Retamero, ante una reválida, de Luis Carlos Peris

Como ya vimos hace poco aquí el 12 de mayo de 1987 el Real Betis Balompié celebró una asamblea extraordinaria de socios que tenía como único punto del orden del día el ampliar los derechos del cuerpo social verdiblanco, hasta ese momento reducidos exclusivamente a los socios numerarios.
Esta modificación de los estatutos del club era uno de los puntos de la propuesta con que Martínez Retamero acudió a las elecciones presidenciales de febrero de 1987, en las que fue reelegido derrotando claramente a la alternativa que comandaba Hugo Galera.
Tras un periodo de 4 años en las que las cosas salieron razonablemente bien en lo deportivo, aunque con un peligroso índice de endeudamiento económico, el segundo mandato de Retamero se empezó a torcer al final de esa temporada 1986-87. La no clasificación entre los seis primeros en la Liga, después de estar casi toda la temporada dentro de ese grupo, fue el primer revés, que condenaba al club a jugar en el grupo intermedio de la llamada Liga del play off, en el que no se jugaba nada y con un importante desfase económico.
La intención de enderezar el tremendo desajuste económico que arrastraba el club, desde las obras de acondicionamiento del Villamarín para el Mundial de 1982, hizo que no se consiguiera renovar a determinados jugadores señeros de la plantilla como Faruk Hadzibegic, Gabriel Humberto Calderón o Joaquín Parra, con lo que el clima de descontento entre la afición comenzó a extenderse. Se unió a ello la no renovación de Luis Del Sol al frente de la plantilla, y su posterior sustitución por John Mortimore, para que un coctel explosivo comenzara a crecer en Heliópolis.
El mismo día que se iba a celebrar esta asamblea extraordinaria el periodista Luis Carlos Peris en su sección Desde mi córner, en la páginas de Diario 16 Andalucía, se preguntaba por todos estos interrogantes que deberían ser objeto de indagación por parte de la afición y de respuesta por parte del presidente en la inminente asamblea extraordinaria que se iba a celebrar esa noche en el Villamarín.
Comparece esta noche ante el beticismo Gerardo Martínez Retamero por vez primera tras su reelección. Será para cumplir con uno de sus puntos programáticos, el de democratizar definitivamente al Betis. Lo de cada bético, un voto, será realidad si responde el cuerpo social, si hay una asistencia que merezca la pena. Si la mayoría sigue siendo silenciosa, si mira esta asamblea como un trámite ordinario, el Betis corre el peligro cierto de continuar en manos de los clanes que siempre tuvieron la manija.
Es asamblea de sólo un punto en el orden del día, el de darle voz y voto a todo aquel socio que lo solicite, pero mucho tendrá también de reválida para Retamero, una especie de balance de los primeros cien días de gobierno. El beticismo difícilmente tendrá mejor ocasión de pedirle explicaciones a su gobernante y seguro que, resuelto el fin primordial para el que ha sido convocado, querrá saber cosas. Habrá preguntas sobre aquella dimisión—momentáneamente sofocada—de Francisco García de la Borbolla, se querrán conocer los números que generó la aventura americana y tendrá que responder Retamero a otras cuestiones.
Habría de explicar lo que adelantábamos el domingo sobre la recalificación del Villamarín con que igualarse al Sevilla en beneficios urbanísticos y, no lo duden, alguien preguntará por el futuro de un Luis Del Sol que lleva camino de rematar una temporada dignísima en su debut como entrenador de Primera. A partir de ahí podrá saberse la verdad y toda la verdad de sus coqueteos con César Luis Menotti en el bonaerense hotel Sheraton con Del Sol sin saber una palabra, a pesar de que le quieren hacer manáger con absoluta autonomía.
Esta es una noche importante para el beticismo y el beticismo debe acudir en masa al Villamarín para que el club se ponga al corriente con los vientos que corren y, paralelamente, para que Gerardo Martínez Retamero explique cómo transcurrieron los primeros cien días—más o menos—de su segunda época presidencial.