Impresiones viajeras. Madrid 1980
El sábado 1 de marzo de 1980 el Betis empataba a 1 en el Santiago Bernabéu frente al Real Madrid, en partido de la jornada 23 del Campeonato de Liga de Primera División.
Un brillante resultado que pudo ser mucho mejor a tenor del juego desplegado por loe verdiblancos, y que venía a confirmar la racha del equipo que dirigía Carriega que en los 8 partidos anteriores encadenaba 4 victorias y 4 empates, dejando la última posición de la tabla en que se hallaba en la jornada 15, para pasar a la décima posición.
En las páginas de ABC el periodista Fernando Gelán plasmaba las vivencias de este desplazamiento en su sección Impresiones viajeras, y en la que se trasladaba la alegría de la hinchada bética desplazada a Madrid, las declaraciones de varios directivos béticos, las especulaciones sobre las primas a terceros en la lucha que el Real Madrid mantenía con la Real Sociedad por el primer puesto liguero, o las diversas celebraciones propias de la época, con la relación directa con el mundo del espectáculo y la farándula.
La fiesta en verde, blanco y verde en Madrid empezó antes del partido Madrid-Betis en el Bernabéu. A las ocho de la noche, una hora antes del litigio, la hinchada bética, unos cuantos de cientos de seguidores, llegados de Sevilla por tren, avión y turismos, invadían las aceras que rodean el campo madridista. Entre los verdiblancos un grito—Er Beti–, una bandera—la verde, blanca y verde–, una ilusión—lograr algo positivo ante los campeones madridistas. Y el premio se alcanzó. Un empate a uno, ya lo relatamos en la crónica de urgencia en la madrugada del domingo, y una fiesta en verde, blanco y verde…
Las luces del Bernabéu. Fue como un presentido espectáculo el Madrid-Betis del Bernabéu. Por este motivo, el partido tuvo un gran poder de convocatoria. Por medio estaban muchas cosas: la victoria del Betis ante el Rayo no hace muchas jornadas; la racha del club de Carriega–¿cuántas jornadas sin conocer la derrota?—y, sobre todo, esa aspiración local, la del equipo de Boskov, que sigue codo a codo con otra Real, la de los vascos, para ese primer puesto clasificatorio del campeonato de Liga. Sí, muchas luces en el Bernabéu, luces amplias para iluminar un fútbol de categoría—decía un diario madrileño que el Betis reinventó el balompié—que la gente, en la grada, aplaudió a rabiar. Desde hace muchos años, desde que Rogelio utilizaba la famosa “tostá”, desde que Arza y Pepillo jugaban por sevillanas en el viejo Nervión, desde aquellas acciones organizadas por Bosch en el viejo Villamarín, no habíamos sido testigos de un espectáculo tan completo. Y el protagonista fue, naturalmente, el Betis, el Real Betis Balompié. Porque, pasiones aparte, tenemos que reconocer que los hombres de Carriega, en colectividad, en auténtico fútbol asociación, desarrollaron lo que tan fácil parece y yan difícil es: el fútbol total, el fútbol colectivo, el fútbol verdad-verdad-verdad. Y a Roberto Dale, que vimos entusiasmado, como a Jaime Ostos, antiguo aspirante a la presidencia bética, y a tantos y a tantos béticos, le quemaban las manos de tanto aplaudir. Y en la grada el grito de “¡Qué bonito¡ ¡Qué bonito¡…”. Luces en verde, blanco y verde para el Betis de Carriega. Todo un derroche conjuntado de poder, fuerza, vitalidad, ingenio y sabiduría.
