Núñez y López (rojos) contra García y Rodríguez (azules), de Galerín
El 24 de noviembre de 1929 se inauguraba el Frontón Betis, una instalación construida pared con pared con el campo del Patronato, donde jugaba el Real Betis Balompié desde 1918, dedicada a la práctica del juego de pelota vasca, una actividad muy pujante en el momento y que tenía un fuerte componente económico, ya que movía mucho dinero con todo un circuito de pelotaris profesionales y apuestas.
En su construcción estuvo implicado el conjunto bético, dado que se hizo sobre terrenos que estaban alquilados por la sociedad bética al Ayuntamiento sevillano, y a través de la concesión de los derechos de explotación a una sociedad. La idea de esta actividad hay que atribuirla indudablemente a la directiva bética presidida por Ignacio Sánchez Mejías, todo un precursor en la búsqueda de actividades de financiación del deporte profesional
El éxito del Frontón durante sus primeros tiempos fue fulminante. En la Sevilla creciente de la Exposición Iberoamericana de 1929 fueron muchísimas las actividades y espectáculos que se desarrollaron y este deporte-espectáculo de la pelota vasca fue uno más.
En las páginas de El Liberal Agustín López Maciás, «Galerín», uno de los grandes periodistas del primer tercio del siglo XX, escribía artículos en los que palpaba la vida de la ciudad, con las novedades del momento y todo aquello que era motivo de interés. El 15 de diciembre de 1929 se publicó este curioso reportaje centrado en el Frontón Betis, las actividades de pelota que en el se desarrollaban y todo el movimiento económico que las apuestas generaban.
Hace muchos años, lo menos treinta, se jugaba a la pelota en Sevilla. Recordamos un “juego de pelota”, no tenía el nombre de Frontón, en el Alfolí, donde jugaban los toreros de aquella época y los muchachos que acudían al gimnasio.
Hubo otro juego de pelota en la calle Regina, en una bolera que existía en lo que hoy es calle Jerónimo Hernández.
Nos hablan los viejos de otros juegos de pelota, donde los pelotaris se jugaban un partido para ver quién pagaba el vino de la tarde.
No eran rojos ni azules. Jugaban el “camisón listado” y el “camiseta cruda”, el “blusa de crudillo” y el “chaleco de Bayona”. No eran profesionales, ni ganaban nada por jugar, ni costaba dinero la entrada, ni se hacían apuestas mutuas, ni se conocía la quiniela, ese complicadísimo juego, en el que no se gana hasta que no se está “colocado”. No se sacaba del 10, ni había pescadores de pelotas con red, ni al campo de juego se le llamaba cancha, ni existía la cesta. Se jugaba a mano o a pala.
Lo de ahora es nuevo para los deportistas del Sur. Iturrimendi se casará en Sevilla con una Rodríguez.
¿Ha gustado el juego de pelota? Sí, señor. Ha gustado y mucho. Y ha gustado más porque aquí presumimos de enterarnos pronto de las cosas.
Hay quien no sabe multiplicar y se entera al momento de las apuestas mutuas.
El juego tiene en algunos momentos mucho interés y emoción, sobre todo cuando se disputan un tanto en las quinielas. Para los que no juegan tiene la lucha menos interés; pero es bonito el juego. ¡A qué negar la verdad¡
Hemos ido al Frontón. ¡Cómo se va ensanchando Sevilla¡ No conocíamos el sitio en que se levanta aquel hermoso edificio.
Está lejos; pero si hasta allí llega el público en tropel, no queremos pensar en lo que hubiera ocurrido en algunas casas si el frontón se instala en el centro. ¡Qué ruina…¡
Todo es nuevo para nosotros. Los taquilleros, los porteros, los vendedores de boletos. No todos son vascos. Hay allí con sus boinas granas algunos socios que los hemos visto nosotros con montera…
El salón es alegre…mientras una pelota, una bala, no entre un día en el público. ¡Dios nos libre a nosotros¡
- ¿Usted por aquí?
