Aquel hombre que espera, de Alberto Fabián Montagna
Aquel domingo, Juan Carlos, se levantó más temprano que de costumbre. En la casa todos dormían aún. Salió sin hacer ruido de la habitación y se dirigió al baño. Entró, prendió la luz y se puso a orinar, después se lavó la cara. Ya un poco más despabilado, preparó las cosas para afeitarse. Se arregló…