Entrevista Andrés Aranda 1958
El número extraordinario que Africa Deportiva publica con motivo del ascenso a Primera del cuadro bético contiene una interesante entrevista con Andrés Aranda, el mítico jugador y posteriormente entrenador del primer equipo y también de la cantera verdiblanca.
En ella repasa sus comienzos y nos relata como aún no había llegado el profesionalismo al equipo bético. Pescado frito y rabanitos eran los premios a que optaban después de ganar un partido ante el máximo rival.
Muy interesantes también los datos que nos da sobre una gran multitud de jugadores que en los años 30, 40 y 50 pasan por los equipos de la cantera bética, aunque muchos de ellos no llegasen a jugar con el primer equipo bético y si lo hicieran en otros clubs.
La secuencia de temporadas que nos da como entrenador de otros equipos no es correcta, la memoria le jugó una mala pasada en este tema.
Y muy jugosas también las anécdotas que relata, con partidos en Cabra ó Algeciras, pero también en San Mamés donde el 27 de Noviembre de 1932 el Betis debutaba en Primera División.
Treinta y ocho años al servicio del Club lleva Andrés Aranda
Exjugador, exentrenador y hoy compañero de Tejera en la preparación de las promesas
Treinta y ocho años tiene contados de servicio al Real Betis Andrés Aranda Gutiérrez. Los suficientes para escribir un libro. Comenzó en Sevilla, con un equipo de barrio, el Estrella, en 1918. De este club a la popular Agrupación Deportiva Museo, del barrio de la Puerta Real, que tantos jugadores de calidad ha dado, como Manolín, Rey, Eduardito Marín, etc. En unión del primero de éstos, pasó en la temporada 1920-21 al Real Betis Balompié como titular, debutando en 1921 en un Sevilla-Betis que finalizó 3-1 a favor de los blanquiverdes.
– Por cierto, nos dice, que cuando íbamos por delante del marcador, el defensa Benítez, compañero mío, me gritaba “¡Animo Aranda, que hoy tenemos Gallega ¡” Debo aclarar que entonces no se cobraba por jugar, sino que después del partido nos invitaban a pescado frito y rabanitos en la Pescadería Gallega. Eso era todo.
Hasta el año 1933 estuvo Aranda de titular indiscutible en el Betis, en el que se alineó en todos los puestos. Incluso llegó a sustituir a Jesús en la puerta, una vez en Huelva en 1928 y otra en La Coruña en la misma época.
– Durante todo ese tiempo he sido campeón de Andalucía en 1928, finalista de la Copa de España contra el Atlético de Bilbao en la temporada 1930-31, y campeón de Segunda División, ascendiendo a Primera, en 1931-32. El año 1933 seguía jugando, pero no ya regularmente, pues tenía que dar paso a la gente joven, y al llegar Areso y Jesusín, que eran los titulares, sólo jugué doce ó catorce partidos sustituyéndoles por algunas causas.
Aranda no puede ocultar su melancolía por aquellos tiempos gloriosos del pescado frito y los rabanitos de la Gallega. Pero antes de colgar definitivamente las botas, en al año 1934. Alternaba ya su misión de jugador con la de entrenador de “amateurs” y juveniles. Fue entonces cuando se tomó en serio lo de la cantera, gracias al apoyo de don Antonio Moreno Sevillano, presidente, y de don Carlos Fernández de Pando, secretario. Y así surgieron jugadores como Rufo, Palencia (ya fallecido, ex entrenador del Ceuta), Aurelio, Fernández (hoy ayudante de Núñez, en el Cádiz), Pacheco (entrenador del Jerez), Piña, Pepillo, Salustiano, Berrocal, López (stukas de la delantera sevillista los cuatro últimos), Pepe Valera, Paquirri, Suárez, Cornejo, Telechía, Paquillo. Todos ellos en la temporada 1934-35.
En la temporada 1935-36 siguió Aranda infatigablemente su tarea. Entonces habían de surgir Pineda, Vázquez (el carbonerillo), Villarín, Constancio, Vega, Curro, Alfonso (el malogrado jugador que perdió una pierna jugando con el Murcia en Gijón), Muñoz (Tomatito), hermano mayor del hoy volante del Sevilla Pepín y que, dicho sin ánimo de molestar a nadie, era bastante mejor que sus hermanos menores, Morita, Paquirrini, Bertholet, Castrillo, Vicente Morera (hoy preparador nacional), etc
– Después, añade Aranda, se abre el paréntesis de nuestra Guerra de Liberación. Durante ella se abandonó, como es lógico, la cantera, hasta que en la temporada 1940-41 se fundó el Juventud Balompié, al que dio enorme impulso don Juan Nadal. Este hombre lo era todo; presidente, secretario, tesorero y delegado. Asesorado por Pepe Valera, que dio así sus primeros pasos como entrenador, lo supo encauzar magníficamente. Yo entonces me encargué del equipo titular del Club. De aquí salieron Regatero, Espina, Portu, Burguer, Peñafuerte, Morilla, los hermanos Valiente, Pérez, Casero, Maldonado, Berro y muchos más.
