Ni Luis, ni Clemente, ni Griguol, ni Juande, ni Víctor…Serra, de Manuel Fernández de Córdoba
Lorenzo Serra Ferrer vive actualmente su tercera etapa en el Real Betis Balompié. Desde su llegada en el verano pasado el equipo y el club presentan un balance tremendamente positivo, con una implicación en todos los estamentos que se echaba muy en falta.
La profesionalidad, el rigor y el trabajo son características de las tres ocasiones en las que Lorenzo Serra ha estado al frente de la nave verdiblanca, ya sea desde el banquillo, como en las dos anteriores, o en la vicepresidencia deportiva que desempeña en la actualidad.
El relato que hoy traemos tiene ya 13 años. Lo publicó el periodista Manuel Fernández de Córdoba en ABC el 23 de febrero de 2005 en ABC, tres días después de vencer en Heliópolis al Deportivo de La Coruña con 2 goles de Assunçao y colocar al Betis en la tercera posición de la Liga. No obstante, lo mejor aún estaba por venir, en esa maravillosa nube en que vivimos los béticos en los meses de mayo y junio de ese 2005, con la conquista de la cuarta plaza, la clasificación para la Liga de Campeones y la victoria en la Copa frente a Osasuna en el Calderón.
No obstante, Manuel Fernández de Córdoba ya tenía muy claro lo que el equipo podía dar de sí bajo la dirección de Lorenzo Serra, y el comparativo con los que le antecedieron en el banquillo verdiblanco era brutal a su favor.
Qué pena que el máximo accionista en ese año 2005 no lo hubiera tenido tan claro, qué oportunidad perdimos.
Cuando llegó a Heliópolis en su primera etapa, cogió a un equipo adormecido y aletargado en Segunda y, en doce partidos, escribo de memoria, lo metió en Primera para asombro de una afición casi tan acostumbrada a perder que, cuando ganaba, casi se enfadaba. Llegó a Primera y formó un alboroto. Llegó a una final de la Copa del Rey y no la ganó casi de milagro para el Barça. Se fue y ahora ha vuelto. Y lo ha hecho como cuando llegó: imponiendo su ley en el plantel. Hablando claro como el agua clara a los profesionales, en esos momentos en que un uno-cuatro ante el Español ponía el proyecto contra las cuerdas, para venir a decirles que, o con ellos o sin ellos, el Betis tenía que salir adelante y volver a empezar mentalizando a su gente y alentando a sus hombres y, al mismo tiempo, dejando bien claro también que, quien no estuviera por la causa verdiblanca, sobraba en el grupo.
Partido a partido, erre que erre, resultado a resultado, ahí está el Betis en puesto de privilegio con una plantilla en la que, entre lesiones, desmotivados y despistados, ha tenido que jugar con el tercer portero que ya parece el primero, con un central, o mediocentro, como Melli que juega de lateral como si allí hubiera jugado siempre, con Tais, defensa derecho, por la izquierda y recuperando a Assunçao para ser el que es, haciéndole ver a Joaquín, me lo imagino, que tiene en sus botas el Banco de España y demostrando, con los fichajes de Edu y Oliveira, que apostaba a ganador cuando tantos tuercebotas le habían endosado al Betis en los últimos tiempos. O dicho, como escribía ayer Eduardo Barba en su informe Serra-Betis, ni Luis (el llamado Sabio), ni Clemente (el que se cree Sabio), ni Griguol(que no se sabía por qué vino), ni Juande (que sí que sabía, pero que se fue) ni Víctor (que se fue sin enterarse) para que volviera Serra y convertir aquel 1-4 contra los periquitos, que sembró incertidumbres en quienes no conocen a Lorenzo, en ese tercer puesto que, entonces, ni siquiera podía soñarse. Modestia aparte, con lo hecho y lo que pueda hacer, no estábamos equivocados los que, ahí están las hemerotecas, apostábamos por él.