La Copa Violetero 1914
En los meses de febrero y marzo de 1914 se disputó el campeonato local que por entonces constituía la competición más importante que disputaban los clubs sevillanos, la llamada Copa Sevilla y en la que se ponía en juego un trofeo donado por el Ayuntamiento sevillano.
El Sevilla Balompié alcanzó la final tras derrotar al Sevilla Athletic por 12 goles a 0, mientras que el otro finalista, el Sevilla FC, derrotó al Español FC por 4 a 0 y luego al Recreativo de Sevilla por 1 a 0, en un partido polémico por las decisiones arbitrales.
La final, jugada en el campo del Balompié en el Prado de San Sebastián el 15 de febrero de 1914, concluyó con empate a 1. El partido de desempate, fijado para el 22 de febrero, tuvo que ser aplazado una semana más por las fuertes lluvias, disputándose definitivamente el 1 de marzo en terreno sevillista.
El Sevilla Balompié se impuso 2 a 1 con tantos de Herbert Richard Jones y Pedro Lissen, remontando el gol inicial de Carlos Leconte, ante más de tres mil espectadores. El Sevilla Balompié se hacía una vez más con el título de campeón y continuaba dominando el fútbol de la primera mitad de la década.
La noche del domingo 8 de marzo en el Pasaje de Oriente futbolistas y partidarios del Sevilla Balompié se reunieron para festejar la victoria en el campeonato.
Como era frecuente en esos tiempos el Sevilla FC solicitó un partido de revancha que quedó fijado para el 29 de marzo, y ofreciendo una copa de plata para el equipo que venciera en el desafío. Cerca de cuatro mil espectadores acudieron al Prado de San Sebastián para presenciar el duelo, en el que el Sevilla Balompié otra vez se impuso, esta vez por 1 a 0 con gol obra de Carmelo Navarro en la segunda parte.
Faltando 4 minutos para el final del partido se produjo el siguiente incidente: «Faltan cuatro minutos para terminar el match, cuando Carmelo ataca a la portería del Sevilla, arrojando al suelo a su goalkeeper (portero). La carga realizada por este jugador no satisfizo al señor Valenzuela, por cuanto que levantándose se dirige rápidamente hacia él, con el que discute sobre su legalidad. En este momento, y sin causa que podamos averiguar, uno de los backs (defensas) se abalanza sobre Carmelo, al que inopinadamente le da unos cuantos golpes, invadiendo el campo el público, no pudiendo precisar lo que sucedió después. Vemos que se retira del campo el Sevilla, y después de alineado nuevamente el equipo Balompié, el Sevilla se niega a continuar el juego. Consultan los capitanes y el referee (árbitro), declarándose la victoria a favor del Balompié, por un goal a cero de sus contrarios.
Hablamos con el referee, señor Millar, que, dicho sea de paso, demuestra conocer el cargo a conciencia, y nos manifiesta que la carga causa del accidente fue perfectamente legal, y que con motivo del acto realizado por el zaguero del Sevilla, lo expulsaba del campo, siéndolo también el señor Navarro, aunque en realidad no lo mereciese, pues no dio lugar a ello. Declarada la victoria del Balompié, su capitán, señor Jones, sube a la tribuna a pedir la copa ganada por su equipo, manifestándosele que se le entregaría al día siguiente».
Así se recoge textualmente en la edición de El Liberal del 30 de marzo de 1914.
Como podemos leer por la información periodística al Sevilla Balompié no se le entregó la copa ofrecida por el Sevilla FC para el vencedor, y se hizo al día siguiente.
Una carta al director aparecida en El Liberal y firmada por Herbert Richard Jones, presidente y futbolista del Sevilla Balompié, nos cuenta las circunstancias de la copa entregada y los antecedentes que ya había en el mal perder del equipo rival:
Sevilla, 30 de Marzo de 1914. Sr. Director de El Liberal.-Presente. Muy señor mío y de mi mayor consideración: Le ruego encarecidamente dé cabida en el diario de su digna dirección a estas aclaraciones, por lo que le doy gracias anticipadas: Seguramente, el distinguido público no está enterado de muchas cosas que suceden con la cuestión de las copas en que el Sevilla F.B.C. toma parte. Para su gobierno, voy a darles a conocer una o dos cositas.
En Octubre del año pasado jugamos un partido contra el Sevilla F.B.C., en que se disputaba una donada por Cástor Montoto, socio del Balompié. Dicha copa fue llevada a la caseta, y al terminar el partido, en que salió vencedor el Sevilla F.B.C., fue entregada al capitán de dicha Sociedad llena de champagne. Así fue entregada la copa por el Sevilla Balompié.
