Entrevista Rafael Iriondo 1976
Rafael Iriondo llegó al Betis en noviembre de 1976 para suplir a Ferenc Szusza, tal como vimos aquí.
No fueron fáciles los principios en el equipo bético, pues el equipo no terminada de arrancar y se debatía en la zona baja de la clasificación. Cuando esta entrevista se publicó en AS, el 4 de diciembre de 1976, el Betis era el 13º y de 4 partidos jugados bajo la batuta de Iriondo había ganado 1, empatado 1 y perdido 2. El Real Madrid era el próximo rival en casa.
En la interesante entrevista Rafa Iriondo nos cuenta sus inicios en el mundo del fútbol, primero como jugador del modesto Guernica antes de la guerra civil, su pase al Athletic en 1939, donde formó parte de una de las delanteras míticas en la historia del fútbol español, y su etapa posterior en los banquillos, donde comenzó entrenando al modesto Indauchu bilbaíno, además de contarnos cosas curiosas de su vida personal y familiar.
Por cierto, el Betis ganó 2-1 al Madrid, sumó 2 victorias más en el mes de diciembre y al finalizar el año ya era 7º en la clasificación.
Es un nombre y un hombre legendario en el fútbol español. Ha escrito una página de la mejor historia futbolística española. Su nombre, Rafael Iriondo Aurtenechea, nacido en Guernica (Vizcaya), el año de 1919. Su nombre, nos lo sabíamos los niños de los años 40 ó 50, iba unido al de las delanteras más rutilantes que ha tenido equipo alguno de club. Aquella de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza.
Cuando menos lo soñaba, al cabo de tantos años, quizá anhelándolo o tal vez presintiéndolo como una aventura más que añadir a su largo historial profesional, Rafa Iriondo ha recalado por los pagos del sur de la nación, é, que no tuvo más horizonte que el litoral norteño o, todo lo más, asomándose al Mediterráneo, intentar en el Español de Barcelona dejar su siembra futbolística, o acercarse junto al Moncayo para conseguir con el Zaragoza un ascenso a Primera.
Pero Iriondo es por vez primera un integrante más del fútbol andaluz. Está con el Betis y en el Betis porque un día, después de más de cinco temporadas, Ferenc Szusza no pudo retrasar más su incorporación al fútbol húngaro y planteó la cuestión de su marcha en pleno campeonato.
Jugó el Betis en San Sebastián frente a la Real. Iriondo, que vive en Bilbao, se acercó hasta Atocha porque es hombre de fútbol. Y en el propio estadio donostiarra se gestó su compromiso con el Betis. Cuando todo estaba ya arreglado y se disponía a dar cuenta a la familia y a venirse a Sevilla, una rara sensación le invadió.
– Pues sí, dice ahora recordándolo, pues por vez primera, venía a un equipo, a un club del sur de España. ¿Habré estado yo veces en Andalucía, en Sevilla como jugador y entrenador? Pero vivir aquí… Esto sí que era para mí una aventura, algo inesperada
Este buen vasco es un hombre serio, que no rehúye el diálogo, que atiende siempre a quien le busca. Quizá no es un hombre de muchas palabras, o por lo menos de las que le gustarían al periodista. Sin embargo, es preciso y concreto. Como a retazos nos va contando su ejecutoria profesional.
– Pues verás. Comencé a jugar al fútbol a los dieciséis años, en el Guernica, en el año 1935. Como todos los chavales de por allá, buscábamos cualquier ocasión para ponernos a jugar al fútbol. Yo siempre me ponía muy arriba para recibir el balón y lanzarme a correr. Algunas veces me situaban de defensa o de medio ala, pero yo siempre tenía tendencia a correr por la banda. Más de una bronca de los compañeros me gané en aquellos años, porque me lanzaba por las alas y dejaba atrás la zona de la defensa… ¡Qué tiempos¡
– ¿Estuvo mucho tiempo en el Guernica?
– Poco, poco. Como durante la guerra se interrumpió el fútbol, al menos oficialmente, en cuanto terminó ingresé en el Athletic de Bilbao. Era, lógicamente, mi aspiración. Yo tenía entonces unos veinte años. Y en el Athletic estuve hasta casi el final de mi vida como jugador…
– ¿Sólo en el Athletic?
– No. Las dos últimas temporadas jugué con la Real Sociedad
– ¿Qué recuerda más, con agrado, de su época de jugador?
– Bueno, es largo el recuerdo. Campeonatos ganados, entorchados de internacional… Sí, quizá lo que recuerdo ahora en la lejanía con más agrado es el haber sido futbolista y el cobrar por serlo, porque si en mi juventud me piden dinero por jugar, lo hubiera dado. Simplemente el haberme dedicado a esta profesión…, y naturalmente, la entrañable camaradería de aquellos tiempos legendarios. En el Athletic todos éramos un solo hombre…
– ¿Qué le dicen a usted los nombres de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza?
– Es el resumen y compendio de aquellos tiempos. Yo jugué con muchos otros futbolistas, cuya enumeración sería muy larga, todos excelentes jugadores; pero estos cinco que menciona son el compendio de toda la época. Todos sabíamos lo que iba a hacer el otro con el balón en los pies, y ahí estaba el secreto del éxito.
– ¿Por qué no jugó más veces como internacional?
– No era fácil entonces. Había extremos extraordinarios. Fui seleccionado numerosas veces, pero sólo jugué dos partidos.