– ¿Fuera del Betis no ha actuado nunca como entrenador?
– En las temporadas 40-41 y 41-42 estuve en el Jerez CF; 42-43, 43-44 y 44-45 en la Olímpica (hoy Real Jaén), 45-46 y 54-55 en el Club Recreativo de Huelva, y 46-47 y 47-48 en el Extremadura. Todos ellos alternándolos con el Betis.
– ¿Actualmente?
– Coopero con Santiago Tejera en ese laberinto que es la chavalería y los padres de la chavalería .
– ¿Produce satisfacciones el cargo?
– Más sinsabores que satisfacciones, ya que en los futbolistas incipientes nadie cree hasta que los ve alineados en el primer equipo. Así, pues, se pasan negras y se lucha mucho. Por ello las satisfacciones son grandes cuando, pese a todo, llegan a jugar muchachos que se han ido formando con nuestro apoyo, consejo y enseñanza.
– ¿Ha viajado mucho?
– Conozco casi toda España y sus variadísimos medios de traslado, desde el tranvía con mulas hasta el avión cuatrimotor. En cierta ocasión, en Madrid, la víspera de un partido, entramos en un bar varios jugadores a tomar un aperitivo. Con nosotros venía el llorado Enrique (para mí, como he dicho tantas veces, el mejor interior que ha tenido Andalucía) y cada cual pidió una cosa. Varios un vermut. Cuando el camarero llegó con los servicios preguntó a Enrique: “Señor ¿con bitter?”, a lo que le respondió: “Aquí de convite ni hablar, cada uno paga lo suyo”.
– ¿Se ha desplazado también a Tetuán, Ceuta y Melilla?
– No solo a esas tres capitales, sino a todas las del antiguo Protectorado de Marruecos español, y a muchas del francés y Argelia. ¡Qué grandes ciudades Casablanca, Tánger, Orán, Argel…¡ Si Ceuta y Melilla tuvieron su época de esplendor, ninguna como Tetuán llegó a mantener un equipo, un gran equipo, en Primera División. De Marruecos y de las plazas de soberanía han surgido grandes jugadores: los hermanos Lesmes, Sevilla, Pedrito, Casita, Chicha, Salem, Juanele, Humanes, Pepillo, Morales, Bravo, Jaco, Tuhami… Entre éstos y muchos otros se podría formar una selección extraordinaria.
– ¿Algún sucedido curioso?
– No uno, sino tres
– ¿El primero?
– En una ocasión fuimos a jugar a Cabra, haciendo el desplazamiento en tren. Yo me quedé dormido y como había que hacer transbordo en el camino, cuando me desperté estaba en Puente Genil con dos perras gordas en el bolsillo y casi a la hora del partido…
– ¿El segundo?
– Jugando en Bilbao con el Atlético. Nos ganaron por 9-1 y no nos dejaron coger una pelota en todo el partido. Yo terminé con tortícolis de tanto mover el cuello de un lado a otro, como si presenciara un encuentro de tenis. Hasta que un compañero mío se cansó y cogió la pelota con las dos manos. El árbitro pitó la falta y, con el juego parado, preguntó “¿Qué pasa?”. Entonces mi compañero se dirigió a los Lafuente, Iraragorri, Bata, Chirri y Gorostiza (¿he dicho algo?), gritándoles a pleno pulmón: “Bueno, o jugamos todos o nos vamos a la caseta”. Aquello terminó con una risa fenomenal por parte de los vascos.
– ¿Y la última?
– La protagoniza mi compañero Romerito. Jugábamos en Algeciras y el partido estaba al rojo vivo. Como usted sabe, los campos eran pequeños, y los espectadores estaban muy cerca de la línea de banda, al igual que hoy en los recintos de la Regional. El público nos increpaba constantemente pues íbamos ganando. Los extremos eran los que recibían más directamente la rociada. Romerito, con más miedo que una vieja, se alejó de su sitio y se situó cerca del delantero centro. Entonces Germán, nuestro interior derecha, le dice: “Niño, ¿tú qué haces aquí? ¿Te quieres ir ya la línea?” Y contestó Romerito: “Eso quisiera yo, irme ahora mismo a La Línea”.