León Lasa Múgica, el Betis del recuerdo, de Manuel Fernández de Córdoba
Como ya vimos aquí el pasado lunes se cumplieron 15 años del fallecimiento de León Lasa, el ex jugador y entrenador del Real Betis Balompié.
Al día siguiente del triste suceso en las páginas de ABC el periodista Manuel Fernández de Córdoba evocaba, con su magnífica prosa, la figura de León Lasa y su época. rememorando el partido del 1 de junio de 1958 contra el Jerez, el día que el Betis jugaba su último partido en Segunda División para retornar a la máxima categoría 15 años después.
Tiempos aquellos del gol norte con el marcador como sembrado en medio del graderío dejando ver casi hasta el portal del Instituto de la Grasa, el gol sur con el marcador simultáneo Dardo, los palquitos de preferencia con sillas y perinolas verdes, Benito Villamarín en el palco de una tribuna de preferencia sin voladizo por sombrero, las banderas de todos los equipos ondeando en el pretil que daba a los chalecitos de Heliópolis, tantos béticos que ni cabían y hasta se habilitaron sillas en los márgenes de la yerba, sin más protección que un cordel para delimitar el terreno de juego y bandas de cornetas y tambores dando una vuelta triunfal, con las pancartas de las peñas, antes de empezar un partido en el que el Betis se enfrentaba al Jerez y tenía el regreso a Primera División ya metido en el bolsillo.
En la alineación, un futbolista tan corto de estatura como de letras su apellido, pero con un corazón de gigante, rápido como ninguno, de un juego de ráfaga, más de gamo que del León que llevaba por nombre y que aquel día, si la memoria no me pega un regate, hasta marcó un gol y, como todos sus compañeros, salió a hombros.
Años más tarde, ya en otros tiempos, también volvió a salir a hombros del campo porque consiguió desde el banquillo un ascenso a Primera División, lo mismo que hiciera en aquella campaña del 57-58 y que hoy, al enterarme de su muerte, rememoro casi desde los recuerdos de la niñez para subrayar, en este día negro en verdiblanco, a un hombre, jugador y entrenador, de sonrisa abierta, buen talante y simpatía contagiosa que hizo historia añeja en dos épocas del Betis, De aquel Betis del ayer y ya eterno.