Al quedar atrás su etapa de jugador se inició para Iriondo otra ejecutoria en el fútbol. La de entrenador. Y Rafa Iriondo se inició en los equipos del terruño
– Es natural. Entrené al Indauchu; por cierto, que en total unas seis ó siete temporadas, aunque en diferentes épocas. También al Baracaldo y al Deportivo Alavés. Me acuerdo que me inicié como entrenador en el Indauchu, en la temporada 1955-56. Más tarde, dirigí igualmente al Bilbao Athletic, filial del Athletic. Mi primera oportunidad fuera de la región fue para entrenar al Español, con el que ascendimos a Primera. Y más tarde, con el Real Zaragoza, también se logró al ascenso.
– ¿Hizo esto que subiera su papel?
– Posiblemente. Ya había entrenado antes al Athletic. Estuve después dos años con la Real y, finalmente, otra vez en el Athletic, otras dos temporadas.
– ¿Sus conquistas con los equipos vascos?
– Hombre, pues con la Real Sociedad jugamos el torneo de la UEFA, y lo mismo con el equipo de San Mamés, precisamente el torneo en el que ahora interviene, y en el que tan rotundo resultado obtuvo hace unos días frente al Milan.
Rafael Iriondo es casado. Tiene nueve hijos. Lógicamente, no puede estar montando y desmontando cada año o cada dos años su casa.
– No, no. Yo tengo mi casa en Bilbao. Allí está la mujer y los hijos. Por cierto que el mayor ya está casado. No soy abuelo todavía, pero espero serlo muy pronto. Pero la familia queda allí y yo doy las escapadas que puedo.
Iriondo está, pues, en las condiciones de hacer un resumen, un balance de su experiencia futbolística. Es una autoridad en la materia.
– ¿Cómo es el fútbol de ahora y el de antes?
– Cierto que ha evolucionado mucho el fútbol y cada vez es más difícil hacer un juego brillante de ataque. Las tácticas son en su mayoría de contención y es, indudablemente, menos vistoso. Yo pienso que ahora el juego es más difícil para los delanteros, que encuentran más dificultades para llegar en condiciones al área rival.
– ¿Qué es lo que le falta a este fútbol nuestro en relación con el de antes?
– La velocidad. Sencillamente, la velocidad. Este es mi caballo de batalla.
– ¿Le gustan los extremos como los de su época?
– Hoy no hay extremos con velocidad, porque es la velocidad lo que se ha perdido. Llevamos mucho años sin que salgan extremos como los de antes: Epi, Basora, Gorostiza, etc
– Es que ahora, le decimos, con los marcajes, con los sistemas de contención, como señalas, es muy difícil que un extremo se escape
Iriondo sonríe y mueve la cabeza. Y dice:
– Sí. Es verdad. Pero cuando sale un jugador con velocidad se impone siempre. Ahí está el más reciente caso del madrileño Gento. Insisto en que es más difícil a los delanteros desenvolverse. Pero también pienso que un buen rematador de cabeza podría hacer muchos goles.
Nos tenemos que referir a forzosamente al partido que el Betis va a jugar el domingo frente al Real Madrid y a la situación del equipo bético. Iriondo dice:
– Ese partido de Santander… Si hubiéramos empatado al menos… y el caso es que estuvimos a punto de lograrlo. Mira, en la primera parte, en la que el Racing marcó su gol primero, y todos dicen que en fuera de juego, el Betis fue superior, sin duda alguna, con clarísimas ocasiones de haberse anticipado en el marcador. Después vinieron los goles… Pero reaccionó formidablemente el equipo. De verdad… Se marcaron tres goles y se pudo lograr el empate. Bueno, pues si se consigue, el partido del domingo con el Madrid sería de menos importancia…
– ¿Por qué?
– Pues porque jugar con el Madrid siempre es difícil y complicado. Con un solo negativo no tendría la importancia que ahora tiene.
– ¿Acaso está pesimista Iriondo?
– No, qué va. Lo que pasa es que soy realista. Y para mí, prácticamente, el Real Madrid es el mejor, y, por tanto, aspirante al título de campeón
– ¿Pese a que se dice que no anda bien el conjunto madridista?
– Es posible que no tenga una racha muy brillante, pero en cualquier momento, porque tiene jugadores para ello, reacciona positivamente. Nosotros tenemos que afrontar el partido con serenidad, sin perder la cabeza. Porque lo último que se pierde es la esperanza y la serenidad. Pensamos frenar el domingo al Madrid y ganar el partido.
– ¿Cómo se le han dado los partidos frente al Madrid?
– Pues verás. Dirigiendo al Athletic de Bilbao no perdí nunca ningún partido con el Madrid; pero, en cambio, como entrenador de la Real Sociedad no conseguimos ganar ninguno y siempre se registró un empate en Atocha. Y es que la Real creo que no le ha ganado todavía al Madrid.
– ¿Sería problemática la situación del Betis caso de perder?
– Sí lo sería. No porque sea una situación dramática, sino porque ya se sabe lo que pasa. La gente se pone nerviosa… Pero no, no hay que pensar en ello
– ¿Problemas de alineación?
– Bueno, el que plantea la lesión de Ladinski. Esto sí me haría meditar para buscar el sustituto idóneo. Pero no está descartado que pueda contar con Atila… Le haremos una prueba a fondo cuando se acerque el partido.
– ¿Cuál es el balance de Iriondo como entrenador en las últimas temporadas?
– Yo, al menos, estoy satisfecho de mi labor como entrenador, tanto en el Athletic como en la Real Sociedad. Lo que pretendo es que se pueda decir lo mismo de esta estancia mía aquí, con el Betis.
Ha terminado la charla con Rafa Iriondo. Hemos dado un largo paseo por las instalaciones del Villamarín mientras dialogábamos. Iriondo tiene prisa por llegar a casa para hablar con la familia. La esposa y los nueve hijos; el mayor, casado. Una larga descendencia. Iriondo es un padrazo. Una gran persona, digna de suerte.
Fuente: Justo Andrés en AS 4 de diciembre de 1976