimos lo que no pudieron arreglar los demás. Acabamos el campo antes que nadie y hoy tenemos un estadio de acuerdo con las necesidades y el historial del club. Además hemos conseguido algo mucho más importante que todo eso: hacer cuatro campos de juego a cien metros de Heliópolis—que él llama así al estadio, sin duda con sabor añejo—que nos van a ser de mucha utilidad
Le digo que podría andar en los caminos el señor Núñez, el azulgrana. Y responde…
- Pero a mí me faltan las esquinas
La evidencia de todos no elude el verismo del presidente al admitir una deuda que, por ligera, no es errónea. Lo que sería un fallo se transforma, pues, en un detalle de responsabilidad que se acepta… “aunque los números también han ido mejorando, porque de los “menos noventa y seis” en que estaban cuando llegué, los hemos reducido a cincuenta, y a mí, claro, me gustaría que eso mejorara todavía más al dejarlo”.
Ya hay algo. El señor Mauduit se va. ¿Cansado, agotado, desencantado? ¿O se va porque se le exige también a él cambiar?
- Me marcho porque dije que lo haría y no cambio de opinión
- ¿Y cómo va a dejar su Betis, presidente?
- Igual, igual… No va a pasar nada. Hay mucha gente para el puesto y, por cierto, gente muy válida
¿Y es así o es sólo una fórmula de cortesía hacia los herederos? ¿O son competidores? El griterío de unos días podría razonar la existencia de fuerzas, más o menos ocultas, contrarias a su gestión, y eso hace suponer que quizá exista una oposición formal o formándose.
- Los gritos han existido siempre. Y yo estoy acostumbrado a ese tipo de adversidad
- ¿De dónde proceden, señor presidente?
- Es un sector específico, minoritario. La hinchada del Betis tiene solera como para no caer en ese tipo de cosas, pero, ¿qué quiere que le diga, oposición, oposición…? Para que eso exista debe oponerse a algo
- ¿Y usted?
- Yo no me opongo a que haya oposición
- ¿Generosidad se llama eso?
- En absoluto, aunque entiendo que debe esperarse a fin de temporada para exigir. Y entiendo también que antes de eso había que conocer la problemática del club y mis intenciones
- A lo mejor mañana…
- Puede…
- ¿No le quita eso el sueño? ¿No es la causa de su inmediato alejamiento?
- No, ¡qué va¡ Los gritos son convenientes, hacen que uno se estimule para mejorar, que no se duerma en los laureles. La crítica es buena
Aunque él preferiría no tener que contar con ella al menos desliz.
Mauduit asegura la transición. Mejor dicho: no va a tener que cubrirse ese camino, porque el relevo está ahí. Dice que…”hay muchos y muy válidos para mi puesto”, pero desde lejos resulta más difícil atinar con ellos
- Muchos, muchos, ya le digo. Pero no quiero dar nombres, porque a lo mejor me olvido de algunos
- Demasiada ironía, ¿eh?
- Que no, que no, es así. Es la realidad
- Le doy uno: don José León, “el terrible”
- ¿Pepe León? ¡Qué va¡
- ¿Y por qué no?
- Pepe León volvió a intentar dimitir hace unos días. Y yo le dije que no
- Eso habría tranquilizado a muchos…
- No; eso sería darle la razón a algunos. Y si se va Pepe, ¿de qué se va a hablar entonces?
- Dejémonos de rodeos; él es , con perdón, algo así como la “bete noire” bética
- Él es un hombre muy útil
- ¿Para usted o para el club?
- Si no fuera útil para mí no le hubiera dicho que siguiera a mi lado. De cualquier modo, me hace ilusión que la gente se entretenga
- Ahora se entretienen en lo malo; quiero decir, con la censura, y bueno, tampoco hay algo que funde su optimismo. ¿O sí?
- Mire usted: tengo la seguridad de que el equipo no está mal y el convencimiento de que, como las otras tres temporadas cumplidas, esta gente irá para arriba
- Hay cosas que se esgrimen como motivos de la caída y de la forzosa búsqueda del ascenso: millones mal gastados, por ejemplo
- De los millones…
- ¿Qué?
- De los millones no debería hablarse ahora. Hay un tiempo para eso. Y existen unas asambleas, que son las que deben decidir y enjuiciar. Hablar hoy de lo que se gastó hace tiempo no es ni lógico ni pragmático ni inteligente. Lo consecuente es hablar de cada hecho a su tiempo
- El suyo, a pesar de sus apariencias, o eso me parece a mí, denota, cuando menos, un cierto cansancio, que no desvanece su sentido del humor
- Pues no es así. Estoy absolutamente seguro de que hay gente, y de mucha talla, que me puede suceder sin causarle ningún tipo de trauma a nadie. Nosotros hemos profesionalizado las estructuras del Real Betis y eso es algo
- Digo, señor Mauduit, que una vez hecho lo difícil, lo fácil sería continuar…
- Me ilusiona que entienda como fácil el futuro
- ¿Es que no va a serlo?
- Ojalá
- Sincerémonos. ¿Enturbia algo ese futuro?
- Mi etapa ha sido muy difícil y no deseo que eso le ocurra a mi sucesor. Nunca me han faltado las críticas acerbas, en las que se ha exagerado lo negativo minimizándose o silenciándose lo positivo. Desearía que eso no se repitiera
- A lo mejor, si decide seguir, si acepta un nuevo reto…
- Eso no va a suceder. No voy a apuntarme a la reelección, lo que haría que defraudara a una familia que reza mucho para que me vaya y para que cuando lo haga deje al club en su lugar
Y descansado, lo que a él le cuesta, a su vez, descansar, bastante menos de lo que creen los censores de ocasión. Y es que…así son el fútbol y sus muchas caras.