Osuna. Reivindicación del peñismo y de su historia
El pasado sábado 10 de junio tuvo lugar en la Peña Bética San Arcadio de Osuna un acto de los que se celebran en el marco del Centenario Villamarín, y que estaba dedicado a la figura de Benito Villamarín y su relación con el peñismo.
Brillantemente organizado por la Peña Bética de Osuna, en su magnífica sede, contó con la presencia de casi 30 peñas procedentes de las provincias de Cádiz, Córdoba, Málaga y Sevila, e incluso hasta de Madrid.
En la mesa presidencial se contó con la asistencia de la alcaldesa de Osuna Rosario Andújar, María Luisa Villamarín, hija de Benito Villamarín y Presidenta de Honor de la Comisión del Centenario, Benito Eslava, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Osuna, Ernesto Sanguino, Consejero del Real Betis Balompié, el ex jugador Juan Antonio García Soriano, Manuel Rodríguez, gerente de la Fundación del club y quien esto escribe, además del presidente de la Peña Bética de Osuna José María Galván.
Fue este el encargado de abrir la jornada con una sentida intervención que a continuación reproducimos:
Buenas noches a todos los que nos honran con su presencia. Agradecer especialmente que la señora Alcaldesa, doña Rosario Andújar, haya hecho un hueco en sus múltiples tareas y esté aquí esta noche tan singular para los béticos. De la misma forma, a don Ernesto Sanguino, Consejero del Real Betis Balompié; a doña María Luisa Villamarín Guillén, Presidenta de Honor de la Comisión del Centenario Benito Villamarín, nieta de don Benito, que ha venido con su hermana Amelia; a don Manuel Rodríguez, Gerente de la Fundación del Real Betis; a don Benito Eslava, concejal delegado de Deportes del Ilustre Ayuntamiento de Osuna y al resto de concejales que han podido asistir a este acto; igualmente, a don Alfonso del Castillo, eminente investigador de la historia del Real Betis; a Juan Antonio García Soriano leyenda viva del equipo bético; y a don Eloy Pineda Reina, al que agradezco que haya aceptado ejercer de moderador en este acto.
Después de este saludo, querría hacer un reconocimiento a la mayor autoridad que está hoy en la sala, que no es otra que el BETICISMO. Ese sentimiento es, sin duda, el que está investido de mayor rango en una ocasión como la que hoy nos convoca. Nos reunimos para conmemorar el centenario del nacimiento de don Benito Villamarín Prieto, uno de los artífices, bajo su presidencia en la institución bética entre 1955 y 1965, de la creación de nuestra Peña. Hay quien dice de algún equipo de fútbol de nuestra Liga que es más que un club. El Betis no aspira a tanto, aunque hay que afirmar, como nos enseñó don Benito Villamarín, que ser bético es una forma especial de sentir, una forma especial de entender la vida, es una pasión. Por eso se es del Betis manque pierda… Que nadie entienda esto como signo de conformismo. Es la expresión de lealtad y fidelidad a unos colores. Don Benito supo ver ese carácter muy pronto. Hay que recordar que era natural de Galicia. Las circunstancias y los negocios le hicieron venir a Andalucía. Aquí conoció a una mujer loreña que acabó siendo su esposa y terminó por afincarse en el Sur. Pronto aprendió que es la pasión y supo como extenderla. En cada bético hay mucho de aquel sentimiento.
Para este acto que pretende ser un homenaje a esa gran figura del beticismo, tenemos la satisfacción de contar entre nosotros con varios de los socios fundadores que estuvieron presentes en la inauguración de nuestra Peña San Arcadio de Osuna, a comienzos de los años sesenta del siglo XX. Nombres como los de Francisco González Montero, Juan Antonio Escamilla Jaldón, Manuel Rodríguez Pérez o Francisco Aguilar Sánchez se han mantenido fieles a esta Peña desde entonces. Algunos fueron miembros de la primera Junta Directiva, como se recoge en el Acta de fundación que está expuesta en las paredes de este salón. Allí se menciona a nuestro homenajeado. Fue su nieto, don Benito Villamarín Rivero el que se encargó formalmente de abrirla oficialmente. De ahí que nuestra Peña tenga una especial vinculación con este personaje tan querido para el beticismo. Don Benito, aunque falleció pocos años después, tuvo ocasión de visitarnos y de presidir el acto inaugural, como prueban las añejas fotos de aquellos momentos. A ellas me remito. También se hallan expuestas, adornando las paredes de nuestra sede.
