Hoy hace 85 años. La Liga que ganamos. FC Barcelona 4 Betis Balompié 0.
La primera salida del Betis en la segunda vuelta es un campo difícil: Las Corts, el terreno de juego del FC Barcelona. A la tradicional dificultad de jugar en campo adversario, se suma el clima de hostilidad que el Betis se va a encontrar en esta visita. Algo de lo que ya se habló en enero cuando el Betis visitó al Español en Sarriá, y que tiene su antecedente directo en el partido de la primera vuelta en el Patronato, cuando un futbolista azulgrana tuvo un serio incidente con un espectador. Pero este clima de desencuentros con el conjunto barcelonista ya viene de antes, desde los encuentros de Copa de 1927 y se repetirá en varios partidos en años sucesivos.
El Betis marcha hacia Barcelona en autobús el jueves 21 de febrero, haciendo noche en Madrid ese día y en Lérida el viernes 22, para alcanzar Barcelona el sábado 23 a mediodía. Es un ejemplo de cómo funcionaban por entonces los equipos de fútbol. Teniendo en cuenta que el lunes 18 el equipo descansó tras el partido del domingo 17, sólo hubo dos sesiones de entrenamiento esa semana: el martes 19 y el miércoles 20.
Por lo que cuenta Patrick O´Connell en la prensa barcelonesa del momento sabemos que la expedición bética paró, posiblemente a comer, en la localidad zaragozana de Alhama de Aragón. Allí coincidieron con el famoso tenor Miguel Fleta, con el que estuvieron departiendo largo y tendido de fútbol. En honor a los jugadores del Betis les cantó el Racconto de la Boheme.
La expectación en Barcelona es grande, siendo declarado el partido jornada de medio día del club, teniendo que pagar los socios barcelonistas 1.50 pesetas.
El Betis marcha a Barcelona con la baja ya conocida de Larrinoa, que ya no puedo jugar contra el Madrid, y una nueva más: la de Timimi, que se resiente de golpes en sendos tobillos del partido contra el conjunto merengue. Patrick O´Connell le suple dando entrada en el once bético a Pepe Valera, el joven extremo de 18 años de la cantera. Acompañan al equipo también dos jóvenes canteranos: Paquirri y Cornejo.
Así pues el Betis forma con Urquiaga; Areso, Aedo, Peral, Gómez, Lecue; Saro, Adolfo, Unamuno, Caballero y Valera.
El Barcelona alinea a Nogués; Zabalo, Arana; Pedrol, Berkessy, Lecuona; Vantolrá, Trujillo, Escolá, Ramón y Cabanas.
Su entrenador es el húngaro Ferenc Plattko y el árbitro del encuentro el vizcaíno Vallana.
Ante 25.000 espectadores el Betis se encuentra un clima francamente hostil, del que se hará eco la misma prensa local en sus crónica del día después: “Ayer observamos en el público un evidente retroceso y casi presumimos que sin la coacción moral con que tuvieron que actuar todos los jugadores, habríamos visto aún mejor fútbol en los que perdieron y en los que ganaron. Porque si bien todos los gritos, los silbidos y los denuestos iban contra los visitantes no creemos que aquella algarabía continua de silbatos que se confundían, cuando no las ahogaban, con el del árbitro, aquellas burlas pueriles cuando los blanquiverdes fallaban un balón, aquellos ¡ooooohhhh¡ a coro, cuando el portero bético despejaba y algún que otro conato de ovación cuando un adversario caía en un encontronazo, pudieran facilitar la labor de los azulgrana ni mucho menos animarles”.
Con este clima de salida el Barça marca en el minuto 3. Una pelota disputada entre Escolá y Areso queda suelta dentro del área bética, marcando Cabanas desde cerca. Durante toda la primera parte se suceden las ocasiones de peligro sobre la meta de Urquiaga, contando el Betis también con una ocasión a disparo de Unamuno que hace lucirse a Nogués.
Al comenzar la segunda parte es el Betis quien sale dominando, pero en un rápido contraataque azulgrana en el minuto 47 Escolá se escapa y hace el 2-0.
El partido queda así prácticamente decidido. Faltando 5 minutos centra Cabanas y Ramón de cabeza hace el 3-0. En el minuto 89 un nuevo remate de cabeza, ahora de Escolá a centro de Pedrol, significa el 4-0 definitivo.
El día 27 la directiva bética acuerda romper todas sus relaciones amistosas con el FC Barcelona, manteniendo sólo las estrictamente necesarias, así como enviar una enérgica y respetuosa protesta a la Federación Española. El equipo llega ese mismo miércoles a las 8 y media de la tarde a la secretaría bética establecida en la calle Bilbao, donde se habían congregado numerosos aficionados. “El autocar bético fue acogido con una ovación cerrada, que se prolongó durante largo rato, dándose numerosos vivas a los muchachos del Betis. Algunos de éstos fueron sacados en hombros por grupos de aficionados”.
La expedición denunció el trato recibido y que no fue fruto “de una manifestación espontánea del público, sino resultado de una campaña preparada concienzudamente con dos meses de antelación” (El Liberal, 28 de febrero de 1935)
Del resto de la jornada destacar que renacen las esperanzas del Madrid, que vence al Donostia en Chamartín. Rácing y Athletic de Madrid juegan un buen partido con reparto de puntos, mientras que el Athletic bilbaíno confirma su mal momento perdiendo por primera vez en San Mamés ante un Español capaz de lo mejor y de lo peor.