Entrevista Luis Carriega 1980
Luis Carriega llegó al Betis en septiembre de 1979, cuando sustituyó a León Lasa en el banquillo verdiblanco después de un mal inicio de temporada.
Sus efectos no se dejaron notar de forma importante hasta enero de 1980, cuando el Betis, desde los puestos de descenso en que se había mantenido desde el inicio de la temporada, comenzó una espectacular remontada que terminó con el equipo en quinta posición de la Liga y a punto de clasificarse para la Copa de la Uefa.
Ese verano se especuló mucho sobre al continuidad de Carriega en el Betis, dados sus deseos personales de volver a Galicia. Finalmente renovó por una temporada más. La campaña 1980-81 el equipo realizó un juego brillante y se clasificó en sexta posición.
En esta entrevista, publicada en el semanario deportivo AS Color el 25 de noviembre de 1980, nos desvela facetas de su personalidad y su trayectoria deportiva en los banquillos.
Tiene fama de ser uno de los técnicos más cotizados del fútbol español. Y su trayectoria como entrenador, que ya sobrepasa los diecinueve años, ha sido muy brillante, si bien nunca ha tenido la oportunidad de dirigir las huestes de un equipo “grande”.
- Estoy muy satisfecho de mi carrera, porque los clubes que han contado conmigo siempre han estado muy contentos con mi trabajo-
Luis Cid “Carriega”, entrenador del Betis, “el rey del silbido”, como le llaman algunos por su espectacularidad en los banquillos, pudo ser entrenador del Atlético de Madrid en una época, o más recientemente del Barcelona, pero su honradez profesional le ha llevado a dirigir, eso sí, magistralmente, a equipos de menor categoría.
Su gran clase, como técnico y psicólogo, quedó patentizada en varios equipos: Europa, Sporting de Gijón (cuatro años), Zaragoza (cuatro), Sevilla (tres) y Betis (dos). En todos ellos la huella de este gallego sabio sobresalió, y prueba de ello es que los aficionados de estos clubs aún siguen recordando su paso.
El ejemplo más reciente fue protagonizado por la hinchada del Betis. A finales de la temporada pasada, Carriega tenía decidido irse a Galicia para dedicarse a su familia. Tenía previsto entrenar al Celta, todo estaba hablado, pero el buen entrenador gallego no contaba con la estrategia de los seguidores verdiblancos.
- Fue algo impresionante. Mi marcha a Galicia la tenía decidida, pero el cariño de la gente de Andalucía me obligó a claudicar y renovar por el Betis. La afición me llamaba, me pedía y hasta me suplicaba que no dejara el Betis. Y como vi que la directiva y los jugadores seguían confiando en mí, decidí quedarme. Y muy a gusto.
- Usted levantó a un equipo que estaba casi hundido en la Segunda División
- La mayoría de los muchachos del Betis estaban destrozados. Mi trabajo fue, sobre todo, psicológico. Intenté inyectar a mis jugadores un espíritu de superación y afortunadamente acerté. Casi conseguimos la clasificación de la Uefa. La hinchada verdiblanca lo entendió e incluso se pasó, porque se han llegado a creer que soy como la Virgen de Fátima.
- ¿Cuál fue la reacción del Celta?
- Al Celta le sentó muy mal. Había una palabra con su presidente, pero el contrato estaba supeditado a que yo pudiera “escaparme” de Sevilla y a que el Celta no descendiera a Segunda B. Aquí en Sevilla se armó la revolución y me quedé.
Luis Cid Carriega lleva ya cinco años en Sevilla. Llegó a tierras del Guadalquivir para entrenar al equipo del Sánchez Pizjuán y acabó triunfando en el Betis.
- ¿Cómo aceptó la gente su cambio de un bando a otro?
- La gente de Sevilla es sencilla, humilde y cariñosa. Creo que entendió mi decisión, y prueba de ello es que a otro entrenador no se lo hubieran consentido. Montes Cabeza y su directiva se portaron muy bien conmigo. Hubo muchas personas sevillistas que me desearon suerte en el Betis, pero no para el Betis.
- ¿Por qué, en cambio, nunca ha llegado a entrenar a un club grande?