Como actual presidente de esta entidad, tengo que decir que me siento orgulloso de nuestra Peña, una de las más antiguas de entre las más de cuatrocientas peñas que hay en el universo bético. El camino andado en el más de medio siglo transcurrido no siempre ha sido fácil. Aquí es justo reconocer el cariño, el esfuerzo y la dedicación de todos los presidentes y las juntas directivas que nos han precedido. Gracias a esa labor, la entidad goza de una salud envidiable y puede presumir de tener como propiedad de sus socios esta casa palaciega –o solariega, para ser más precisos- que es nuestra sede. De la misma manera, nos permite desarrollar múltiples actividades y acontecimientos de carácter cultural, entre los que destaca poderosamente el Trofeo de Dominó “Pedro Garfias”, uno de los que cuenta con mayor prestigio y repercusión en Andalucía. No puedo dejar de mencionar que nuestra Peña tiene a gala ser una de las que cuenta con mayor número de abonados al Real Betis, con más de cien cada temporada, un número que va en aumento año tras año. De la misma forma, nos hemos empeñado en la labor de difusión, de ir haciendo Betis con charlas y conferencias. Todo esto es producto del trabajo que se ha venido haciendo y aquí me van a permitir que agradezca el esfuerzo generoso y altruista de la Junta Directiva que tengo el honor de presidir. Esto es y tiene que ser producto de la tarea coordinada de un equipo, un grupo humano que, más que equipo de trabajo, va siendo algo así como una familia.
En todo lo referido, a lo largo de más de cincuenta años, siempre nos ha acompañado la figura de don Benito Villamarín Prieto como un ejemplo a seguir, como un modelo en el que fijarnos. En su estela continuamos y continuaremos para hacer una Peña y un Betis mucho más grandes. Me refirió un día su nieto Benito que su abuelo siempre decía que hay dos clases de personas,” las que hablan y las que hacen”. En esta Junta Directiva solo hay personas de las “que hacen”.
Muchas gracias.
A continuación reproduzco mi intervención, centrada en la relación entre Benito Villamarín y las Peñas Béticas en su época, así como una reivindicación del peñismo a lo largo de la historia del Real Betis Balompié y del papel que las peñas deben de seguir jugando hoy en día, como depositarias del legado recibido.
Primeramente agradecer a la Peña Bética San Arcadio de Osuna, en la persona de su presidente José María Galván, la oportunidad de participar en esta jornada dedicada a la figura de Benito Villamarín y su relación con el peñismo.
También a la Comisión del “Centenario Benito Villamarín. Ayer, Hoy y Siempre” por poder compartir este acto con sus integrantes.
Hace ya más de 50 años, 54 concretamente, que Benito Villamarín estuvo en Osuna con motivo de su nombramiento como presidente honorario, según el acuerdo adoptado por la Junta General de la peña el 18 de febrero de 1963. Un acontecimiento que tuve la oportunidad de rememorar hace ya casi 4 años en Manquepierda.com, la página web en la que a diario intentamos recordar y divulgar la historia del Real Betis Balompié.
Para esa ocasión conté con la colaboración incondicional de la Peña Bética de Osuna, que me hizo llegar diversas imágenes que atestiguan la visita a la localidad en julio de 1963 del presidente bético, directivos de la época y diversos jugadores como Eusebio Ríos o Miguel Azcárate.