Ahora bien; como ya saben todos, este excelentísimo Ayuntamiento donó una copa de plata para el campeonato de Sevilla de 1913-14. Esta copa fue jugada cuando el Sevilla F.B.C. le pareció más conveniente, pues era la Sociedad depositaria de ella. Como es natural, al terminar el partido final, en que el Balompié salió vencedor, yo, como capitán del equipo, fui a la caseta del S.F.B.C., para que me fuera entregada la copa, pero encontré que se habían marchado el presidente y la Directiva de dicha Sociedad-seguramente para no tener el gusto de entregar una copa que ya habían considerado casi suya. Y me consta que dicha copa estaba en la caseta durante el partido. Por la tarde encontré al presidente del Sevilla F.B.C. en el paseo, y al preguntarle, me dijo que estaban grabando la copa.
Al día siguiente me dio una tarjeta suya para que pudiera yo recoger dicha copa en la platería del señor Reyes. La recogí, pero tuve que pagar quince pesetas por un grabado que yo no mandé hacer. Así fue entregada la copa del campeonato por el Sevilla F.B.C.
Ahora vengo a otra copa más reciente, la que se jugó el domingo pasado. El señor Gallegos, presidente del Sevilla F.B.C., vino a verme, invitando al Balompié a jugar un partido de revancha, ofreciendo una copa de plata. Al preguntarle qué copa sería, me dijo que una copa que iba a comprar el señor Lastra. Eso fue en la mañana del viernes, y quedé en contestarle aquella misma noche. Fui al Casino aquella noche, como le había ofrecido, y acepté la partida, pesar de tener uno de nuestros mejores jugadores enfermo. Al mismo tiempo estipulé que la copa fuera entregada al vencedor en el campo, después del partido.
Se quedó conforme el señor Gallegos, agregando que pudiera suceder que el señor don Luís Ibarra, a quien había encargado el asunto de la copa, no pudiese ver al señor Lastra a tiempo, para poderla comprar el sábado, en cuyo caso me la entregaría el lunes. Verificado el partido, y declarado vencedor el Balompié, fui a la caseta, como la vez anterior, por la copa, y me dijo el señor presidente del Sevilla F.B.C. que aún no la tenía, pero que me la entregaría al día siguiente. Me consta, sin embargo, que la copa que había regalado el señor Lastra estaba en la caseta durante el partido, y que fue vista por varias personas.
El lunes el señor Gallegos me entregó una copita que más bien parecía un violetero. Al preguntarle si esta era la copa comprada por el señor Lastra, me dijo que no, que la copa del señor Lastra era demasiado buena para este partido, y que, por lo tanto, la Sociedad S.F.B.C. la había sustituido por la copita, o violetero, que me entregó.
Este objeto-florero fue comprado en la platería del señor Reyes el lunes por la mañana, después de haber perdido el Sevilla F.B.C., el partido que tenía tanta seguridad en ganar. Si hubieran quedado ellos vencedores, no hay duda alguna que la copa del señor Lastra hubiera sido «muy a propósito» como premio prometido, la cual hace unos diez días que había entregado dicho señor. Pero como fueron ellos los vencidos, el presidente del S.F.B.C. dispuso de otra mañana, demostrando así que estaba jugando con dos barajas.
No es mi ánimo más que dar a conocer al público cómo se juegan y recogen las copas del S.F.B.C. Todo el mundo estará ya enterado también de lo que ha pasado con respecto a la copa de los Infantiles, donada también por dicho señor presidente, y que forzosamente tenía que ganar el Sevilla F.B.C.
Rogándole me dispense el espacio que ocupo en su digno periódico, me repito suyo muy atto. y s.s.q.b.s.m..
H. R. Jones, presidente del Sevilla Balompié.
Creo que mi padre Enrique Añino ilzarbe de Andueza será (sería) una fuente fidedigna de lo acontecido y sucedido en la mal llamada «Copa Violetero», en mis años de niñez me comentaba lo siguiente:
-«Que lo más importante es ganar en buena lid, saber perder si el rival fue mejor de acuerdo a sus méritos deportivos, sin chapuzas antideportivas para lograr un fin que nunca debería ser a favor de los tramposos».
-Repecto a dicho torneo, que se ganó LIMPIAMENTE en el terreno de juego, y que le dieron un cambiazo en «LUGAR DE LA COPA DE PLATA, LE ENTREGRARON-LOS CHAPUZEROS SEVILLISTAS, UN OBJETO MUY PARECIDO A UN «FLORERO DE CRISTAL».
¡¡¡Vaya timo con la dichosa copita de marras¡¡¡
-Así pasaron los años, y aprovechando la buena armonía en una campaña deportiva (cuando la cesión del estadio del barrio de Nervión, obras en Heliópolis de la tribuna de Voladizo-Preferencia, partido contra la Unión Deportiva Las Palmas y Club Atlético de Madrid), al parecer retrocedieron la Copa de plata, reconociendo su error-horror cometido en su día, POR NO SABER NUNCA PERDER LO MISMO QUE GANAR EN BUENA LID.