Los blanquiverdes y los blanquiblanquis
Con este curioso título se publica en El Liberal el 16 de diciembre de 1927 este llamativo artículo, en el que se relata el ambiente previo al partido que debía de enfrentar en el campo de Reina Victoria a Sevilla y Betis. Un partido, que como hemos visto ya aquí, fue aplazado en su día por el temporal de lluvias que imposibilitó la celebración del partido, pero que luego el eterno rival dificultó su celebración en la fecha aplazada ante las imposibilidad de contar con algunos jugadores lesionados, todo ello con la anuencia tácita de la Federación Regional Sur.
Cuando el partido por fin se jugó el Betis se impuso 1-3 en terreno sevillista (ver aquí) consolidando la senda victoriosa que le llevaría un mes después a ganar el Campeonato de Andalucía en enero de 1928.
Pero lo sorprendente del artículo publicado en El Liberal es que, bajo la apariencia de un texto, se trata en realidad de un anuncio comercial, algo muy frecuente en la prensa de los años 20 y 30 del pasado siglo. Es un anuncio de los Almacenes del Salvador, un establecimiento dedicado al comercio textil, que aprovecha que el partido se celebra a mediados de diciembre para publicitar abrigos, gabardinas y trincheras, clásicas prendas invernales de la época.
Los Almacenes del Salvador se ubicaban en la calle Córdoba, en los números 1 y 3, justo al lado de la Plaza del Salvador, y son todo un clásico en la muy numerosa publicidad que se insertaba por entonces en los diarios sevillanos.
El texto nos da algunas de las claves futbolísticas y sociológicas de la época, con una alta dosis de rivalidad entre ambas aficiones: pimientos contra merengues, sevillistas y balompédicos, gallistas y belmontistas, son algunas de las denominaciones que se utilizan para mencionar la rivalidad enconada entre ambos clubs.
También es reseñable la alusión frecuente al lenguaje taurino, una característica muy de la época, en la que el mundo del toro en Sevilla era tan importante, o más, que el del fútbol. Así del Balompié, que es como se denomina en al artículo al club bético, se destaca su valor en el enfrentamiento, mientras que los del Sevilla «torean muy bien». Una caracterización también muy común en estos años, en los que el equipo sevillista destacaba por su calidad técnica mientras que el balompedista representaba la furia, la entrega total y la lucha.
El próximo domingo tendrá lugar la batalla. Once pimientos lucharán contra once merengues. ¿Quién vencerá? Se hacen muchas cábalas y hasta apuestas entre los más recalcitrantes. Hay discusiones, caras toscas, miradas retadoras. Sevillistas y balompédicos, gallistas y belmontistas, se aprestan a presenciar el partido de más interés de la temporada. Ya dicen que están pedidas todas las localidades. También dicen, ¡eso no será verdad¡, que asistirá al partido una sección de camilleros de la Cruz Roja y que el ambigú estará bien repuesto de tila y de agua de azahar. ¡Qué modo de exagerar las cosas¡
Ni el Balompié se come a nadie, ni el Sevilla se dejó comer de nadie, ni al fútbol se va en ayunas. Los del Balompie van “al toro” con más valor que los del Sevilla; pero los merenguitos torean muy bien.
Se anuncia la llegada de aficionados de toda la región andaluza. Será el domingo un día grande, tan grande como cuando torea don Juan Belmonte García, el señor de “La Capitana”, el amo y el único. El comercio debiera subvencionar a ambas Directivas, pues ese día los establecimientos del centro se verán concurridísimos.
Se habla entre los aficionados de darle un banquete popular al equipo triunfador. Se dicen locuras y los ánimos están caldeados a pesar de la temperatura baja que hace. No conviene ir al campo a cuerpo, porque se va a sudar mucho aplaudiendo, vociferando o sufriendo emociones, y nada hay peor que se enfríe el sudor. ¡Hay que abrigarse¡
La autoridad ha tomado sus medidas y nada ocurrirá en el campo. En Sevilla hablamos mucho y hacemos poco, y hablar de disturbios es no conocer al pueblo de Sevilla, incapaz de una incorrección. Los enemigos irreconciliables saldrán al campo como si no hubiera tal enemiga, y por adelantado las palmas harán humo. ¡Quién dijo miedo¡
¿Qué por quién apostamos? Por el Balompié en el primer tiempo y por el Sevilla en el segundo. Los del Sevilla dejarán que se cansen los balompédicos y luego saldrán a todo tren para no perder el cartelito.
Iremos temprano al campo. No le tememos ni a la lluvia ni al relámpago ni al trueno. Vamos provistos de una gabardina o trinchera, adquirida en los almacenes del Salvador, 1 y 3, esquina a Córdoba, y con un abrigo así se puede presenciar un partido en el Guadarrama.
Los del Balompié aguantaron el otro día el plantón en la puerta del Sevilla porque iban provistos de abrigos, gabardinas o trincheras de los almacenes del Salvador. ¡Si van a cuerpo, sólo con el traje de futbolista, tiene que jugar el Sevilla con el Necrópolis FC¡
Ya lo saben los aficionados: ¡Hay que abrigarse¡