- Los que me conocen saben que soy un hombre al que le gusta trabajar a gusto y con seriedad. Pienso que el entrenador debe ser como un médico: tiene que saber diagnosticar la enfermedad de sus jugadores. Yo he sido ambicioso, pero nunca egoísta. He tenido ofertas de los mejores clubes de España. En mayo de este año tuve una de un club importantísimo del país y tres veces tuve que decir que no. Cuando entrené al Zaragoza pude haber fichado por el Atlético de Madrid, pero ocurrió, como en el caso del Betis, que la hinchada no me dejó.
Carriega se define como una persona humana y normal en el trato con la gente. Ya sea del fútbol o de cualquier otra actividad. Reconoce que ha tenido suerte en su carrera y concibe al jugador de fútbol como una persona y no como una máquina.
- ¿En qué emplea su tiempo libre?
- Todo mi tiempo libre lo dedico al fútbol. Yo me paso horas y horas estudiando mis archivos, analizo métodos de entrenamiento y procuro estar al día en todo lo que se relaciona con este deporte. Mi vida es el fútbol. Mi mujer lo ha llegado entender y me disculpa. En muchas ocasiones yo he antepuesto el fútbol a mi familia. Y es muy normal que a las tres o a las cuatro de la mañana me levante para estudiar alguna táctica. Creo que de noche me vienen las ideas mejor.
El matrimonio Carriega tiene dos hijos. El mayor, José Luis, vive en Vigo y juega todos los domingos en un modesto equipo gallego. Paco, de diecisiete años, estudia en el colegio Claret y milita en el Betis Deportivo.
- José Luis tiene una afición impresionante por el fútbol. Todos los fines de semana se concentra y juega su partidillo. Nunca le vi una clase excepcional, pero tampoco es un jugador de mala calidad. El pequeño tiene grandes cualidades, pero los estudios no le dejan entrenar lo que él quisiera. En cualquier caso, no quisiera que mis hijos jugasen en algún equipo por recomendación.
La trayectoria del Betis en esta temporada ha sido hasta la fecha espectacular. Su victoria en el Nou Camp frente al Barcelona dejó con la boca abierta a los cien mil hinchas barcelonistas
- El Betis tiene un gran equipo. Hay chicos que están en una edad madura, pero se les está sacando un gran provecho. Al Betis lo que hace falta es ir pensando en el futuro y en la renovación. En parte ya se está haciendo, porque tenemos ya varios jóvenes en el equipo: Gordillo, Alex, Francis, Diarte, Morán…
- Su opinión de Gordillo
- En su puesto es el mejor en Europa. Y como persona es un fuera de serie. Es tan humilde que se esfuerza tanto en un partido internacional como en un amistoso. Tiene unas cualidades portentosas. Y es que donde hay personalidad siempre hay responsabilidad
- Diarte
- Le conocí en el Zaragoza, cuando tenía diecinueve años. Era joven, apuesto y tenía dinero. Disfrutaba de la vida…En el Valencia pasó una etapa muy oscura, que coincidió con su matrimonio. Hoy, en el Betis, es un chico responsable, serio y ha vuelto por sus fueros. En los entrenamientos no se mete con nadie y va a su trabajo. Y luego, los domingos, marca goles
- ¿Le molesta que le llamen “el rey del silbido”?
- No me molesta. Cuando jugaba al fútbol usaba el silbido para pedir los balones. Luego lo apliqué a mi trabajo como entrenador, y me ha dado muy buenos resultados. Por ejemplo, en el Sporting de Gijón, Valdés y Churruca se entendían a las mil maravillas cuando empezaba a silbar. Y ahora me he enterado que hay otros entrenadores que también tienen esta hábito, como Héctor Rial y Carmelo Cedrún.
- ¿Cuál es su mayor ambición?
- Llevo treinta y dos años en el fútbol. Salí a los veinte de Galicia y siento, de verdad, una gran morriña por los míos. La familia me tira mucho y creo que ya va siendo hora de que regrese a casa. Mi futuro está en Galicia, como persona y como entrenador.
- ¿No le gustaría ser seleccionador nacional?
- No aspiro a ese puesto. Me gusta trabajar y no mirar. Nunca he disfrutado en un terreno de juego fumándome unos cuantos puros, y esa idea no me sugiere nada. Además, jamás he tenido categoría para ser seleccionador nacional. Por lo visto para llegar a ser técnico del equipo nacional hay que pasar por un Real Madrid o un Barcelona. Yo sólo aspiro a que me dejen trabajar en equipos como el Betis.