Señores, modérense y piensen en el Betis, de Luis Carlos Peris
Las elecciones a la presidencia del Betis en junio de 1983 transcurrieron en un clima muy apasionado entre los 3 candidatos, Gerardo Martínez Retamero, Juan Márquez Medrano y Miguel Espina, a quienes vemos en la imagen en un acto celebrado en el salón de actos del Villamarín a finales de mayo, organizado por la Federación de Peñas Béticas, y que sirvió de explicación de sus programas electorales ante los socios numerarios del Real Betis Balompié, que eran los que tenían derecho a participar en la elección del 7 de junio.
A falta de 2 días para las votaciones el periodista Luis Carlos Peris en su sección en Diario 16 Andalucía, Desde mi córner, hacía un llamamiento a la moderación y a la calma entre los candidatos, dado el clima de encono y apasionamiento en que venía transcurriendo la campaña electoral.
Está clarísimo y me he cansado de advertirlo con la debida antelación que la campaña electoral para la presidencia del Betis está siendo demasiado caliente, demasiado a tono con el verano que tan pronto se nos ha echado encima.
No paran los candidatos de lanzarse dardos venenosos y de utilizar resortes electoralistas, torpes en ocasiones y sibilinos en otras. El viernes se quedaba sorprendido el cuerpo electoral verdiblanco con la recepción de una carta que firmaban tres próceres del beticismo, los señores Núñez, Petralanda y Ruiz. Esto sentó como una bomba en la oficina electoral de Miguel Espina, y uno de los hombres que laboraban en pro de esta candidatura contratacaba ayer con una misiva dirigida a Núñez Naranjo, pero que hacía llegar a los medios informativos. Algunos se hicieron eco de ella; en otros no prestaron el menor caso, pues consideraron que una carta con destinatario es sólo para dicho destinatario.
Yo creo que el Betis puede salir tocado en un ala ante una división tan grande como la creada. Y esto precisamente, es lo que unos señores que con tanto ardor están luchando por conseguir la poltrona para sí o para su jefe de equipo deben evitar y para ello, nada mejor que emplear esa virulencia en defensa del buen nombre del Real Betis Balompié y dejarse de una puñetera vez de historias para no dormir.
Por ejemplo, no estoy de acuerdo con lo que Pepe Núñez, Juan Petralanda y Antonio Ruiz escriben en el sentido de que velan porque el Betis no caiga en unas manos que no sean las de Gerardo. Ahí estoy de acuerdo con Alfonso Jaramillo y con su protesta, pues se trata de un desprecio grande a los otros candidatos, pero en lo que no puedo estar conforme es en ese rasgarse las vestiduras del veterano bético trianero porque Pepe Núñez tome partido por un candidato, que no es malo para el beticismo que un hombre que fue presidente tantos años tome opción alguna vez y abandone el cauteloso verlas venir acostumbrado.
Estamos llegando a la línea de meta y quisiera que el nombre de un club tan sevillano como es el Betis deje de deteriorarse con estas peleas de lavadero en que se convirtieron las elecciones. Me imagino que para un bético debe ser grandioso ser presidente del club de sus amores, pero, por favor, moderen sus comportamientos y piensen que para los derrotados en las urnas no va a acabarse el mundo.