Real Betis Oité, de Antonio Burgos

La obras que el Betis realizaba en el estadio Benito Villamarín en el 1980 para la reforma de sus instalaciones, con el derribo de la vieja tribuna de Fondo y de la zona baja de Preferencia prinipalmente, quedaron paralizadas el 17 de junio por la huelga del sector de la construcción.
Todo ello ponía en peligro que las obras estuvieran finalizadas para el inicio de la competición liguera en el mes de septiembre. Tras 3 semanas de paro, y ante la gravedad de la situación, la directiva bética presidida por Juan Manuel Mauduit decidió coger el toro por los cuernos, y convocó en su sede de la calle Conde de Barajas a las partes del conflicto: UGT y Comisiones Obreras como sindicatos y Gaesco como representante de la patronal, además de Dragados y Construcciones, que era la empresa encargada de la realización de la obra en el Villamarín.
Tras 14 horas de reunión y negociaciones en la madrugada del 3 al 4 de julio se alcanzó un acuerdo, que permitió desbloquear el conflicto y reanudar la obra parada a partir del 7 de julio. Con ello se consiguió que el Betis sólo se viera afectado en los partidos iniciales del campeonato, que se jugaron en el Sánchez Pizjuán como podemos ver aquí , y a partir de octubre ya lo hizo de nuevo en el Benito Villamarín.
El periodista Antonio Burgos reflejó esta circunstancia de mediación bética en el conflicto laboral desde las páginas de ABC el 8 de julio de 1980.
La Oité, o sea la OIT. Es la Organización Internacional del Trabajo, asunto de la ONU, y está en Ginebra. Mejor dicho: estaba. Estaba, porque me he enterado que la van a quitar de allí y la van a poner en la calle Conde de Barajas, secretaría del Betis, que ya no será Real Betis Balompié, sino Real Betis Oité.
Porque no conocíamos esta mano de santo que tenía nuestro Betis güeno para acabar las huelgas y solucionar los conflictos. Aquí no jugaremos la Copa de la Uefa, pero ya me estoy viendo la calle Conde de Barajas de bote en bote:
– Señor Mauduit, que están ahí los mineros de Asturias, que vienen a que les arreglemos lo suyo…
– Que esperen un momento, que en cuanto apañemos la huelga del metro de París estamos con ellos… Cuestión de cinco minutos. Que Rogelio les vaya sacando el búcaro…
Ya dije que el Betis es demasiado más que un club. Porque eso de “más que un club” es frase catalana, y que los catalanes se la coman con su pan con tumaca. El Betis es un universo, un mundo, una forma de entender la vida, y esto se ha visto con la huelga de la construcción. ¿Se imaginan a Saborido sentado en la secretaría, compartiendo los muslos de pollo con el señor de Dragados y Construcciones? Al Betis le sienta bien la democracia, es motor de entendimiento, negociador universal. Ayer arreglamos lo de la huelga de la construcción. Pero que nos dejen Escuredo y Suárez echar una manita en lo del 151, que se van a enterar de lo que es bueno. Ese búcaro de la calle Conde de Barajas tiene un agua que es demasiado…
Y habrá que pensar, tú, en suprimir el Instituto de Arbitraje y Mediación. ¿Qué mejor Instituto que nuestro Betis? Y como ese va a ser ya mucho trabajo para Mauduit, pues para presidir el Betis Instituto, el Betis Oité, podríamos poner a Ventura Castelló, que sabe tela de Betis y de clase trabajadora, socialista histórico, ¿tú qué sabes? Yo a Ventura lo veo como muy en presidente de este arbitraje universal del Betis, que nos ponemos y podemos arreglar hasta lo del petróleo, y lo del Oriente Medio, y como quiera el cónsul Purdy, pues mandamos a Ventura a Teherán y se trae a los rehenes norteamericanos, ¿cómo que si se trae a los rehenes norteamericanos? Con el carnet del Betis y de socio de la Peña Bética de la Puerta de la Carne, pero se los trae… Porque está visto y demostrado (aunque Pepe Cabrera no nos mandó el dictamen, sería que estaba en Málaga), que el carnet del Betis prima sobre el carnet de Comisiones y sobre el carnet de Ugeté, sobre la Segunda Internacional y sobre la Tercera Internacional, sobre la Internacional del Dinero y sobre la Internacional del Capital. La otra noche, en Conde de Barajas, cuando la negociación se empestillaba, Mauduit iba y decía:
– Tengan ustedes en cuenta, señores, que si la obras no empiezan podemos ver al Betis en Segunda…
Y saltaba ese bético que Eduardo Saborido lleva dentro, el carnet del Betis por encima del carnet del Pecé:
– Sí que es mucha responsabilidad, el Betis en Segunda, el campo sin terminar…
Y así, con ese permanente pellizco en el pecho que es ser bético, se arregló la cuestión. Hacemos al Jomeini del Betis y nos traemos a los rehenes, vamos que si nos traemos los rehenes… De momento, convendría que todos los dirigentes sindicales y patronales fuesen béticos, obligatoriamente como condición negociadora previa. Los béticos está visto que mueven el mundo…