Entrevista Rafael Gordillo 1994
Hace unos días vimos aquí el relato del periodista Francisco Correal con motivo de que Rafael Gordillo volviera a jugar en Primera División en el partido disputado en el Villamarín contra el Sporting de Gijón en septiembre de 1994.
Hoy traemos a Manquepierda la entrevista que el futbolista bético hizo con el periodista Luis Carlos Peris días después de ese encuentro, y en la que se repasaba la actualidad bética del momento y la personal del jugador.
Quería volver a jugar en Primera División, meterse en su decimosexta temporada en Primera División y el gran día llegó con el último domingo de septiembre.
Rafael Gordillo Vázquez le ganó un nuevo pulso a la biología y volvió a salir por la puerta grande de Heliópolis, por la puerta grande de su casa de siempre, por una puerta que nadie traspasó más veces que él.
Estalla el sol en todo lo alto de Heliópolis, una cuadrilla de operarios anda retirando los restos de la tarde anterior y Gordillo, genio y figura, que ni se acuerda de la última vez que jugó en Primera División…
– Ya sabes que soy fatal para las fechas. ¿Goleada al Espanyol? Ni puñetera idea. ¿Qué salí a sustituir a Gica Hagi? Sigo sin acordarme
Es el día después de su apoteosis última, acaba de salir de la mesa de masajes y se muestra naturalmente contento, sin estridencias…
– He dormido fatal, sigo sin poder dormir después de los partidos. Lo de ayer fue muy hermoso porque jamás he visto a los béticos en un número tan alto; siempre estuvieron con el equipo, pero no eran tantos. Todo es por lo que ha hecho Lopera, que salvó a un club que se iba de cabeza a Tercera
Tras el ascenso de Burgos, tras los días de vino y rosas, empezó a cundir la especie, fundada por cierto, de que la renovación de Gordillo no se veía muy clara en el Betis…
– La verdad es que me mosqueé un montón cuando supe por Diario 16 que no estaban seguros de renovarme. Y me mosqueé por el sitio donde se publicó, que me daba que pensar que era la pura realidad. Luego renové y a partir de ahí estaba seguro de que volvería a jugar en Primera porque la Liga tiene muchos partidos y siempre habrá una oportunidad, ¿no?
La oportunidad le llegó al gran símbolo de los béticos por la vía de una sustitución y bien podría ocurrir que el domingo, en Santander, el técnico decidiera que Rafael volviese al banquillo…
– Mi reacción sería de normalidad. No pasaría nada, pues yo estoy en el Betis para ayudar en todo lo que se me pida, para poner mi granito de arena y no para plantear problemas
Cuando Gordillo debutó en Primera División, Cuéllar y Márquez, y Cañas y Roberto Ríos tenían cuatro años. Aquella tarde lluviosa de enero del 77 contra el Burgos de Juanito, todos esos que comparten vestuario con Gordillo tenían cuatro años.
– Y me dicen abuela, no abuelo, sino abuela, que suena más fuerte. La verdad es que compartir vestuario con estos chavales te da vida y dan ganas de que esto no se acabe nunca
Él, Rafael Gordillo, el símbolo más auténtico del beticismo, anda queriendo desentrañar la imparable ascensión de la betismanía…
– El beticismo es de difícil explicación, quizás los tres años en Segunda hayan creado un clima para que la llegada a Primera se vea como una liberación, pero lo cierto es que la gente ha reaccionado como nunca, mucho más que cuando volvimos de Madrid con la Copa del Rey
No sólo de Betis vive el hombre y Gordillo es personaje indicado sobre la posible marcha de Sevilla de la selección nacional…
– Creo que sería un error y aunque fuera sólo por superstición habría que dejar que jugase aquí. Ya sé que todo el país tiene derecho a ver al equipo nacional, pero para eso están los amistosos
Rematamos la conversación hablando de su otro equipo…
– Al Madrid lo veo muy bien y volverá a ser campeón, seguro que sí. Con Laudrup juega cualquiera y que mande en el vestuario un hombre como Jorge Valdano es una garantía porque sabe qué es lo que hay en cada rincón de esa casa. Espero y deseo que triunfe por su bien y el del Real Madrid
Iba Rafael Gordillo respondiendo a cada pregunta, ojeaba las páginas de Diario 16 Andalucía junto a esa banda por donde se hizo famoso, y en éstas que un joven futbolista, sudoroso por el recién terminado entrenamiento, espeta: “Cuídemelo bien, que es mi ídolo desde que era chiquitito”, y Gordillo sonrió y le preguntó al chaval: “¿cómo se dio el domingo?”. “Bien, ganamos en Ciudad Real, pero fallé un penalti…”
Y el chaval, contentísimo por haber saludado una vez más a su futbolista preferido, se fue a cruzar la cancha en busca del vestuario de los escalafones inferiores: “Es Cipri, un chaval del filial, tela de simpático”.
Al poco se le acercó Rogelio. Ro-ge-lio, a recordarle un asunto pendiente. En un instante, tres generaciones de béticos, tres…