Figuras del Fútbol. Juan Carlos Mameli
Volvemos hoy con una nueva entrega de la serie que bajo el título de Figuras del Fútbol se publicó en el diario deportivo Marca durante la temporada 1973-74. Una serie dedicada a los futbolista de equipo de Primera División, y que hizo la excepción con jugadores del Betis y del Sevilla, dado que en esa temporada ambos equipos militaban en la Segunda División.
El futbolista de hoy es el delantero argentino Juan Carlos Mameli, quien procedente del Nacional uruguayo llegó al Betis en agosto de 1973. En esa temporada 1973-74 se abrieron las fronteras del fútbol español a los futbolistas extranjeros, después de más de una década de prohibición. Se permitieron 2 plazas foráneas por club, que el Betis ocupó con 2 jugadores argentinos: Jorge Olmedo y Juan Carlos Mameli, después de desechar el fichaje de un delantero yugoslavo, Vojin Lazarevic, a prueba durante gran parte del mes de agosto.
Recreo es una pequeña población argentina de la región de Catamarca. Cuenta con unos trece mil habitantes. Como en todos los pueblos argentinos existen varios equipos en los que actúan los chiquitos y que suelen enfrentarse entre ellos.
No había muchas posibilidades en Recreo, pero marcharon dos muchachos a Jesús y María, una población ya más grande, próxima a Córdoba. Ellos me recomendaron al Falucho. Fue el primer equipo federado al que pertenecí. En Jesús y María había otro club, rival directo del Falucho, el Talleres, donde actuaba Viberti. Ambos equipos militaban en la primera categoría comarcal de Catamarca y los partidos entre el Talleres y el Falucho eran clásicos, como pueden serlo aquí el Betis-Sevilla, Madrid-Atlético o Barcelona-Español. En varias ocasiones me enfrenté a Viberti, que después pasó al San Lorenzo de Córdoba y de éste al Huracán, ya de Buenos Aires.
Como he dicho, Jesús y María se encontraba cerca de Córdoba, a unos cincuenta kilómetros. Me vieron jugar y un señor vino a decirme si deseaba actuar en el Belgrano, un cuadro potente. Yo dije que sí y me ficharon. En este club permanecí cuatro temporadas, siendo campeones regionales en todas las temporadas. Allá, primero se juega el Campeonato regional y, después, se interviene en el nacional. Este se disputó por primera vez en el 68. El Belgrano de Córdoba quedó clasificado en sexta posición. No salí muy satisfecho porque marqué pocos goles, sólo logré ocho dianas.
Cuando llegué a Belgrano era muy delgado y a los muchachos del equipo les dio por llamarme “Palito”. Allá casi todos los jugadores tienen un sobrenombre. Algunos lo pierden cuando vienen a España. Es algo que no se lleva mal. Yo me quedé con “Palito”, aunque después tomé peso. Guardo buenos recuerdos de Belgrano. Una temporada quedé máximo realizador, con dieciocho goles.
La etapa más brillante fue la del Nacional. Me encontraba bien en mi club, pero en el año 68 cuando disputamos un partido del campeonato Nacional contra el Rosario Central, el señor Ari, un uruguayo residente en Córdoba, vino a verme y me preguntó si me gustaría ir al Nacional de Montevideo. Es un club importante dentro del futbol hispanoamericano y lógicamente me agradó la idea, pero tenían que ser los clubs los que se pusieran de acuerdo. No huno obstáculos y me traspasaron al Nacional. Cuando fui traspasado el Belgrano compró a Cos, jugador que vino posteriormente el Barcelona. También estuvo en el Belgrano otro futbolista que vino al Barcelona y que ahora está en el Elche. Me refiero a Heredia.
