Alianza de Lima y Colo Colo, un sólo corazón
En 1987 la tragedia aérea de Ventanilla asoló al club peruano Alianza de Lima, falleciendo todos los jugadores de la primera plantilla y el cuerpo técnico. El club terminó el campeonato alineando jugadores juveniles y también 4 jugadores prestados por el equipo chileno Colo Colo.
Desde entonces la hermandad entre estos dos clubs y sus dos aficiones traspasa las siempre complicadas relaciones y fronteras entre Perú y Chile.
Del interesante blog Desde la galera, dedicado a relatos de la historia del fútbol, tomamos esta apasionante narración
Las relaciones entre Perú y Chile durante los últimos 130 años no han sido las más prósperas. Una infausta guerra, que desgarró miles de familias tanto allá como acá, sirvió para enemistar a dos países que nacieron como hermanos. El poder político y el poder económico de ambos lados hizo que los pueblos, en Lima, Arequipa, Santiago o Concepción, se enfrascaran en un trágico enfrentamiento que al final sólo benefició a los intereses de los más poderosos, manteniendo a los más humildes, a un lado y a otro de la frontera, en la misma y eterna pobreza, y les impusiera un odio mutuo que se ha mantenido durante el tiempo sin tener el más mínimo sentido.
Sin embargo, y aunque suene a frase cliché, el fútbol une y por más enemistad, antipatía, rencor u hostilidad exista, siempre habrá un motivo que utilice el balompié para hermanar a quienes parecen irreconciliables. Este es el caso de Alianza de Lima y Colo Colo.
Ni que el azar se hubiese coordinado para hacer a sus historias más comunes que muchas otras, ambos clubes nacieron al alero de gente humilde. El “Cacique”, formado por el espíritu revolucionario e inconformista de sencillos profesores. Y “Los Íntimos”, fraguados en respuesta a la exclusión que vivían los negros, mestizos y pobres en la tierra de los Incas. Ambos, representantes puros y genuinos del alma de sus respectivos pueblos.
Sin embargo, hay un hecho que forjó para la eternidad la hermandad de estos dos cuadros, y que se erige hasta hoy como una de las muestras de apoyo y fraternidad en la historia del fútbol mundial: “La Tragedia de Ventanilla”.
1987 se presentaba como el año preciso para que Alianza de Lima volviese a recuperar el sitial de honor que había extraviado durante el último tiempo en el fútbol peruano. Tras nueve años de fracasos, donde, y además debió soportar que sus eternos rivales, Universitario y Sporting Cristal, se coronaran campeones, el elenco “íntimo” había conformado un plantel de jerarquía para pelear el Campeonato Descentralizado y volver a gritar campeón.
Y en esa dirección iba, pues en la fase final del torneo se encontraban como líderes, producto de 10 victorias, 4 empates y tan sólo 3 derrotas, hasta que sobrevino la tragedia.
El 8 de diciembre de aquel año, los blanquiazules debieron viajar a la Amazonia peruana para enfrentar a Deportivo Pucalpa. Llegaron a la selva, jugaron y con solitario gol de Carlos “Pacho” Bustamante, sellaron una importantísima victoria que los mantenía firmes en el liderato del Descentralizado de aquel año. Tras eso, y para regresar de inmediato a Lima, los “íntimos” contrataron un charter de la Marina de Guerra del Perú para que los llevara de vuelta. Todo bien hasta ahí, sin embargo, cuando la nave estaba a minutos de aterrizar, la torre de control perdió todo contacto con ella. Y no volvió a recobrarlo.
Intentando aterrizar, el piloto del Fokker F-27, había perdido el control de la máquina y tras un choque del alerón con una montaña del sector, se había precipitado al mar en la localidad de Ventanilla, algunos kilómetros al norte de Lima. El fatídico accidente dejaba un saldo nefasto de 43 personas, entre las que se contaba el primer equipo completo de Alianza de Lima, el cuerpo técnico de los “Grone”, el trío referíl que había impartido justicia en el partido en Pucalpa. Cuatro dirigentes y ocho barristas, más siete integrantes de la tripulación. Solo el piloto se había salvado con vida.
La tragedia prontamente dio la vuelta al mundo. Bobby Charlton, insignia del Manchester United y que había sobrevivido a un accidente aéreo donde murió gran parte del plantel de los Diablos Rojos, se mostró conmovido y le envió todo el apoyo al club limeño. Peñarol, que disputaría la Copa Intercontinental, y en honor a los fallecidos, jugó su encuentro ante el Oporto con crespones negros.
No obstante, el gesto más hermoso fue el de Colo Colo, elenco que, conmovido por la tragedia, ofreció a los “íntimos” cuatro jugadores (un arquero, un defensa, un mediocampista y un delantero) para que pudieran reconstruir el equipo y seguir luchando en lo que quedaba de campeonato, además de ofrecer un partido amistoso a jugar en Matute para recaudar dinero que fuese en ayuda de las familias de las víctimas.
Así, el portero José Letelier, el defensa Parko Quiroz, el volante Francisco Huerta y el ariete René Pinto, cargaron sus maletas y partieron a derrochar apoyo y hermandad a Perú para defender los colores de Alianza de Lima. Desde ese preciso instante, la historia de ambas escuadras se fundía en una unión inquebrantable y duradera.
Las muestras de cariño para los colocolinos que partieron a solidarizar con el club hermano no se hicieron esperar. Recibidos como figuras, se fueron metiendo, a punta de esfuerzo, en el corazón de la fanaticada blanquiazul, convirtiéndose en héroes ante tan hermoso gesto.
Hoy, la amistad que une a ambas escuadras es envidiable. Común es ver en las galerías de Matute a más de un hincha con la enseña de Colo Colo. Y en varias ocasiones han sido los hinchas del “Cacique” los que han ido a apoyar en masa a Alianza de Lima cuando visita Chile. Una relación fecunda que se ha plasmado incluso en un muro en las cercanías del Estadio Alejandro Villanueva de Lima, donde y en medio de los escudos del “Popular” y de los “Íntimos”, se puede leer “Un Solo Corazón”.
Así, la cruenta desgracia, que significó dolor y llanto, sembró una semilla de hermandad que traspasó las rencillas del pasado, superó el paso del tiempo y vinculó para siempre a dos instituciones fieles representantes de sus respectivos pueblos.