La mano dura de Merino
Cada vez que el Betis se queda sin entrenador, y por desgracia son muchas las veces desde el año pasado, se abre el debate sobre qué debe buscar el cuadro verdiblanco. Unos opinan que se necesita un general, mano dura que transmita disciplina a una plantilla para evitar que se acomoden y sobretodo, que se permitan no sudar esta histórica camiseta una vez que la vistes. Otros prefieren un entrenador que juegue bonito, que los divierta, que proponga un fútbol ofensivo y que más que nada, gane. Que haga sentir superior al Betis en una categoría que no le corresponde pero que sin duda es muy difícil.
Juan Merino llegó al Real Betis sabiendo que su objetivo no es fácil. Lo cierto es que ese juego bonito o/y ofensivo aun no lo hemos visto. El partido ante el Llagostera no era propicio para ver más que patadones, ante el Almeria en copa el Betis mostró una inferioridad casi insultante maquillada al final y sin duda, fruto de lo poco que ofrecieron algunos no habituales en su rendimiento y ante el RCD Mallorca, el partido no fue nada fácil, se salió con dos mediocentros de carácter defensivo y hasta la salida de Ceballos no se vio atisbo de ataque en el cuadro heliopolitano.
Sin embargo, aunque no hemos visto ese fútbol al que le está costando llegar este año (y no digamos el anterior), si que hemos podido ver la mano dura de Merino. A su llegada instauró un código interno, como ha reconocido el mismo, que se está cumpliendo bien, lo cual deja clara su idea de disciplina y además ha demostrado no casarse con nadie.
Nada más llegar, dejó en el banco a un Matilla cuyo rendimiento este año ha sido poco y a ráfagas. Le dio una oportunidad en copa para que se reivindicara y el mediapunta la desaprovechó, con lo que este fin de semana vuelve a salir de la convocatoria. Lo mismo ocurrió con Perquis, que ya había salido del once con Velázquez. Su flojo rendimiento en copa hace que vuelva a quedarse fuera de la convocatoria y sea Caro el que tome la delantera como tercer central del equipo. Dio oportunidad a Chuli, que no convenció y debería buscar cuanto antes otro destino y a Casado, otro de los que ya era descartado por Velázquez y cuyo rendimiento no invita a pensar que la salida de la convocatoria sea accidental.
Pero no solo hay que tener mano dura para «castigar» a quienes no rinden. Hay que ser consecuente y premiar a los que responden a esa exigencia. De esta forma, Jorge Molina, al que dediqué un artículo la semana pasada en el que situaba por delante de este a Rubén Castro y Rennella en la delantera del Betis, se ha puesto las pilas y su rendimiento los minutos que tuvo en copa y liga lo han llevado de nuevo a la convocatoria, cosa de la que personalmente me alegro mucho.
Así mismo, aunque Ceballos se quedó fuera el último partido, su papel en los minutos que tuvo deberían llevarlo de nuevo al once. Varela sigue contando en el lateral y Cejudo, que no estuvo a buen nivel ante el Mallorca se queda fuera, si bien está propiciado por las molestias que viene arrastrando. Fabián, canterano del que algunos hablan más que bien, será su sustituto en la convocatoria. De esta forma el técnico demuestra que no le tiembla el pulso en tomar decisiones, mirando únicamente al bien del equipo y no en respuesta a los diferentes egos que pueda haber en el plantel. Esto podría traer descontentos en algunos miembros de la plantilla, pero demuestra que, al menos en lo deportivo, el Betis está siguiendo un único camino, el del rendimiento. Puede que falten muchas cosas, tanto a nivel institucional, como estructural y que el juego no sea el que muchos querríamos ver (al menos de momento), pero bajo el punto de vista de quien escribe estas palabras, es el camino acertado.
Noticia por Jorge M. González
Apasionado del fútbol internacional y Social Media Manager. Me gusta seguir ligas extranjeras y a las jóvenes promesas de todo el mundo. Sígueme en twitter para compartir afición: @jorgegonex