El espíritu de victoria del Betis, de Emilio Vara
Durante gran parte de la década de los años 50 y 60 el periodista Emilio Vara en las páginas del diario vespertino Sevilla comentó y analizó la actualidad verdiblanca en una columna llamada Trazos. Hoy traemos un ejemplo de ello, concretamente del 8 de febrero de 1955, dos días después de que el Betis derrotase 2-1 en Heliópolis al Atlético Tetuán, un partido que ya vimos aquí.
El equipo bético, en la temporada de su regreso a Segunda División tras 7 años en Tercera, jugaba con la obligación de pelear por el retorno a la Primera División. Después de unos buenos inicios en la competición, en los meses de diciembre de 1954 y enero de 1955 el equipo se cayó, y llegaba a este encuentro en la séptima posición de la tabla, mientras que el Atlético Tetuán era segundo tras el Murcia.
Se especuló mucho en los días anteriores al partido con la dimisión o cese del entrenador Francisco Gómez, uno de los grandes protagonistas de la historia verdiblanca tanto en su faceta de jugador, fue campeón de Liga en 1935, como de entrenador, pues devolvió al Betis a Segunda División en 1954.
El texto de Emilio Vara nos aclara algunas de las claves del momento, como es la conversación que Gómez tuvo con sus jugadores previa a un entrenamiento, y en el que el técnico verdiblanco planteó su dimisión ante los jugadores si consideraban que él era el problema.
Un hecho ocurrió en el partido de Heliópolis que merece un comentario: el espíritu de victoria del Betis. Algo muy importante en estos momentos de rumores extraños.
Se había dicho años atrás que había bandos en el equipo del Betis. Y se llegó a decir más: que esa división del conjunto en grupitos era como consecuencia de ciertas declaraciones poco hábiles. Concretamente, consecuencia de unas manifestaciones que hizo Gómez sobre Villota.
Estos rumores llegaron a su punto culminante la tarde del Badajoz, al realizar el Betis el partido más endeble de la temporada. Como consecuencia de esa mala actuación se dijo en la calle que habría novedades en el club… y las novedades que se esperaban era la dimisión de Gómez, en vista de que la su situación ante los jugadores, según el rumor, era poco cómoda.
Pero no ocurrió nada. ¿Por qué? Muy sencillo:
La pasada semana, al comenzar los entrenamientos, Gómez reunió a todos los jugadores en el centro del campo y les habló. Les habló en ese lenguaje suyo, mezcla de catalán y de andaluz, pero sincero, con esa sinceridad y esa honradez con que realiza todas sus cosas, y les dijo:
– Me he enterado que se comenta que están ustedes disgustados conmigo. Para mí antes que todo, antes que mi trabajo, está el Betis. Soy bético y quiero al Club como el que más. Por eso os voy a pedir un favor: si es cierto que están ustedes molestos conmigo y que por esa causa no da el equipo el rendimiento debido, to les ruego que me lo digan ustedes con sinceridad, con la misma sinceridad con que yo estoy hablando, y me marcho ahora mismo. Jamás me perdonaría ser un impedimento para la buena marcha del Betis y no estoy dispuesto a serlo. Así es que ustedes tienen la palabra.
Los jugadores permanecieron en silencio unos momento, y acto seguido uno de ellos, hablando en nombre de todos, le dijo que no era cierto que estuvieran disgustados con él. Que el equipo no rendía todo lo debido porque las cosas no salían bien, pero no porque estuvieran molestos con su entrenador. Y le prometieron que harán todo lo posible para mejorar sus actuaciones en los próximos partidos.
Entonces Gómez, que estaba dispuesto a dimitir, decidió seguir en su puesto.
Con anterioridad a este hecho que me han contado, hablé con un destacado jugador del rumor de los bandos. Y este jugador, admirado y querido por la afición sevillana, me refiero a Barinaga, me desmintió rotundamente que existieran grupitos en el equipo.
Si comparamos todo esto con el rendimiento dado por el equipo el pasado domingo, llegamos a la conclusión de que, efectivamente, eran infundados los rumores que habían circulado sobre el Betis. Ni hay bandos ni los jugadores le están haciendo la guerra a Gómez.
Porque el domingo el Betis jugó con un espíritu de victoria admirable. Y al hablar de espíritu de victoria me refiero, concretamente, a la reacción que tuvo todo el equipo en el segundo tiempo, que fue magnífica. Hasta el punto que ha sido la vez que he visto luchar esta temporada a los jugadores verdiblancos con más deseos y más afán de vencer.
En el primer tiempo las cosas salieron mal. El equipo, prácticamente, no daba una, siendo la iniciativa del Atlético de Tetuán. Pero después del descanso nos encontramos con un Betis distinto. Con un Betis que salió a jugar con alma, con entusiasmo, con coraje, disputándole la pelota al contrario con amor propio, con bríos. Y este Betis que nos hizo olvidar las deficiencias del primer tiempo y que puso todo su empeño para triunfar, mereció con creces su victoria y consiguió además algo tan importante como es demostrar que no hay diferencias internas.
Ahora lo que hace falta es que ese buen deseo de superación y de triunfo se mantenga en las próximas jornadas, porque, vencido el Atlético Tetuán en Heliópolis, el Betis se encuentra todavía en condiciones de aspirar a la liguilla de ascenso.
La posibilidad de llegar a ella está el próximo domingo en La Línea.