Paquirri I, el único. El artista genial del fútbol andaluz
Uno de mis grandes jugadores favoritos en la historia del Real Betis Balompié es Francisco González «Paquirri», quien vistiera la verdiblanca en dos etapas durante los años 30 y 40. Posiblemente la mala temporada que el Betis realizó en su regreso a Primera en 1942 no hubiera sido tan acentuada si Paquirri hubiera seguido en el Betis, pero ese verano fue traspasado inexplicablemente el Deportivo de La Coruña cuando en las 3 temporadas anteriores con el Betis había hecho 55 goles entre Liga y Copa.
Tras jugar 4 temporadas con el equipo gallego retornó a Andalucía en 1946. Los rumores sobre su vuelta al Betis, ya con 33 años, fueron muy fuertes en ese verano, aunque al final no se concretó la operación y fichó por el Cádiz. Allí. a lo largo de 3 temporadas más, dejó un buen recuerdo de su clase y facilidad goleadora, pues a pesar de los años en 50 partidos hizo 37 goles más. Aún volvería al Betis para disputar la primera parte de la temporada 1949-50, donde en 13 partidos marcó 14 goles. Como podemos comprobar su estela de gran goleador le siguió también en los últimos instantes de su carrera deportiva.
En marzo de 1947 en la revista deportiva Trofeo se insertó este artículo escrito por el corresponsal de la publicación en Cádiz, quien semanalmente daba cuenta de la actividad gaditana relacionada con el mundo del balón. La frase con la que se encabeza el artículo desde luego puede parecer muy exagerada, pero es un ejemplo de la admiración que Paquirri, a sus 34 años, aún seguía despertando.
No sé si será el embrujo de Sevilla, esa tierra sin par, pero lo cierto es que en la tierra de María Santísima nacieron los más grandes genios del arte en sus múltiples manifestaciones, sin que esto quiera decir que todos los artistas sevillanos sean genios ni mucho menos.
Así, el fútbol, que desde su implantación en Andalucía tiene su cuna en Sevilla, también ha producido en Serva la Bari verdaderos genios de este deporte. ¿Quién se atrevería a establecer comparaciones entre el sevillano Kinké y el mejor jugador de sus tiempos? Más tarde surgió Peral, el gitanísimo Peral, cuyas genialidades, aún retirado, no olvida la afición sevillana.
En la época actual tenemos al sevillano Paquirri, jugador en el que se reúnen todas las características necesarias para calificarle como auténtico genio del fútbol. Nacido en el mismo barrio sevillano en que vino al mundo el popular Cagancho, con la misma repajolera gracia que éste toreaba, Paquirri juega a la pelota. Sus jugadas van impregnadas de una gitanería que las hace gratas a todos. Pasarán cuatro o cinco partidos sin que haga la “faena completa”, pero no faltará un destello que acuse su personalidad, una genialidad de las suyas, de esas que no se pueden imitar porque hay que nacer con un don especial para realizarla. Y si en una tarde inspirada “cuaja” la faena, destapa el tarro de la más pura esencia futbolística para emborrachar al aficionado con las experiencias de su arte depurado, mostrándose como el artista más completo con que cuenta hoy el fútbol andaluz.
Este es Paquirri I, el único, el que sobre el terreno de Ana de Viya, y vistiendo los colores azul-gualdo del Cádiz, pone cada tarde la nota destacada de su juego agitanado y pinturero, alegre y vistoso como ningún otro.