Entrevista Luis Márquez 1991
Luis Márquez debutó en partido oficial con el primer equipo del Real Betis Balompié en febrero de 1990, cuando Juan Corbacho entrenaba al conjunto verdiblanco. En esa temporada Márquez aún pertenecía al equipo juvenil que entrenaba José Emilio Del Pino, y con ese equipo fue campeón de Copa en Albacete ante el FC Barcelona. En la temporada siguiente, la 1990-91, sólo jugó con el primer equipo en un partido de Copa frente al Binéfar, jugando toda la temporada con el Betis Deportivo en Segunda B a las órdenes primero de José Ramón Esnaola y luego de José Emilio Del Pino. Una circunstancia anómala, pues Márquez fue el primero de esa brillante quinta juvenil en debutar con el primer equipo, pero luego volvió al filial y ni Julio Cardeñosa primero ni José Luis Romero después contaron con él en la primera plantilla, pero sí con otros futbolistas.
Fue en la 1991-92 cuando Luis Márquez, con Josef Jarabinsky en el banquillo verdiblanco, se consolidó en el primer equipo. Tuvo para ello que variar su posición, dejando su plaza de centrocampista para afianzarse en el lateral derecho.
Todas estas circunstancias se repasan en este entrevista publicada en Diario 16 Andalucía el 20 de octubre de 1991 a cargo del periodista Juan Luis De las Peñas.
Luis Márquez Marín, sevillano del Polígono de San Pablo, diecinueve años todavía, se ha convertido en una de las piezas clave del Betis en los primeros compases ligueros. El Schuster que hace unos años antes, en los escalafones inferiores del equipo verdiblanco, practicaba un fútbol eminentemente técnico, ha dado paso a este Márquez que, tras convertirse en un jugador todoterreno, se ha apropiado de un puesto en el carril derecho del equipo de Jarabinsky.
Tenía dieciocho años recién cumplidos cuando Juan Corbacho le dio la oportunidad de debutar con el primer equipo del Betis. Era un Betis de Segunda, obligado a dejarse media vida en cada campo y que, de pronto, tenía a un juvenil como eje del centro del campo. A Luis Márquez le había llegado su gran oportunidad, pero posteriores acontecimientos provocaron su vuelta al filial y sólo ahora, más de un año después, tiene de nuevo ocasión de demostrar que puede jugar en el Betis.
- Usted fue, de la llamada quinta de Cuéllar, el primero que jugó en el Betis. Sin embargo, ha sido el último en asentarse, porque tras jugar varios partidos con Juan Corbacho, lo devolvieron al equipo juvenil y, luego, al filial. ¿Se sintió muy frustrado cuando vio que no se quedaba?
- Claro que sí, aunque desde el primer momento me fui mentalizando de que era todavía muy joven, sólo dieciocho años, y de que iba a tener más oportunidades, aunque para eso tenía que demostrar que las merecía en el Betis Deportivo. Ahora me siento satisfecho del trabajo que hice para estar de nuevo aquí
- Y es que, además la temporada pasada vio como muchos de sus compañeros del equipo sub 19, casos de Cuéllar, Loreto, Antonio Fernando o Merino, debutaban en Primera mientras usted seguí en Segunda B. ¿Cómo se lo tomó?
- Por ellos, desde luego, me llevé una gran alegría, porque son chavales con los que me llevo perfectamente. En cuanto a mí, pensé que no había sabido aprovechar la oportunidad que me había dado Corbacho y estaba un poco fastidiado, porque, además, la gente se me echó un poco encima, reprochándome que todos estaban subiendo mientras que yo me quedaba estancado. Suerte que seguí trabajando para volver aquí.
- Lo que parece claro es que le ha costado más trabajo que a otros subir. Y eso que de usted ya se hablaba bastante cuando algunos de sus compañeros del Betis apenas eran conocidos…
- Sí, pero eso es algo que depende fundamentalmente de los entrenadores, que no siempre ascienden en el momento adecuado a los jóvenes de la cantera. Al poco tiempo de debutar con Corbacho me llegó el servicio militar y acabaron pasándome de nuevo al filial. Entonces me parecía un mundo volver al primer equipo. Veía que los compañeros que iban subiendo se estaban quedando y creía que nunca volvería al Betis. Por eso, cuando este verano hice la pretemporada, me dije que éste tenía que ser mi año, porque los años van pasando y te puedes quedar en nada
- Y parece que va bien encaminado, porque en sólo siete partidos se ha convertido en uno de los fijos…
- Pienso que fijo no hay nadie en el equipo, porque todos trabajamos para coger un puesto de titular, aunque no niego que me están saliendo bien las cosas
- Pero no será ajeno a los elogios a su juego. Se dice que, con Gabino, es la sorpresa más grata de este Betis…
- Bueno, creo que estoy respondiendo a la confianza que me ha dado el entrenador, a pesar de que no juego en un puesto habitual para mí
- Esa es la cuestión. ¿Cree que su reconversión al lateral derecho ha resultado decisiva o, por el contrario, piensa que su rendimiento sería el mismo si jugara en el centro del campo?