Cuando llegué al Nacional de Montevideo era muy difícil la titularidad, ya que contaba con dos delanteros centros de talla internacional, el brasileño Celio y Artime, que había sido el titular de la selección argentina. No obstante, mientras ellos permanecieron en el club, yo entraba y salía del equipo. El Nacional siempre tuvo grandes futbolistas. Estando yo en el equipo jugaban Espárrago, Cubillas, el chileno Prieto y el brasileño Manga, que había jugado el Mundial de 1966 si mal no recuerdo.
Después llegó mi venida al Betis. El Nacional iba a realizar una gira por Grecia y veinte días antes me dijeron que un equipo español quería ficharme. Poco después de recibió otra llamada en la que se comunicaba que el Betis estaba probando a un jugador yugoslavo. Llegó el momento de salir para la gira y me llevaron a Grecia. Pensé que ya no vendría, pero estando en Grecia tuve que volver rápidamente a España. Firmé por el Betis. Todo fue muy precipitado. Marché a Uruguay para recoger algunas cosas, y a la vuelta empecé a jugar. No pensé en venir, pero a mi mujer, Teresa Real, le hacía mucha ilusión vivir en España porque tiene familiares en España. Ella se adaptó desde el primer día, como si siempre hubiese estado aquí. A mí siempre me costó más aclimatarme a cualquier lugar, pero tampoco he tenido problemas, sobre todo desde que llegaron mi mujer y la pequeña. La gente es muy agradable y dispuesta a ayudar en todo. Me refiero a mi adaptación a la vida ciudadana.
También me han facilitado mucho las cosas los compañeros del equipo, aunque no estoy conforme con mi rendimiento. Es fútbol es mucho más veloz que allá, y los marcajes son mucho más severos. Sé que tengo que luchar más y lo estoy intentando. Procuro superarme. No estoy conforme, sobre todo, con los goles. Sólo he conseguido cinco en doce partidos y son muy pocos. Siempre he actuado como delantero centro, me gusta el área y buscar el gol, porque es lo más bonito del fútbol, lo que proporciona más alegría. A veces es algo fácil, pero en otras se hace difícil. Hay que tener suerte, y yo creo que la he tenido. En las cuatro temporadas que he jugado en el Nacional de Montevideo sumé ciento cinco goles. La prensa me colocó entre los mejores goleadores extranjeros de Uruguay. Creo que soy un jugador más valiente que técnico.
En el Betis he encontrado magníficos compañeros que me ayudan. Técnicamente son grandes jugadores. Para mí fue una gran alegría jugar el clásico, partido de eterna rivalidad le dicen acá, Betis-Sevilla, y vencer por tres goles a cero, haciendo yo dos goles. Recuerdo que el encuentro del que salí más satisfecho fue un clásico con el Peñarol en el año 71. Era un partido a muerte para el Campeonato y ganamos por tres a dos. En aquella ocasión también marqué dos goles. Supusieron también enorme alegría la conquista de la Copa Libertadores, máximo trofeo del fútbol sudamericano, y la posterior adjudicación de la Copa Intercontinental que disputamos al Panathinaikos griego. Aunque en España hay grandes marcadores, también he conseguido goles. El año 72 vine con el Nacional al Trofeo Costa del Sol, marcando dos goles al Vasas y otros dos en Vigo en esa misma gira. El hombre que mejor me ha marcado fue el chileno Figueroa, central del Peñarol, que ahora milita en el Internacional de Porto Alegre de Brasil.
Aunque todavía no esté completamente satisfecho de mi rendimiento personal, sobre todo en los que a goles se refiere, el Betis marcha bien y creo que lograremos pasar a la máxima categoría. Faltan muchos partidos por disputar y no me gusta adelantarme a los acontecimientos, como tampoco quiero afirmar que el fútbol de Primera División en España me vaya a ir mejor que el de Segunda, pero tengo que confesar que he tenido suerte en el tiempo que llevo acá, porque mi club cuenta con una excelente hinchada y creo que puede ir a más en el aspecto deportivo. Mi mayor deseo es corresponder a la confianza de todos con goles, porque suelen ser triunfos y, para mí, la razón del fútbol.