- Ya lo ve usted. De curioso
- ¿No juega usted a las quinielas?
- ¿Por qué se llaman quinielas jugando seis apuestas?
- ¡Ah, no lo sé¡ Yo juego, pero no lo sé
En el Frontón vemos muchas caras conocidas. Concejales del Directorio y del antiguo régimen. Periodistas deportivos y de “Ecos de sociedad”. Mujeres. Muchas mujeres y muy bonitas. Pollos peras y pollos “parmeras”. Los antiguos amigos de Jorge el de las orejas ya gachas, que ahora con la pelota se les van enderezando, gente del pueblo que busca hacer de uno veintiuno y… coro general.
El partido empieza. En la jaula colocada en el “lateral derecha” aparecen dos hombres. Toma asiento en el centro de la contracancha–¡concho¡– un señor con una boina y un atrapamariposas. Tira un duro por alto, se lo guarda, y ya están detrás de la pelota “Azúcarcandé” y “Cinurria” (rojos), contra “Pelambrera” y “Alpargati” (azules).
El de la jaula, atento siempre al del atrapamariposas, va moviendo los números rojos y azules: 2-3-5-4-7-5. Y Ya no podemos entendernos.
Unos señores con boinas rojas, la cátedra, van ofreciendo “papel” a los jugadores. ¡Diez a ocho¡ ¡Ocho a diez¡ (¿No es lo mismo, señor?) ¡Veinte a cuatro¡ ¡Tres a diez¡ ¡Cinco a siete¡ ¡ Qué lío…¡
Las “pelotas portamonedas” van tirando boletos a los jugadores. Seguimos completamente “pez”.
Los de la cátedra, roncos, siguen “pregonando su mercancía”, y los que entienden, que ya son muchos, hacen gran acopio de tiritas azules.
Dinero no se ve por ninguna parte. El misterioso papelito tiene la virtud de entenderse con el ganador o con el que pierde.
- Si ese señor que ofrece 80 a 3 perdiera y no tuviera los ochenta duro, ¿qué se hace con él?—hemos preguntado, viendo ofrecer esa cantidad a un socio que no ha tenido ochenta duros en su vida
- Se le coloca en la puerta, se le da marcha en la retaguardia con una bota y no se le deja entrar más; pero no ocurre eso nunca. ¡Esto es muy serio¡ Además, la casa…
Así lo creemos y seguimos observando juego. “Azucarcandé” gatea por la pared para coger el “bolindre”. ¡Qué tío más ágil¡
El marcador muestra el triunfo de los rojos, que ya van a 28, por 21 los azules. Faltan sólo dos tantos, y ya los voceadores están en la agonía.
- ¡Cuarenta a uno¡–grita un “catedrático” ya maduro, que tiene una cara muy lastimera–¡Cuarenta a uno…¡
Nadie le hace caso; pero él sigue pregonando su mercancía y manoteando para el público.
- ¡Cuarenta a uno¡ ¿Cuarenta duros por un duro?, preguntamos
- Si ganan los azules sí, señor
- ¿Si ganan los que ahora llevan 21 a los que tienen 29?
- Sí, señor
- Eso es más difícil que ver un perro azul
Efectivamente en aquel momento machacaba “Azucarcande” el tanto del triunfo.
Silencio. El público comenta las jugadas y le dice al delantero azul: “¡Acuéstate¡”
- ¿Por qué lo mandan acostar?, inquirimos
- ¿No ha visto usted los fallos que ha estado dando todo el partido?
- ¿Yo? Yo no veo ni la pelota. Palabra
Desde luego ha gustado en Sevilla y ya están los niños entrenándose en las calles.
Dentro de un año veremos en el Frontón un partido entre Núñez y López (rojos), contra García y Rodríguez (azules).
¡ Al tiempo¡
Como curiosidad comentar que el Frontón Betis sigue en pie y es el único elemento importante que permanece en pie del complejo deportivo que rodeaba al campo del Patronato.