- No sé si como centrocampista me estarían saliendo las cosas igual de bien. Yo siempre pensé que cuando jugara en el Betis lo haría en el centro del campo, que ha sido siempre mi posición, pero, ante todo, lo que quería era jugar, en el puesto que fuera
- Además en la zona ancha la competencia es mayor…
- Sí, por supuesto. El lateral derecho es un puesto que el entrenador no tenía seguro y, de hecho, probó conmigo, con Recha, con León, mientras que en el centro del campo había tres fijos, los dos checos y Merino, que desde la pretemporada están haciéndolo bastante bien
- ¿Cuesta mucho la adaptación a la defensa, tratándose de un futbolista que siempre ha sido un creador?
- Claro que cuesta, porque en los escalafones inferiores estaba acostumbrado a marcar por zonas y ahora tengo que estar más pendiente. Hay veces en que me ilusiono subiendo al ataque y me cogen las espaldas, que es lo que tengo que tratar de evitar. Por otra parte, cuando era más joven me gustaba poco sacrificarme y ahora me he dado cuenta de que, en el fútbol, el trabajo es lo que vale, y el que no lo hace se va al hoyo
- Se decía que en ese tiempo era algo díscolo. De hecho, se habló mucho de un incidente que protagonizó en una concentración de una de las selecciones menores. ¿Qué ocurrió?
- Fue un error que cometí cuando tenía dieciséis años y no estaba concienciado de las consecuencias que podía acarrearme. Sólo me di cuenta cuando pasó. Aquello fue un golpe muy duro para mi familia, y llegué a pensar que el fútbol se había terminado para mí, pero mi padre me convenció de que tenía que seguir trabajando para llegar arriba en el fútbol
- Fue un incidente de faldas… (El seleccionador, Pereda, sorprendió a Márquez, en la habitación cuando se encontraba con una chica extranjera y lo expulsó de la selección)
- Sí, así fue
- ¿Y fue cosa de la juventud, o simplemente algo que ocurre habitualmente y que su mala suerte fue que lo pillaran?
- Más bien fue mala suerte, porque me cogieron a mí cuando había bastantes más compañeros que estaban haciendo lo mismo
- ¿Cuál fue la actitud de Pereda? ¿Le hizo cruz y raya durante mucho tiempo?
- Me dejó castigado un año, pero luego estuvo hablando conmigo y me dijo que me iba a volver a llamar, como así ocurrió. O sea, que aquello se cerró y todo quedó bien entre él y yo
- Pienso que habrán sido los peores momentos de su todavía corta carrera…
- Desde luego. Es algo que será difícil que olvide
- En aquella época se le conocía todavía por Schuster. ¿De dónde venía el apodo? ¿Del pelo, de su forma de jugar?
- Es algo que me pusieron en mi barrio, el Polígono San Pablo, porque cuando Schuster llegó a España yo tenía el pelo largo y jugaba en el mismo sitio. En el Betis me siguieron llamando así, pero en cuanto fui a la selección me dijeron que lo de Schuster se tenía que acabar, porque Schuster ya había uno y yo tenía que tener mi propio nombre
- Para finalizar, volviendo al Betis, ¿le costará Dios y ayuda subir, como ocurrió el año de Corbacho que usted vivió?
- Siempre es difícil ascender, pero creo que tenemos un buen equipo y que contamos con el apoyo de la gente. O sea, lo ideal para tener un buen año
- Pero para ello habrá que arriesgar más fuera de casa. ¿Está de acuerdo con las críticas que os acusan de conservadurismo?
- No, porque el equipo utiliza el mismo sistema fuera que en casa. Eso sí, fuera dejamos que sea el equipo local el que arriesgue, como hacemos nosotros en el Villamarín.