Milojevic, goleador por pasiva, de Francisco Correal
En septiembre de 1992 el Mallorca se impuso 1-2 al Betis en el Villamarín en partido del Campeonato de Liga de Segunda División. Los tantos de Sala y Stosic le dieron la victoria al cuadro que por entonces entrenaba Lorenzo Serra, frente al que dirigía Jorge D´Alessandro.
Como delantero centro del equipo balear venía Goran Milojevic, un ariete yugoslavo que cumplía su segunda temporada en el cuadro insular, al que había llegado después de destacar en el Mérida con muy buenos registros goleadores.
El periodista Francisco Correal al día siguiente en las páginas de Diario 16 Andalucía hacía esta semblanza del futbolista balcánico.
Estaba en la agenda de los equipos punteros. No es de extrañar, porque Goran Milojevic llegó con la Liga ya bien iniciada al Mérida, que tampoco es el Bayern Munich, y alcanzó en la tabla de máximos realizadores a su ex compatriota Gudelj. Se vio privador del galardón porque ascendió a Primera División por la vía rápida: en un soplo, se convirtió en el más eficiente realizador del Mallorca, aunque sus dianas resultaron insuficientes para evitar el hundimiento del equipo isleño.
En pocos meses, este serbio fue extremeño y balear, jugó en Segunda y en Primera, cambió de vestuario y de ciudad, sometido a un torbellino de identidades que sólo saben aguantar estos sin patria.
El gol es su oficio y su obsesión; las normas del delantero son claras y meridianas. Se convirtió en el principal argumento del llorado Juanito, que lo tenía en su agenda de la memoria para que lo acompañara a destinos de más fuste y tronío.
Juan Gómez salió descalabrado del Maracaná de Belgrado en 1977, con Tito todavía vivo y semicoleante en un país donde los enfrentamientos étnicos, políticos y culturales estaban tímidamente larvados en tangabas balompédicas. Goran Milojevic era un niño cuando aquella botella que pasó rozando el molondro de José María García se estrelló en la crisma del de Fuengirola. Yugoslavia era entonces un paraíso autogestionado con el que soñaban sindicalistas irresponsables, una fábrica imparable de futbolistas que suponían buenos dividendos para la tropa de los intermediarios. Alejados de la ortodoxia comunista, los pacíficos ciudadanos de la ex Yugoslavia sólo disparaban a puerta.
Milojevic tiene planta de delantero astuto y elegante. En la primera parte desaprovechó una ocasión clarísima, un servicio impecable del joven Gálvez, porque prefirió el regate al disparo, subordinación de su principal cualidad a un arte secundario que evitó el tercer gol de la tarde.
Ivanov y Juanlu se alternaron—y se alteraron—en la marca del serbio. Entraba como un obús por el centro y esa obsesión de los teóricos centrales por anularlo abrió espacios para que entraran los mallorquines por las bandas, por donde llegaron los dos goles. Milojevic jugó la táctica del anzuelo para que los secundarios entraran en danza. Goleador por pasiva, aunque el centenario Pichichi no entienda en su mausoleo de esas menudencias.
Se le podría llamar fino artillero si la metáfora bélica no fuera hoy por hoy una indecencia en esa ensalada de sangre y odio que vive Yugoslavia; una frívola figurita cuando los paisanos de Milojevic, segados por pueblos, por calles, por hogares, han convertido la violencia de las películas de Sam Peckinpah en simpáticos melodramas, como si Grupo salvaje lo hubiera dirigido Stanley Donen.
A este ariete, un epíteto menos sangrante por deberle tanto a la estrategia de los coroneles como a las contraseñas de los amantes en la cópula, le va más el ataque directo que el contraataque. El Mallorca contraatacó en Heliópolis, hipótesis que merma las posibilidades de Milojevic. Tiene que optar, que pensar, que elegir, y eso es mucho trabajo para un hombre que concibe el gol como la distancia más corta entre dos puntos.
Su mejor contribución durante el partido, sendos servicios cargados de veneno, uno de ellos en lucha prometeica con un adversario desde el suelo, que su contramaestre Gálvez no consumó de puro milagro. Deshizo el ovillo del nueve y se prodigó por las bandas.