José Hermosa Gutiérrez, Capitán profesor de la Escuela Central de Gimnasia-Toledo 1930
José Hermosa Gutiérrez (Ceuta, miércoles 17-Abril-1895; Cuartel de la Montaña-Madrid, lunes 20-Julio-1936).-41 años.-D. E. P.-Capitán profesor de la Escuela Central de Gimnasia-Toledo 1930.
«Los deportes en la Ciudad Universitaria»:
Todo plan de educación física debe tener, por lo menos, gimnasia educativa, juegos y deportes. No encaja en estas líneas ningún razonamiento, por somero que fuere, máxime cuando hoy en día, afortunadamente, la verdad de tal aserto encaja hasta en el acervo gimnástico de las personas de cultura media.
También es bien sabido que la gimnasia educativa debe efectuarse hasta los 45 ó 50 años, si bien hasta los 18 años de un modo obligatorio y dirigido, y después, voluntario y particular. Los deportes, intercalándose en ellla, tienen con la gimnasia educativa el período común entre los 17 y los 25 años (en el Instituto), para después verificarse en completa libertad.
Este bosquejo de plan es un ideal que en España es utopía, porque desde los altos cargos de la Instrucción Pública no se da importancia al ejercicio físico educador.
La Ciudad Universitaria, mejor dicho, sus directores pedagógicos, no pueden, no deben privar a los estudiantes que en ella van a vivir, y precisamente en la edad voluntaria de un plan de educación física, de medios para que el afán de mejora física pueda realizarse con toda comodidad.
El ser humano que desde que tiene uso de razón ha hecho ejercicio físico en la escuela, y después, en el orden progresivo racional de toda disciplina, al pasar por el Instituto ha continuado con la práctica, alcanza la edad universitaria en tal grado de desarrollo corporal que puede, casi impunemente, dedicarse a todos los juegos y deportes.
No ocurre así en nuestra patria. Huelga enumerar lo que debiera hacer el niño en la escuela, el joven en el Instituto, y el hombre en la Universidad; pero sí conviene resaltar la afición desmedida del estudiante universitario por los deportes fuertes. Además, aunque quisiera practicar alguno suave, en consonacia con su vigor físico, no podría; no existen–entre nosotros–o no están organizados.
Una ligera ojeada al deporte español lo demuestra enseguida:
Muchas, muchísimas sociedades de fútbol en las que el 90% de los jugadores son profesionales, y como tales, privados de tiempo para estudiar o trabajar. La Directiva, que los paga, les exige esfuerzos continuos y violentos, que la mayor parte de las veces no son resistidos, aunque no produzcan manifestaciones externas.
El estudiante que elevado de su afición, entra en una de esas sociedades, si tiene la desgracia de hacerse un «as», bien pronto se enfatúa, no necesita abrir los libros, aprueba las asignaturas por recomendación o no las aprueba, que es el caso más corriente, se hace un perfecto vago… ¿Qué será de él cuando el músculo no responda? Con el cerebro desentrenado no se es más que un ser inútil, contraproducente a la sociedad, la que forma la nación, no la que da «patadas». Esta, con un cariñoso golpecito en la espalda, lo echará a la calle. ¡¡ Si pudiera la otra hacer lo mismo ¡¡
Merece ser comocido el caso de un estudiante solicitado por una «empresa» futbolística, en cuyo contrato constaba la siguiente cláusula:
«Se depositará en tal Banco la cantidad de 20.000 pesetas, que podrá ser retirada por D. F. de N. (el padre de la criatura) si, pasada la época normal de exámenes, el «niño» no aprobase todas las asignaturas matriculadas».
La Ciudad Universitaria tiene la obligacion moral de procurar apartar a la juventud de esas sociedades deportivas, tan perniciosas a la cultura nacional.
El medio es proporcionarle muchos campos de juego, mucho material y espléndidas instalaciones anejas para la práctica de aquellos deportes conocidos: fútbol, pelota vasca, atletismo, tenis.
Terrenos para los que por sus características están arraigando: «rugby», «hóckey», «hand-ball» .-(balonmano), baloncesto, natación.
Y, por último, hacer factible que los estudiantes suramericanos -sobre todos los de Cuba–tengan donde entretenerse con su juego nacional: el «baisse-ball» .-(balón volea; voleibol).
Con esto y una organización interna que permita captar de los deportes las buenas cualidades que generosamente fluyen cuando se los sabe dirigir, consiguirá apartar al elemento estudiantil de la sirena profesional del fútbol.
El tema es amplio y tiene atractivos; pero no se puede abusar de la benevolencia de estas simpáticas columnas de «La Voz»-(Madrid, sábado 06-Septiembre-1930). Otro día será».