Pepe Valera, bético y ya siempre bético en la eternidad
En mayo de 2006, a punto de cumplir los 90 años, falleció en Jerez Pepe Valera, sin lugar a dudas uno de los grandes nombres de la historia del Real Betis Balompié. Jugador, entrenador, secretario técnico, encargado de los equipos de la cantera, o directivo, fueron algunos de los puestos con los que estuvo vinculado al club bético desde que en 1930 comenzase su andadura como jugador del equipo amateur.
Tras su fallecimiento el periodista Manuel Fernández de Córdoba le dedicó este artículo en ABC el 26 de mayo de 2006.
Hace unos días se nos fue para siempre, pero para siempre estará en la memoria histórica de un Betis del ayer más profundo, de cuando se ganó la Liga, de cuando él, Pepe, ya era futbolista con menos de dieciséis años, y recuerdo, como si lo estuviera reviviendo, que allá que me fui a Jerez a hablar con él porque él había sido todo en su equipo de su alma, futbolista, secretario técnico, entrenador, bético de sangre verde y señorío de señor, de hablar pausado, ya entonces, hace tres o cuatro años, muy lúcido, de memoria prodigiosa y un talante de quien conocía tanto al Betis desde sus entrañas, que él mismo se decía que era “bético de verdad, pero de verdad” y tenía en su casa enmarcada una foto en la que con él estaban Jesús, Areso, Unamuno, Aedo, Lecue, Peral, Timimi, Larrinoa…y si salía por medio García de la Puerta, la definición se disparaba como un rayo: era un genio. Y si salía Luis Del Sol, era “el mejor de todos, sin discusión, lo ponías en cualquier puesto del equipo y era mejor que el que estaba”; y recordaba cómo tuvo que convencer a su padre para que lo dejara ser futbolista cuando su padre le había dicho que en el fútbol sólo había golfos. Pepe, como descubretalentos, como Rogelio Sosa o Joaquín Sierra Vallejo, Quino en la yerba; Pepe, siempre dispuesto a meter el hombro en lo que hiciera falta; Pepe, de voz pausada, como paladeando las palabras; Pepe, con lo ojos brillantes cuando tenía en sus labio el nombre del Betis; Pepe, de ida y vuelta porque, aunque entrenara a otros equipos como el Algeciras, el Recre, el Jerez Deportivo o el Hércules, que caía más lejano, siempre estaba junto a su Betis; y Pepe y su sentido del humor que cuando uno le comentó que lo encontraba muy bien, esbozó una media sonrisa y vino a decirme: “¿Qué estoy muy bien?. Pues a ver si encuentras para mí, de tantos accidentes como hay, una pierna derecha en buenas condiciones y me la pones, porque la mía me pesa más que la de un picador”.
Pepe ya está entrenando alevines en la gloria.