Entrevista Saro 1967
Tengo que confesar que Angel Martín «Saro» es una de mis debilidades en la Historia del Real Betis Balompié. Se trata de un jugador que permaneció 16 años en el club bético, al que llegó en 1933 y con el que vivió su época más gloriosa y también la más trágica. Se retiró en 1949, después de más de 400 partidos, entre oficiales y amistosos, con el camisolín verdiblanco.
Es uno de los 6 futbolistas que jugaron con el Betis en Primera, Segunda y Tercera, pero su caso es el más duro, pues conoció los éxitos y de ahí pasó a los fracasos. Es el caso contrario a Portu, quien empezó jugando con el Betis en Tercera y conoció los sucesivos ascensos a Segunda y a Primera.
Recibió un homenaje en Marzo de 1949 por parte de la afición en un encuentro amistoso que enfrentó a una selección sevillana, integrada por jugadores de Sevilla y Betis, con otra andaluza. Y en Abril de 1955 recibió otro homenaje en Heliópolis, junto al ex sevillista Pepillo, en un partido de Viejas Glorias de Betis y Sevilla contra toreros.
Pero a partir de ahí le perdí la pista. Por eso, cuando hace pocos días encontre en el diario madrileño As esta entrevista que le hacen en Diciembre de 1967 me dió un vuelco el corazón, porque estaba reencontrandome con Saro, una de mis debilidades de la historia verdiblanca. Y como gran detalle en la imagen que acompaña la entrevista Saro porta en la solapa de su chaqueta el escudo del Real Betis Balompié.

El pie de foto que acompaña a esta imagen en la entrevista con Saro es erróneo. Los jugadores correctos son: Lecue, Areso, Gómez, Unamuno, Aedo y Rancel arriba; abajo Saro, Larrinoa, Urquiaga, Caballero y Peral. La imagen corresponde al Betis 2 Oviedo 1 disputado el 13 de Enero de 1935 en el Patronato
Saro, el extremo izquierdo de la mejor época del Betis
Uno, que es joven y además sevillano, ha oído en repetidas ocasiones aquellas brillantes páginas que hace más de treinta años escribieron los jugadores de un club ahora modesto, pero ahora y siempre simpático: el Real Betis.
En la actualidad uno de aquellos hombres de los que hicieron al Betis campeón de Liga en la temporada 1934-35, trabaja en los Altos Hornos bilbaínos. Pero este hombre, curtido por los años, guarda en su memoria recuerdos, añoranzas, ilusiones de tiempos pasados. Este hombre se llama Angel Martín Rodríguez, pero en los medios futbolísticos se le conoció, y se le recuerda con cariño y admiración, con el nombre de Saro.
– Saro, ¿Qué le trae a usted por Madrid?
– Vengo a ver a mis nietos y a mi familia, ¿le parece poco?
– No; ni muchísimo menos . Vamos a charlar un rato.
– Pues venga ahí.
– ¿Qué beneficios le reportó el fútbol?
– Pese a que en mi época se pagaba poco, yo no me puedo quejar.
– ¿Recuerda la mayor cantidad de dinero que recibió usted?
– Claro, claro que lo recuerdo. Seis mil pesetas por el traspaso del Arenas al Betis, en el año 32.
– ¿Cuál era su puesto preferido en el equipo?
– El de extremo izquierda, aunque a veces jugué de interior.
– ¿Y su jugada favorita?
– El remate de cabeza a centro largo y pasado. Mire, mire, estas fotos.
Saro saca una cartera repleta de fotos antiguas. Se complace en enseñárnoslas. De vez en cuando no puede disimular la emoción que le produce el recuerdo de aquellos dulces años en que vestía la camiseta verdiblanca. Hablamos de las diferencias de aquella época con la actual, naturalmente refiriéndonos al fútbol.
– Han cambiado muchas cosas, nos dice. Ahora hay terrenos mejores, tácticas que antes no existían…
– Y más profesionalismo
– Si, así es. En mi época, el fútbol era menos profesional.
– Se marcaban más goles, ¿no es cierto?
– Pues sí, también. Se tiraba más a gol. Y el marcaje era menos estrecho. Se saltaba al campo a darlo todo. Yo no digo que ahora no se haga, pero en mi época… era distinto.
Algo de eso hemos oído a nuestros mayores. Los tiempos cambian.
Saro lleva un escudo en la solapa, el del club de sus amores: el Real Betis, porque Saro es muy bético.
– No hace falta decirlo. Soy bético de corazón.
– Dígame tres extremos izquierdos españoles, según las épocas.
– Uno, Gorostiza: formidable. Otros dos: Gaínza y Gento.
– ¿El jugador de su tiempo?
– Luis Regueiro. Tenía que haberle visto jugar; era extraordinario.
– ¿Un nombre en el fútbol español?
– Di Stéfano, fue el mejor jugador de todas las épocas.
Seguimos recordando el tiempo pasado. Aquellos años de la gran delantera verdiblanca formada por Timimi, Adolfo, Unamuno, Lecue y Saro.
– ¿Recuerda su mayor alegría?
– Sí; el último encuentro de la temporada 34-35, en la que nos proclamamos campeones, jugamos en Santander y ganamos por cinco a cero.
– ¿Y su mayor disgusto?
– El año que bajamos a Segunda. También recuerdo con tristeza los días de la guerra.
– ¿Si volviera a nacer?
– Cuarenta veces que viniese al mundo, cuarenta veces que sería futbolista. Sin dudarlo.
Vuelve a abrir la cartera. Nos enseña ahora una carta recién recibida de la Secretaría del Betis. Una carta entrañablemente cariñosa que demuestra cuánto se recuerda a Saro por aquellas benditas tierras. Le decimos que mañana nos vamos a Sevilla.
– Un abrazo muy fuerte para todos. A Pepe Valera salúdale de mi parte.
– Lo haré, lo haré.
Hay emoción, sentimiento en las palabras del que en un tiempo fuera gran extremo español. Lanzamos la última pregunta, que no es tal, sino un ruego.
– Un consejo para los que empiezan.
– Que se cuiden y que cuando salten al campo lo hagan con tranquilidad.
Sencillo, amable y tremendamente humano, así es Saro. Ayer, un ayer algo lejano, vivió los triunfos, las glorias. Hoy es un hombre más de la calle, pero admirado y querido por todos aquellos que le conocen, porque supo triunfar en el fútbol, y en la vida, que es aún más importante.
Ricardo Ríos en As 23 de Diciembre de 1967