La Peña Bética San Arcadio se constituyó formalmente en febrero de 1963, aunque ya hay constancia de sus reuniones preparatorias desde el año anterior.
La fundación de la Peña Bética de Osuna se enmarca en el fuerte desarrollo del asociacionismo en torno al equipo verdiblanco que se produce desde la segunda mitad de la década de los años 50 del siglo pasado.
Con excepción de la Peña Bética Puerta de la Carne, la Decana, cuya fundación la podemos remontar a 1927, y de la Tertulia Bética, original de 1932, todas las históricas y veteranas peñas béticas tienen su origen en esos años: en 1956 Carmona, en 1957 Luis Del Sol en Castilleja de la Cuesta y San Jerónimo, en 1958 San Bernardo, Barrio de la Feria, Ntra. Sra. De las Mercedes en el Tiro de Línea y La Estrella en el Tardón, en 1959 La Corza, Villaverde del Río, Brenes, Alcalá de Guadaira, Triana, Dos Hermanas y Villanueva del Ariscal, en 1960 El Cerro del Aguila, La Algaba y El Coronil, en 1961 Virgen de Fátima, Bellavista y San Juan de Aznalfarache, en 1962 Camas, en 1963 Osuna y Santiponce, en 1965 Los Palacios, en 1966 Coca de la Piñera, en 1967 El Viso del Alcor, Marchena y Tomares. Este contexto de crecimiento sostenido del peñismo llevará a la fundación de la entidad que las aglutina: la Federación de Peñas Béticas en 1967.
Alrededor de 30 peñas béticas a lo largo de la ciudad de Sevilla, desde el centro de la ciudad a los barrios, y también por toda la provincia, que ponen de manifiesto el intenso crecimiento que la sociedad bética experimenta bajo la presidencia de Benito Villamarín. Toda una eclosión de peñas béticas que no volverá a tener parangón hasta la mitad de los años 90.
Desde la llegada al club de Benito Villamarín en mayo de 1955 el Betis crece social y deportivamente. Repasemos brevemente algunas pinceladas de este crecimiento:
- En el terreno deportivo hay que destacar la consolidación en la Primera División después de 15 años de ausencia, 8 en Segunda División y 7 en Tercera
- La compra del estadio de Heliópolis en 1961, que hace que por primera vez en su historia la sociedad sea dueña del espacio físico sobre el que se juega
- El fomento de la cantera con la consolidación en categoría nacional del filial, el Triana Balompié
- El desarrollo de diversas secciones deportivas (rugby, baloncesto, remo, atletismo, balonmano, boxeo, tenis de mesa, etc), que enlaza con la tradición polideportiva del club en sus orígenes
- La recuperación y reivindicación de personas y hechos señeros en la historia del club, desde Eduardo Benjumea y Pascual Aparicio a Ignacio Sánchez Mejías, pasando por los homenajes a los jugadores que ascendieron a Primera División en 1932 o a los que ganaron la Liga en 1935, así como la celebración de las Bodas de Oro en 1958
- El fuerte crecimiento social del Beticismo expresado en la constitución, como se ha señalado anteriormente, de numerosas peñas béticas. De las 2 existentes al inicio de la presidencia de Villamarín se pasa a casi 30.
En esos años el peñismo irá siempre de la mano del club, que con frecuencia desplaza a sus jugadores y directivos a diversos actos, como por ejemplo este de Osuna en 1963. También es frecuente que el club se apoye en las peñas, por ejemplo mediante la venta de entradas para los partidos que se juegan en Heliópolis. Así se hace de forma habitual en la Peña Bética Puerta de la Carne, la Peña Bética Macarena y la Peña Bética de Triana.