El triunfo del Betis. Como es de imaginar, cuando el partido terminó con esas tablas—el uno a uno—los vestuarios del Bernabéu ocupados por los béticos estaban de bote en bote, y la euforia se podía oír hasta Sevilla. Juan Mauduit repartía abrazos a sus compañeros de directiva. “Seguimos, seguimos enrachados…”, era la frase que se mantenía en los labios del rector del club bético. Miguel Espina, ese delegado permanente que le ha traído la suerte al equipo, todos los desplazamientos con puntos, tenía marcado en su rostro una sonrisa también permanente: “nada, que se acabaron las penas…”
José León Gómez, vicepresidente de la entidad verdiblanca, también expresaba su alegría: “Pero estos triunfos, porque en este partido no ha empatado el Betis, sino el Madrid, que al final ha salvado un punto, no se nos pueden subir a la cabeza. Por este motivo, seguimos trabajando para fortalecer al equipo, para apuntalarlo debidamente porque en la meta hay otras mayores empresas. Sí, puede haber nuevos fichajes. Fichajes que complementen la actual plantilla. Hombres jóvenes que aprendan el fútbol de los actuales veteranos del Betis y, que, en su momento, tomarán el relevo del equipo. Sí, sí, habrá nuevos fichajes. Un centrocampista, un hombre para la defensa, un delantero… La directiva seguirá trabajando, no se dormirá en los laureles…”
El tesorero del club verdiblanco. La prensa especializada se sentó junto a Luis Cid Pérez “Carriega” en la sala del Bernabéu. Preguntas y más preguntas. ¿Quién jugó bien? ¿Quién era más listo? ¿Quién fue el mejor?… y, como era lógico, a Carriega le preguntaron si la prima de la Real Sociedad—el de codo a codo con el Real Madrid—había sido abundante. El míster bético puso cara de sorpresa. Miró hacia su derecha, luego a la izquierda, y volvió la cara también hacia atrás: “¿Cómo dice? ¿Cómo dice?…No veo por aquí al tesorero, no lo veo, tal vez él pueda contestar…” Sonrisas y elogios para el juego del Betis. Luego Boskov no le quiso dar mucha importancia al fútbol de los verdiblancos…
Y la fiesta en verde, blanco y verde, continuó a las afueras del Bernabéu. “Gloria Bendita”, ese popular sevillano afincado hace años en Madrid, montó su show en el restaurante: “Este Betis es que no se pué aguantá…”
Por allí nos enteramos de que Guruceta, el juez árbitro del encuentro en el viejo Chamartín, puede cambiar de Colegio. El guipuzcoano, por motivos profesionales, es muy posible que se tenga que ir a vivir a Murcia y, lógicamente, causará alta en la entidad arbitral murciana.
Fiesta en Pavillon. Juan Palma, compañero y amigo residente en Madrid, organizó en la madrugada del sábado otro show espectacular. Además, le acompañó el resultado para que la fiesta alcanzara más brillantez. Organizado por el programa de radio “La hora de Andalucía”, se entregaron galardones al presidente del Betis, a Paco “El Capitán” y a Imperio de Triana. Las galas andaluzas contaron con la intervenciones espontáneas de Pedro Buenaventura—verdiblancos los colores…—, de Alabanda, Campos, los hermanos Caro y el intrépido Cuevas con sus palmas por sevillanas, y con la clásica y tradicional caña.
El Betis, en Madrid, había logrado lo que no había sido capaz de hacer ningún equipo en esta Liga: conquistar un punto positivo.
En la vuelta, ya el domingo por la mañana, coincidimos con muchos seguidores que aún tenían las gargantas roncas de tanto gritar y de tanto cantar por el Betis. Juan Salas, ex directivo, nos hablaba de la proeza bética: “Pero el club debe seguir con una labor amplia para fortalecer la plantilla de cara al futuro. Una idea que he expuesto a la directiva es que se entre en contacto con ex jugadores, como Sabaté, Ansola y otros, que están deseando colaborar con el Betis, y podrían observar futbolistas jóvenes en sus zonas… Este trabajo no sería costoso con el presupuesto general que tiene el club”.
Y la fiesta sigue, y seguirá, creemos, porque el Betis de Carriega está en su mejor momento.