Entre los integrantes y fundadores de estas veteranas peñas béticas encontraremos también a buena parte de los directivos que rigen el club en el Betis de esa época y otras anteriores y posteriores: Francisco De la Cerda y Antonio Bustos en la Peña Bética del Barrio de la Feria, Juan Nadal en la Peña Bética Estrella, Enrique Ramírez en la Peña Bética de Villaverde del Río, Antonio Rocha, Luis Monge y Alberto Márquez en la Peña Bética Puerta de la Carne, Alfonso Jaramillo en la Peña Bética de Triana, Pablo Belloso en la de San Bernardo o Julio De la Puerta en la de Osuna.
Todos ellos son ejemplo de la implicación del peñismo en la dirección y gobernación del club. También encontramos ex jugadores históricos del club entre las directivas de las peñas, como Victoriano Carrasco en la Peña Bética de La Corza o Antonio Semprún en la de la Macarena.
En noviembre de 2009 los miembros de Manquepierda.com organizamos un pequeño acto de homenaje a dos de los grandes mitos del Beticismo contemporáneo: Alfonso Jaramillo y Pedro Buenaventura.
En la Peña Bética de Triana mantuvimos una interesante tertulia con estos dos monstruos del Beticismo. Una frase de quien se nos ha ido muy recientemente, Pedro Buenaventura, me ha quedado marcada desde ese día: los dos pilares en los que se sustenta el Betis son la cantera y la afición. Una afirmación de un profundo e inolvidable bético que inmediatamente corroboró Alfonso Jaramillo, buen conocedor de los dos pilares. Recordemos que Jaramillo fue presidente del segundo filial bético federado, el Juventud Balompié en los primeros años 50, y también fue partícipe del desarrollo del Triana Balompié en la primera mitad de los 60. Y como peñista también don Alfonso jugó un destacado papel en la Peña Bética de Triana.
Hoy en día, cuando el fútbol es cada vez más negocio económico y espectáculo mediático, es preciso reivindicar el espacio del peñismo, como nervio principal de la afición. Las peñas béticas, y más aquellas que son históricas, son las depositarias de una larga tradición de amor y fidelidad desinteresados a unos colores, que se hacen necesarios más que nunca hoy en día. La historia de las peñas béticas, las antiguas y veteranas, pero también las nuevas que hoy se fundan en Burgos o en Qatar, es historia del Real Betis Balompié, y como tal debe de ser entendida.
Y también es importante destacar el papel que las Peñas han jugado, juegan y deben de seguir jugando en la conservación del legado histórico recibido de los que nos precedieron. Como ejemplo de ello el libro de firmas que fue testigo de la visita de Benito Villamarín a Osuna en 1963, y que ahora es felizmente recuperado para la peña. Un libro en el que se registra un total de 224 firmas y dedicatorias, y entre las que reconocemos las de Julio de la Puerta y Alfonso Jaramillo, pero seguro que los ursaonenses reconocerán los nombres de los familiares y amigos que ese día vieron como “Osuna se viste de verde con su llegada”, como reza una de las dedicatorias.
Para finalizar un llamamiento a todos los aquí presentes, y a todo el peñismo y a su Federación de Peñas Béticas, un mensaje de alerta y a su vez de aliento: debéis conservar y cuidar vuestro patrimonio histórico, porque cada documento, cada objeto, cada fotografía, o cada vivencia transmitida de forma oral por los mayores, son retazos y trozos de la historia del club y de su afición. Desgraciadamente el club no se ha destacado a lo largo de los años por la conservación de su patrimonio histórico, lo que hace que mucho de éste se halle perdido para siempre o disperso entre los particulares que sí se han preocupado de conservarlo.
Hoy en día, afortunadamente, se están dando los primeros pasos desde el club en esa tarea de recuperar, conservar, valorar y difundir nuestra historia. Quiero aquí resaltar la labor que Manolo Rodríguez está llevando a cabo en este sentido.
Y las Peñas y su Federación deben estar también llamadas a esa tarea común. Actos como el del día de hoy deben servir para poner en valor este tema en el que todos, club, afición, peñas, Federación y particulares debemos de implicarnos con el único objetivo de servir a nuestro club, conocer su historia y divulgarla y ser partícipes de un legado único e irrepetible.